¿Hasta qué punto ser positivos es reprimir de nuestras emociones? ¿Por qué voy a ser positiv@ si me acaban de echar del trabajo o me acaban de abandonar? «Lo que me apetece es llorar y amargarme, y no autoengañarme pensando lo bonita que es la vida», me decía una amiga el otro día.
Pues esta (corta) historia que estoy a punto de contaros será el pretexto que me sirva para explicaros que sí, que podemos ser positiv@s SIN reprimir nuestras emociones.
«Un día en mi trabajo a media jornada el supervisor me dijo que el jefe quería hablar conmigo. Me pilló por sorpresa, así que estaba un poco preocupada. Todo había ido tan increíblemente bien estas 2 últimas semanas que lo único que quería era mantener mi maravillosa tranquilidad.
Pero cuando llegué a su despacho, sabía que todo andaba mal. Mi estómago se zarandeó y mi corazón comenzó a encogerse mientras pronunciaba las palabras: «Estamos recortando puestos de trabajo así que no vamos a necesitar más de tu presencia». Podía sentir mi cuerpo marchitarse. Como una flor que acaba de ser colocada en el medio del desierto sin agua ni árboles a la vista. Podía sentir las lágrimas a punto de salir, pero las aguanté y mantuve la postura.
Mientras conducía a casa y le contaba a mi novio, amigos y familia lo que había pasado me di cuenta de que seguía manteniendo esa postura. Sin llorar. Sin lagrimas. Era muy raro porque hace un año lloraba cada vez que me sentía un poco agobiada o estresada.
Al día siguiente compartí de nuevo la mala noticia con algunos amigos y en ese momento fue cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo: cada vez que la tristeza me sobrevenía, la negaba haciendo un comentario como: «Pero esto es bueno porque…», «Bueno, lo bueno que tiene es que…». Estaba reprimiendo mis emociones con pensamientos insistentes que me decían que me centrara en lo positivo.
En un mundo donde la positividad de la nueva era se está extendiendo en las secciones de autoayuda de cada librería del mundo, puede ser fácil que acabemos atrapados por la mentalidad del positivismo y acabemos reprimiendo nuestras emociones. Y en la represión de nuestras verdaderas emociones acabamos perjudicándonos a nosotros mismos más de lo que lo haríamos si simplemente las hubiéramos expresado desde el primer momento. Sin embargo, y al mismo tiempo, la positividad no es mala. Intentar ver el lado bueno de las cosas nos ayuda a reducir el estrés y realizar todas aquellas cosas que no habríamos sido capaces de hacer desde el mal humor y la negatividad».
¿Entonces cómo podemos encontrar un equilibrio para una mentalidad positiva sin dejar de ser fieles a nuestras emociones?
Cuando la emoción surge, ¡simplemente déjala salir! Sí, hay algunas circunstancias en las que puede que tengas que esperar un poco, pero asegúrate de dejarlas salir. Si sientes una oleada de tristeza apoderándose de ti, llora. Si necesitas hablar acerca de tus sentimientos, compártelos con alguien de confianza.
No te digas «Mira el lado bueno de las cosas». No te obligues a centrarte en todas las cosas positivas. Simplemente acepta el sentimiento que estás experimentando y permítete soltarlo. Te darás cuenta que te sentirás mejor al hacerlo.
Cuando los sentimientos se sienten «despejados» te hablan de una forma más amable y positiva. Si has perdido tu trabajo, dite a ti mism@ a lo largo del día: «Soy capaz de encontrar otro mejor», «Puedo encontrar algo aún más satisfactorio».
Si acabas de pasar por una ruptura: «Soy dign@ de una relación de calidad», «Voy a crear relaciones sanas y felices en mi vida». Cambiar los pensamientos negativos y catastróficos a otros más poderosos nos ayuda a transformar nuestra energía de negativa a positiva.
Muchos autores ya nos dicen que ser positivos y tener una actitud positiva nos ayuda a obtener más de la vida. A las personas les atrae la energía positiva y es la positividad la que nos ayuda a mantenernos motivados para seguir haciendo lo que tenemos que hacer. Recuerda que algunos sentimientos permanecerán, ¡y eso está bien! Incluso si crees que has llorado ya todo lo que necesitabas o has hablado al respecto lo suficiente, tus sentimientos pueden persistir. Siempre experimentarás tristeza, preocupación, alegría, enfado, y así un largo etcétera. Pero es parte del ser humano. Sentir. Así que acuérdate de reconocer y aceptar esto.
Todos somos humanos, y por consiguiente, todos tenemos nuestros momentos difíciles y de bajón. La clave para lidiar con ellos es aceptar lo que estás sintiendo y trabajar conscientemente para dejarlos salir. Eres tú quien tiene control sobre ellos, y no al revés.
«Soy más fuerte gracias a lo tiempos difíciles, más sabio debido a mis errores, y más feliz porque he conocido la tristeza».
Yo como siempre te espero en la próxima. Un gran saludo y un abrazo, Andrea.
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