El equipo de Euroresidentes me ha solicitado unos artículos sobre el delicado proceso de cómo entrar en la tercera edad con gracia y sin sufrir un ataque de pánico.
Esto es un tema cercano a mi corazón. Tengo setenta y cinco años. Me jubilé hace casi diez años después de vivir una vida laboral activa y llena de acontecimientos.
El estado de mi salud durante toda aquella época fue bueno, y lo peor que tuve que afrontar fueron algunos ataques recurrentes de Hipocrondría. Mis temores ante alguna enfermedad terminal afortunadamente siempre resultaron no tener ningun fundamento. Hasta hace poco. En los últimos tres años, he tenido que someterme a dos cirurgías de corazón y después de eso, radioterapia para tratar a un cáncer de próstata. Con buenos cuidados médicos, en Inglaterra y en España, junto con la comprensión sosegada de mi querida familia, vivo bien. Pero me sigue fascinando este extraño asunto que es envejecer.
Hay momentos en los que quiero gritar «¡SOCORRO! ¿Que le ocurre a mi cuerpo?» (y mi mente, que también forma parte de mi cuerpo). Si esto le suena familiar – ¡Hola!, siga leyendo.
La versión inglesa de este blog (Ageing) está estructurada de tal forma que utilizo el marco alfabético para clasificar una lista de hechos, consejos e ideas relacionados con el envejecimiento. «Una Guía ABC sobre Salud para Personas Mayores«. Tal vez suene un poco pretencioso por mi parte, pero lo hago porque esta estructura me ayuda a organizarme.
No tengo ningunos conocimientos médicos más allá de los que encuentro investigando en Internet y libros. En este sentido, todas las ideas que aparecen en mis artículos serán solamente mias y, como tal, carecen de toda autoridad excepto mi propia comprensión de la situación y experiencias personales.
Mi objetivo es contar los hechos e identificar experiencias que pertenecen a la mayoría de nosotros cuando empezamos a envejecer. Admiro a aquellas personas mayores que dicen «Soy tan joven como me siento«, pero la verdad es que muchas veces nosotros no nos sentimos para jóvenes. Envejecer es más que sentir: exige un grado de realismo sobre el declive, pero también un reconocimiento de las nuevas perspectivas que ofrece la tercera edad.
Sus comentarios serán muy útiles para aquellos que podrían leer esto. Así que, por favor, si considera que tenga algo que decir o compartir, envíenos su aportación, haciendo «clic» en comentarios al pie de cada artículo.
Y aunque Envejecer se dirige sobre todo e un colectivo de personas con una cierta edad avanzada, espero que otras edades también podrán leer, disfrutar y compartir. Porque, y lo lamento mucho, tarde o temprano, ¡esto nos ocurre a todos!
Bryan
He cumplido 60 años, y para mí ha supuesto un trauma. No hay nada como ser joven, todo lo demás son cuentos. Hay muchísima gente que muere joven, y ello apunta a la idea de una «necesaria reencarnación».La muerte no existe, y la vejez es una simple experiencia para nuestra evolución.
Tal y como señala la filosofía budista, ignoramos nuestra propia naturaleza(somos inmortales).Cuando contaba 13 años de edad(1958), tuve una extensa experiencia en el umbral de la muerte: en la difícil etapa de la vejez, todos nuestros problemas fisico-mentales son originados por nuestra «carrocería» vieja y gastada.La «muerte» no es el fin sino un retorno a la juventud: una «nueva primavera». Lo principal es procurar hacer el bien y tener la conciencia tranquila.Religión no significa espiritualismo. Un abrazo.
Gracias Carlos. Me gusta mucho la idea de «una nueva Primavera» y sus reflexiones me resultan muy interesantes.
Bryan.
hola, soy una chica mexicana, tengo casi 23 años un hijo de 3 y otro por llegar, lei este articulo y me parecio muy bueno, mis abuelos son mi mas grande tesoro ella tiene 81 y el 91 vivien solos en un pueblo cercano a la ciudad y los admiro tanto por su gran valor a envejecer… estan perfectamnete bien de salud y no utilizan lentes ni baston, cuando los veo me siento tan orgullosa de ellos pero me da un terror llegar a esa edad siento q es una etapa muy dificil y yo quisiera tener suficiente valor para que si llego sea algo tranquilo.
«La otra noche vi la Eternidad,
semejante a un gran Anillo de Luz pura e infinita, tan serena como brillante».
Henry Vaughan
En el mes de septiembre de 1958 contaba 13 años de edad, mis padres y mi hermano se ausentaron unos días de viaje para visitar en Bruselas la Exposición Internacional («Expo»), mientras mi hermana y yo nos quedamos solos en casa.
Una noche de aquellos días, al rato después de cenar, entré en mi dormitorio y me metí en la cama, cerré la luz de la lámpara de la mesa de noche y, en el preciso instante en que me tendí y apoyé la cabeza en la almohada, sentí que de repente me encontraba totalmente paralizado y como si mi cabeza se hundiera en ella, y al mismo tiempo, en mis oídos atronaba un molesto y estridente ruido o zumbido. Acto seguido, me vi velozmente impulsado hacia abajo, como si fuera engullido por un embudo, torbellino o desagüe, y como si mi cuerpo disminuyera rápidamente de tamaño, y sin aparentemente perder mi posición yacente, atravesé el colchón, el somier y el suelo de la habitación. El zumbido chillón había cesado, y con la permanente sensación de que yacía reclinado horizontalmente, me encontré repentinamente en el fondo de lo que me parecía un profundo pozo, donde me rodeaba una intensísima oscuridad. En aquel lugar, donde reinaba el más absoluto silencio, me llegó, y asumí, y como en forma de un mensaje o esclarecimiento telepático, la convicción absoluta de que «había muerto». Sin embargo, no sentía ningún temor ni sensación de desamparo o soledad, y nunca olvidaré el indescriptible y agradable bienestar que producía el encontrarte en un estado en el que no tienes necesidad de respirar. Entonces, a lo lejos y algo a mi derecha de aquella profunda y negra oscuridad, vi algo; la aparición repentina de una diminuta llama blanca plateada que se acercaba con vivo e inquieto movimiento, y al agrandarse, se detuvo ante mi guardando cierta distancia. Era una entidad con identificación humana, energéticamente luminosa, llena de vida. Su contorno parecía que estuviera en temblorosa ebullición, y su uniforme luminosidad blanca no iluminaba el negro entorno. Allí había un rostro, pero su contemplación o percepción visual sólo parecía adivinarse. En algún momento, la intensidad energética que envolvía aquel enigmático ser parecía disminuir, o tal vez era mi visión no acostumbrada. Me contemplaba en el más absoluto silencio. Mi mentalidad infantil identificó aquel ser como un «ángel». A pesar de encontrarme inmóvil en aquel lugar, era consciente de que a cada momento transcurrido me alejaba cada vez más de mi mundo, de mis padres y hermanos, y ello despertó en mis pensamientos un sentimiento de preocupación, y fue precisamente en aquellos instantes cuando el «ente luminoso», y sin duda captando telepáticamente mi inquietud, hizo un movimiento, momento en el cual me pareció ver en aquel rostro unos ojos muy abiertos y de intensa mirada. Entonces, y como si permaneciera tendido en una camilla invisible, me vi elevarme impulsado a extraordinaria velocidad a través de un estrecho túnel o pozo vertical, y cuyas paredes parecían compuestas de gran cantidad de fulgurantes pequeñas «piedras» luminosas de colores. Mi cuerpo dio una tremenda sacudida sobre la cama, al tiempo que escuchaba un trueno ensordecedor, entonces grité incorporándome, recuerdo que sentado en la cama me encontraba tranquilo pero muy impresionado. Mi hermana desde su habitación oyó mi grito, abrió la puerta, y accionando el interruptor que había junto a ésta, me preguntó: -¿Qué te ocurre?, yo la miré sin saber qué decir, y finalmente me atreví a preguntarle: -¿No has oído un trueno?, -No…, me respondió, -has soñado…
Lo realmente extraordinario, es que a pesar del tiempo transcurrido, recuerdo «aquello» como si me hubiera ocurrido ayer, la pasada noche.
Fascinada estoy leyendo esta página, aunque ya hace un año de su publicación no puedo ignorarla, soy Argentina de 48años, vivo aterrada pensando en la vejez y la muerte. Leo, busco material, lloro un poco, en fin, esas cosas que hace la soledad y la cercanía de tener los 50″».- despues de leer el relato de Henry en su experiencia cercana a la muerte también creo haber sentido ese sacudón y otras cosas sin poder recordar más.Muy triste es la vejez, dígase como se diga, la gente no ayuda, los jóvenes se ríen de una, no todos pero muchos. Soy la mujer que no quiere envejecer, que llora a diariom que se deprime un día y tiene 25años al otro, me estoy volviendo loca.-
Gracias
Hola anonimo y gracias por contactar con nosotros. No está sola – muchas personas se preocupan ante la posibilidad de envejecer. ¡Pero es todavía muy jóven! Lo que yo intento decir en mis artículos es que no se puede negar la edad (¡es consecuencia de ser vivo!), pero sí se puede administrarla. E incluso puede ser divertido. Llena su vida con cosas y actividades que disfruta, y busca la compañía de personas que le comprendan y le quieran. Sin duda no se está volviendo loca. Simplemente viaja hacia un sitio donde todos tenemos que caminar, y no hay nada que temer. No se desespere. Saludos cordiales.
Bryan.
Querida «argentina aterrada», hacía tiempo que no conectaba con la interesante página de Bryan, en la que nunca había participado hasta hoy; deseo aclararte, si no me equivoco, que la persona que relata su experiencia cercana a la muerte no es «Henry» (Henry Vaughan) sino un catalán que reside en Gerona y que relató su caso en una tertulia en un Café del Paseo de Gracia, de Barcelona, donde habían unas siete u ocho personas hace ya varios años. Le conocí aquella tarde y desde entonces nos une una buena amistad. En agosto coincidímos en la Costa Brava y me comentó que a él, que actualmente debe tener mi edad, unos 62 o 63 años, tambien le preocupa la vejez, la soledad y sus repercusiones, pero no la muerte. El me convenció de que la muerte es una liberación, un cambio, y ello siempre me ayuda en momentos de inevitable angustia existencial. Por otra parte, Henry Vaughan era un poeta del siglo XVII y autor del fragmento del poema que encabeza el relato de la experiencia de mi amigo gerundense. Deseo felicitar a Byan por esta página de internet.
A mi modo de ver, la vejez puede ser para algunos un «purgatorio», donde surgen problemas de salud que repercuten en la mente, y uno, al mirarse al espejo, puede sentir inevitable añoranza por el pasado, por la juventud de que un día disfrutó. Actualmente tengo 70 años, y a mi me impactó mucho el mensaje filosófico mostrado en la película «Muerte en Venecia», y su hermoso final, donde el protagonista, que representa al atormentado compositor judío-autríaco Gustav Mahler, se está muriendo sentado en la playa, y serenamente contempla a lo lejos a su admirado Tadzio, ejemplo de juventud y belleza (en un momento del film el protagonista comenta que «la vejez es una obscenidad»),mientras que en la escena se observa el mar bañado de alegre y calida luz matinal, como espejo de la esperanza de volver a renacer más allá de la muerte.
En esta página, Bryan nos da acertados consejos en esta difícil etapa de la existencia, pero sí, para muchos es larga y… aterradora!, sin exageraciones. Que Dios nos ilumine.
Hola amigos, encuentro esta página muy interesante, es una mezcla de filosofía y espiritualidad frente al tema del envejecimiento. Soy una mujer de 58 años que en su juventud disfrutó mucho de su trabajo y de la vida: una familia extraordinaria, salud, ¿y porqué no decirlo? yo era esbelta y guapa. Por circunstancias de la vida, hoy estoy sola, y en los ultimos quince años estuve cuidando de mi madre, siendo testigo, día a día de su progresivo deterioro físico así como de las dolencias que padecía con admirable conformidad: dolor de cabeza, vértigos, problemas de presión arterial, acalasia, problemas dentales, dos operaciones de obstrucción intestinal, artrósis, falta total de audición en un oído, retreñimiento, bronquitis… y la angustia constante de verla en este estado, a mi querida madre, a la mujer que en el pasado era amante de la vida, generosa y emprendedora, todo ello, su sufrimiento con un deseo oculto de «no molestar a nadie», me hundió en una fuerte depresión. Mi madre se nos fue placidamente a los 92 años. Poco antes me dijo «gracias por todo lo que haces por mí». Yo sé que ahora ella es libre, y me pregunto ¿por qué tanto sufrimiento? ¿es positivo llegar a una edad avanzada?. Después de mi experiencia, lo confieso, tengo miedo. Yo tambien soy de los que piensan que ese fenómeno al que denominamos «muerte» no es sino una liberación; la liberación de nuestro «ser consciente» de la pesada carga de la materia. Creo que la vejez es una etapa de reflexión y preparación para un nuevo futuro existencial, una etapa para unos más y para otros menos dolorosa. Sin embargo, me surge una duda desconcertante: hay muchos niños que sufren terribles dolencias físicas al igual que algunos ancianos a causa de enfermedades incurables, y otra vez a preguntarnos ¿por qué? ¿deudas kármicas?. Hoy me doy cuenta de que el sufrimiento físico-mental no es exclusivo de la vejez, pero no, no deseo llegar a una edad avanzada. Sólo puedo añadir, que sea la voluntad de Dios, mi padre solía decir, «Dios ya sabe lo que se hace». Un abrazo de Marina.
Interesantes son en verdad los temas que se tratan aquí. Actualmente tengo 78 años, y soy viudo, y algo me dice en mi interior que mi vejez y soledad son el resultado de algunas deudas por errores cometidos en mi juventud al haber dañado inconscientemente el sentimiento de otras personas; vanidad y rechazo: «mal de amores», ¿me explico?.A mi edad me interesa el tema de la supervivencia de la consciencia más allá de la muerte. Estoy de acuerdo con «Carlos» de que la reencarnación debe de ser necesaria en algunos casos, como por ejemplo en accidentes y, sobretodo cuando una madre interrumpe su embarazo (aborto).
Creo que no hay muerte sino cambio, y que todos deberíamos de estar preparados para dicho cambio. ¿Qué opina usted Bryan?.
Esta página me ha llamado la atención y desearía participar con mis vivencias personales; tengo 62 años, me considero «incrédula-creyente», o por decirlo de otra manera, creo en un Dios al margen de la religión, y soy profesora en un Instituto de Castellón de la Plana. Mi clase se compone de alumnos mixtos, chicos y chicas adolescentes. Un día, la pasada primavera, al finalizar la clase matinal, me quedé observando como mis jóvenes alumnos salían, en grupo, charlando, alegres, entre los que dos de ellos, Luis y Amparo, salían abrazados. Entonces, de repente, sentí deseos de juntarme con todos ellos, como una más. Ello me conmocionó hasta el punto de que posteriormente he estado reflexionando de que sin duda era mi alma joven que quería salirse de mi cuerpo maduro. En suma, sí creo que está muy bien que debemos afrontar el «otoño de la vida» con una postura positiva, pero hoy estoy convencida de que somos prisioneros de la materia, y siempre mantengo en mente aquel fragmento de un poema, de cuyo autor no recuerdo el nombre, que dice: «…y ahora, cuando se extienden sobre mí las sombras del crépusculo, me queda, querido y lozano, el recuerdo de aquella breve tormenta primaveral, tan rápidamente transcurrida…»
¿Vejez?……Socorroooooooooooo!
hola que tal …bueno valla ya han pasado tres años al parecer desde que este articulo fue publicado soy una chica de 16 años a punto de cumplir los diescisiete soy de mexico ,queretaro y con una mente agoviante de saber
pues ustedes diran que soy muy joven aun ni siquiera llego a la mayoria de edad pero mi salud no es buena.quede muy satisfecha de leer el articulo y todos los comentarios que le siguen pero valla la vejez ha de ser como un premio de la vida con todas las experiencias que han tenido y disfrutando de una mente llena de conocimiento
a mi me encantaria ser un ser eterno y jamas llegar a la muerte para poder ver que pasara con el mundo ..que descubriran ..que habra
la salud y los problemas que llegan cuando uno llega a una edad avanzada son un acompañamiento y un reflejo de toda una vida ya que casi toda enfermedad es causada por repercusiones de nuestra juventud
y alguna otras por el deterioro de nuestro cuerpo ,aunque me parece magnifico el como uno puede ir cambiando con el paso del tiempo se qu eyo no puedo hablar del todo ya que soy bastante joven y algunos diran que no se nada de la vida o que soy una chiquilla sin criterio pero me parece que no es asi , me encanta escuchar a la gente grande y que puedan compartir conmigo todo lo que han vivido me parece que como erick erickson dice son crisis de la vida que tenemos que superar y en una esta el de pasar el conocimiento a otras generaciones
bueno no quiero extenderme demasiado en este comentario y pues para la gente de mayor edad que la mia 🙂
no todos los jovenes pensamos de una manera burlona de la gente adulta mi smejores deseos a todos los que han comentado este articulo y gracias por la experiencias espero lo que yo escribi les ayude un poquito y s epongan a pensar de una manera mas positiva el envejecimiento
mil gracias a la gente qu elea esto y lo tome de una uena manera
hasta pronto ….
eris
Acabo de cumplir 29 años, estoy pasando la famosa crisis de los 30, entre otras cosas, creo que también estoy pasando una crisis existencial. Desde hace muchos años, siempre afloran en mi preguntas muy existenciales y siempre las he estado tapando como he podido hasta llegar a un situación donde mi cabeza no podía más. Llegados a este punto estoy yendo al psicólogo y estoy investigando mucho sobre la muerte, la vejez, el alma, la vida.. esas cosas importantes de las q nadie habla, porque se tiene miedo. Desde mi experiencia yo también he sentido estar cerca de la muerte, es una sensación muy profunda y muy dolorosa, pero el experimentar esto me ha aclarado muchas cosas, me está haciendo cambiar. Cuando pasas algo traumático es cuando sientes que hay algo más, es cuando sabes que la materia no es lo único que existe, es cuando realmente empiezas a vislumbrar que la vida material es sólo una parte de ALGO.
Y como véis no es sólo cosa de la edad el temer la muerte; pienso que si existe el envejecer es por algo, quizá nos lo estamos planteando de una manera errónea. Se le da demasiada importancia a la juventud y ni siquiera los jóvenes somos conscientes del ser jóvenes, sólo se le da importancia cuando se es mayor.
Pienso que la vida no está hecha para vivirla con temor, las crisis existen para reinventarse a uno mismo no para quedarse en ellas.
Por cierto, me ha encantado encontraros y poder compartir mis vivencias.
Patricia
Patricia
Un saludo para todos. Acabo de descubrir este maravilloso lugar. Voy a cumplir los 63 años. Soy Colombiano y vivo en la capital Bogotá. Gracias Bryan por la creación de este blog y por compartir tus experiencias, vivencia y filosofía con quienes estamos en este maravilloso ranking de la llamada Tercera edad. La vida es un camino y la vejez la última parte del recorrido. Doy gracias al ser supremo por permitirme llegar hasta este punto y encontrame con tantos viajeros para compartir con ellos nuestras vivencias y recibir las suyas. Esto nos proporcionará fortaleza, alegría, paz y la inapreciable sensación de compañía.
