Deshidratación en niños

Aprende a conocer los síntomas de la deshidratación en los más pequeños

La deshidratación se produce como consecuencia de una pérdida excesiva de fluidos que impide un funcionamiento adecuado del organismo.
Puede ocurrir por diversas razones como por vómitos, diarrea, sudoración excesiva, no beber suficientes líquidos o por una combinación de estas condiciones. También puede ser debido a la exposición prolongada a altas temperaturas, a una radiación solar directa y a una humedad alta o al ejercicio físico. Ciertas enfermedades como la fibrosis quística o la enfermedad celíaca, que afectan a la absorción de los alimentos, pueden causar deshidratación.
Aunque en la mayoría de los casos, la deshidratación es causada por infecciones virales y en niños pequeños pueden llegar a ser graves.
La administración adecuada de fluidos suele ser suficiente para asegurar la recuperación completa de los niños con deshidratación, aunque no siempre es así.

Causas de la deshidratación en niños
Los niños tienen un mayor riesgo de deshidratación.

La deshidratación es más probable que ocurra en bebés y niños pequeños que en niños mayores o en adultos debido a que los cuerpos pequeños son capaces de almacenar menos fluidos y de perderlo más rápidamente.
Además, los niños tienen un área de superficie corporal mayor en relación con su peso que un adulto, lo que significa que el riesgo de deshidratación de un niño es mayor que en un adulto.

Los efectos de la deshidratación pueden ser serios, y en ocasiones incluso fatales, ya que pueden desencadenar convulsiones, insuficiencia renal, coma e incluso la muerte.

¿Cuáles son los síntomas de la deshidratación?

La sed no es uno de los primeros signos de deshidratación. Cuando aparece la sensación de sed, el niño ya ha perdido un 2% de su peso corporal. Es importante estar atento a estos síntomas asociados a una pérdida excesiva de líquidos por vómitos o diarrea, o si el niño se niega a comer o beber. Algunos de los síntomas que indican deshidratación en niños son:
  • Ojos hundidos.
  • Disminución de la frecuencia de micción (pañales secos).
  • Puntos hundidos en la zona de la fontanelas de la cabeza.
  • Ausencia de lágrima al llorar.
  • Boca seca y/o pegajosa.
  • Disminución de la actividad física.
  • Mayor irritabilidad.

¿Qué hacer en caso de deshidratación de un niño?

En caso de deshidratación se deben reemplazar los líquidos corporales a niveles normales. Cómo se restauren estos líquidos va a depender de la edad del niño y de la causa que ha provocado la deshidratación.

La deshidratación leve se puede tratar en casa, pero siempre se debe consultar a un médico en caso de que los signos de deshidratación no remitan o empeoren. Sin embargo, si la deshidratación va de moderada a severa puede ser necesario restituir los líquidos perdidos por vía intravenosa.

Una de las formas más comunes de deshidratación en los niños es la que se produce como consecuencia de los vómitos y las diarreas que causan las infecciones virales. En este caso la primera medida que se debe adoptar es garantizar un aporte adecuado de líquidos para reponer los que se hayan podido perder como consecuencia de la infección. Para ello, existen muchos productos en el mercado con los que se pueden reponer los líquidos perdidos y que están diseñados para reemplazar no solamente los líquidos sino también azúcares y electrolitos. Su médico le asesorará sobre el producto más adecuado en cada caso.
Las bebidas deportivas o los zumos no son una buena opción, ya que en realidad pueden hacer que el niño empeore. El alto contenido en azúcar de las bebidas deportivas, zumos o refrescos pueden causar una diarrea más severa, y un aumento de la deshidratación del niño.
El niño debe dar pequeños sorbos cada pocos minutos, y aunque parezca que vomita todo lo que se le da, generalmente siempre consigue retener una pequeña cantidad de líquidos. Dar trocitos de hielo pueden ser una buena opción para los niños que no pueden beber sin vomitar. Si el niño está siendo amamantado, puede continuar con la lactancia durante la enfermedad.
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