Cada día, y como debería ser, nos preocupa más la salud, aquella que siempre ha estado en el centro de nuestras vidas. Existen factores externos que influyen en ella (para bien o para mal) y no podemos controlar. Pero lo positivo es que existen otros muchos que, por el contrario, sí podemos controlar.
Sentirse más saludable suele ser un gran motivo para seguir haciendo cosas que realcen nuestra imagen, cuidado y bienestar. Cuando estamos sanos, queremos más, vernos mejor, progresar… ¡La salud es nuestro motor! Cada vez somos más conscientes que nuestra salud, en gran parte, está en nuestras manos, en pequeñas decisiones del día a día: desde cómo nos alimentamos, cuán sedentarios somos, las rutinas que hacemos y… ¡en cómo nos mimamos a nosotros mismos!
Una forma de mimarnos es la cosmética. Llegó para quedarse. En el año 2023, el mercado de la cosmética moverá 800.000 millones de dólares. Pero, si hay una tendencia imparable, entre los jóvenes que se van incorporando al mercado laboral (los nuevos consumidores) es que están apostando por las actividades deportivas, la comida saludable y productos bio. Tal es así que la cosmética natural no sólo ya representa 37.000 millones de dólares en el mercado global sino que, además, crecerá en más de 10.000 millones en los próximos años.
La sensibilidad por lo saludable, lo natural y lo sostenible es una realidad. Imparable. Con un mercado sólido. Unos clientes exigentes. Y quieren identificarse con marcas que les escuchen.
La cosmética está presente en muchos ámbitos de nuestro cuidado: ante el acné, la piel maltratada, seca, mal hidratada, las bolsas en nuestros ojos (ojeras), manchas solares, cabello seco y desgastado, uñas en mal estado, y así podría seguir…
La cosmética es una gran aliada para nuestra salud; tendemos a asociarla a belleza, estética o asuntos ‘poco profundos’. Pero no, la cosmética se encuentra en plena ebullición de innovación: en ingredientes, en tratamiento, en las posibilidades para el cuidado de nuestro cuerpo, en la prevención de enfermedades, en definitiva, en la salud integral de nuestro organismo. Salud para nuestra piel (el órgano más grande de nuestro cuerpo), cabello, uñas e, incluso, como tratamiento y prevención de diversas enfermedades.
Cuidar nuestro rostro, nuestro cutis, nuestro contorno, nuestro cabello, para acompañarnos día sí y día también, ya sea por la mañana como por la noche… se puede convertir en una forma de mejorar nuestra salud.
La cosmética que me apasiona, con la que me identifico, es aquella que uso en mi día a día: es la cosmética natural, sin químicos ni artificiales. Obtenida directamente del animal, planta, mineral o microorganismos.
Lo Bio o Eco en cosmética natural
La cosmética natural reúne todos los requisitos para alcanzar o complementar nuestro ansiado bienestar, o al menos así lo considero tras estudiar profundamente este tema. Y, además, como indicaba arriba, es una tendencia imparable. Esta cosmética natural está constituida por:
1.- Sustancias neutras, algo positivo para evitar riesgo de alergias o rechazos.
2.- No se utilizan animales para realizar los tests: “No testado en animales”
3.- Cosmética sostenible ambientalmente. Esto es algo primordial y fundamental. Yo me cuido y no contribuyo al deterioro de mi entorno… y eso no se puede decir demasiado a menudo, como sabes.
4.- La elaboración de estos productos cada vez es más sofisticada, requiere de mucho conocimiento (científico y tecnológico) y la innovación está al servicio de nuestra salud y nuestro planeta. No por ser naturales esta cosmética es obsoleta o ajena al progreso, más bien al contrario.
Aunque no lo parezca, normalmente, el proceso de obtener la materia prima es muy complejo, incluso costoso. Con un cuidado exhaustivo de esterilidad, seguridad y ensayos científicos y de calidad. Hay mucha ciencia y biotecnología detrás de gran parte de la cosmética natural y económica.
La cosmética natural es mucho más que un simple ingrediente: es un proceso que nace de una semilla, o de un microorganismo, y termina con el embalaje. Cada parte es compleja, con procesos científicos, mucho conocimiento y, en cada fase, se va aportando mucho valor.
Además conlleva esos valores que busco cuando elijo una marca: autenticidad, calidad, esfuerzo, confianza, mimo al cliente.
Sellos de Calidad
La cosmética natural tiene sus propios sellos de calidad. Además, de los sellos Bio, internacionalmente es muy reconocido el sello Natrue, que consta de 3 estrellas:
– Una estrella cuando la cosmética es natural.
– Dos estrellas, cuando además de natural es parcialmente ecológica.
– Tres estrellas, cuando es al 95% ecológica y natural.
Otras certificaciones europeas de gran impacto son la CosmeBio (Cosmos natural y orgánica), Vegan (no creado por ningún elemento animal) o la Biovidasana.
Las certificaciones y sellos son una muestra de que los procesos están muy medidos, controlados y que, al mismo tiempo, cumplen con una normativa, se aseguran de que los productos tienen lo que dicen que tienen. Por eso, lo natural también es calidad, como también es ciencia, como también es salud.
Las ventajas de la innovación en este campo consisten en que existen muchas opciones para todo tipo de pieles, se adaptan cada vez más a mayores problemáticas y necesidades específicas y singulares de cada persona —se puede personalizar de forma muy efectiva—.
Ya sabemos los beneficios del uso de la cosmética personalizada pero nunca debemos olvidar que además de eso, es necesario para conseguir resultados mantenernos hidratados y beber al menos 2 litros diarios de agua: el elixir de nuestra piel. Llevar una dieta equilibrada rica en fruta, verdura, cereal, evitando los azúcares, grasas y sal.
A lo largo de nuestra vida, hay un acompañante que viaja con nosotros siempre. Él es nuestro cuerpo, al que si no le dedicamos tiempo y cuidado necesario nuestra vida será más o menos larga o menos satisfactoria de lo que podría ser.
¿Todavía piensas que no vale la pena?
Acabo como empecé: ¡MÍMATE!
Autora: Teresa García
Bio: tessastreetlife.es/bio/
Instagram: @tessa_streetlife_for_authentic
Lecturas relacionadas: