¿Alguna vez sientes que te consumen los problemas y el estrés? En la mayoría de los casos esos sentimientos son causados por pensar demasiado. Al igual que estás leyendo esto ahora mismo, haz una pausa y expande tu conciencia más allá de tu ordenador, tablet o teléfono…¿cuál es la realidad de este momento?
Tú estás ahora mismo leyendo, y hay un montón de tareas que pretendes hacer en ese mismo ordenador, sí…pero también está tu cuerpo. ¿Cómo lo sientes? Hay un área alrededor tuya, tal vez incluso hay algunas personas. Hay una naturaleza cercana a ti.
Eso está todo en nuestras cabezas, pero todo es fantasía.
La realidad en este momento concreto es que estás bien. De hecho, mejor que bien: hay tantas cosas que agradecer en este momento.
Y precisamente ahí están las particularidades del momento que sólo existen en estos momentos, en este momento, ahora. La combinación de sonidos y colores, formas y olores que te rodea ahora mismo nunca existirá de nuevo. El minuto que acaba de pasar ya nunca volverá. Nunca.
Tú mismo estás cambiando todo el tiempo.
La persona que eres ahora es diferente a la que eras antes de leer este artículo. Y antes de leerlo eras diferente a cuando te despertaste esta mañana. Porque las cosas han interactuado contigo para cambiarte de una pequeña (o gran) manera. Así que el que existe ahora va a cambiar en un momento a raíz de las particularidades del momento siguiente. La persona que eres en este momento nunca volverá a existir.
Este es el constante cambio, tu naturaleza pasajera. Y realmente cada cosa a tu alrededor está cambiando constantemente también, pero a veces de maneras menos obvias.
Todo el mundo a tu alrededor está cambiando.
Cada momento es una instantánea del fluido de entidades no permanentes que cambian, que interactúan entre sí. Esa es la realidad de este momento. No te la pierdas. Esta conciencia está a tu disposición todo el tiempo. A lo largo del día, cuando te empieces a perder en tus tareas y don miedos esté asomando pregúntate: «¿Cuál es la realidad de este momento?»
Lecturas relacionadas:
Genial!!!, me encantan todos tus articulos
Hice el ejercicio propuesto y me vi tal cual soy y mis circunstancias. Tengo serias razones por las que sentirme con una enorme frustración después de una pérdida que fue revolucionaria ( revolución significa «cambio de estructuras» en ese sentido cuadra con la situación vivida pero vigente siempre latente) que marcó un antes y un después con muchos «nunca más» de la mano y gran dolor que logré aceptar. Aceptar no es resignarse sino lograr tolerar bien lo que no se puede cambiar.
Pero aunque aceptado como quien ha sufrido una lesión y queda con una lesión limitante la vida no es completa pro tampoco termina y hay motivos para seguir agradecer y disfrutar. Quien tiene un hijo y de este llega el momento de recibir al primer nieto para pasar de la condición de madre ( que nunca deja de tenerse) a agregar la de abuela es un regalo que la vida da y algo que se disfruta lo máximo dentro de lo posible. Por otra parte desde el punto de vista material no hay nada de que quejarse y eso también es de valorar y agradecer. Todo esto cuando además se es consciente de lo que pasa y ocurre en lugares del mundo donde está instalada la violencia de la guerra, de dictaduras impuestas por iniciativa de un desequilibrado mental, de que existe uno de los países más influyentes del mundo en manos de un belicista homofóbico incapaz, que hay gente desesperada que se arroja al mar con dos opciones, salvarse o morir y ni hablemos de tantas miserias humanas que se están dado en este mismo momento en que se escribe este comentario hacen que uno se sienta sin derecho ni autoridad moral para quejarse.
Llevar un dolor crónico no impide reconocer y agradecer.
excelente material,felicitaciones
Gracias Ana! 🙂