Muchísimas gracias José por tu comentario tan amable y por recomendar el arte del envejecimiento positivo. Se quedará conmigo la referencia que hace usted sobre "la fortaleza, alegría, paz y la inapreciable sensación de compañía". Mil gracias de nuevo y saludos muy cordiales amigo,
Bryan
Hola,tengo 71 años y hace dos que he enviudado. Tengo cuatro hijos,pero no viven cerca y me siento sola.No tengo amistades ya que siempre he vivido para mi familia y no he tendo tiempo de hacer vida solcial ahora hecho de menos tener con quien compartir mi tiempo,asi que pienso a veces en la muerte y estoy de acuerdo en que es una liberación. Creo que ya he cumplido mi misión aqui y no tiene demasiado sentido vivir,en soledad y conlimitaciones, pero soy católica y esperaré la voluntad de Dios.
Es muy interesante esta página y me ayuda a tener fuerzas para seguir.
Un saludo al autor y a todos los participantes.
Hola y gracias por compartir su experiencia que, de alguna forma, será parecida para mucha gente muy mayor – esa sensación de vída sin propósito. Sobre todo para aquellas personas cuya dedicación a su familia o amigos ha sido tan importante. Es una forma que utilizamos para definirnos – estar con otros y cuidarles.
Menciona su fé en Dios. El nos ama por quienes somos, no por lo que hagamos. Si usted pudiese mirarse a si misma a través de los ojos de Dios, se daría cuenta de la persona valiosa que es y tal vez encuentras nuevas oportunidades en el futuro próximo que le acerquen a otras personas, algunas de las cuales tal vez también se sienten solos.
Envejecer inevitablemente significa convivir con limtaciones, y supone un reto muy grande encontrar un nuevo estilo de vida. No es tan fácil hacer nuevos amigos. El otro día leí sobre unos hombres japoneses que vivían solos pero que salían todos los días de compras para ver otra gente. ¡Un poco caro! Sin duda hay otras maneras de conocer gente y estoy seguro que Usted será capaz de encontrar la manera y su sensación de soledad será menor. Le mando mis mejores deseos para que así sea.
Saludos muy cordiales,
Bryan.
Gracias Bryan por estar ahí.
Es muy gratificante asomarse a esta ventana,donde todo es desconocido ver que alguien escucha,( en este caso lee) mi llamada en un momento de soledad. Una piensa que, en un mundo tan complicado que estamos viviendo,de tragedias naturales y otros problemas, el que alguien esté ahí para escuchar,lo que aveces son simplemente momentos bajos,da un sentido para vivir y ver que en el mundo hay gente buena que se preocupa por los demás. Gracias otra vez y sigue ahí dando ese calor humano que tanto necesitamos todos.
Un afectuoso saludo.
Gracias de nuevo por sus palabras. Es cierto que escuchamos y vemos tantos problemas y tragedias a nivel mundial que, mientras convivimos con nuestros propios problemas, es fácil olvidarse de las muchas calidades humanas que unen a las personas a pesar de las divisiones que nos separan.
Saludos cordiales
Bryan.
Tengo 62 años, soy argentino. Coincido con Bryan cuando dice: … “envejecer es mas que sentir”… Creo que a veces tenemos el sentimiento de estar envejeciendo, pero después, con el tiempo, entrena en escena lo físico, y –a veces- hasta la psiquis. Sólo el espíritu –o “X” ( cada uno, lo llama a su manera) no tiene edad….
Creo, que la condición humana – cada hombre/mujer- tienen la posibilidad de decidir, a cada momento, mirar el lado “oscuro” o el “luminoso” que tenemos.
Quiero manifestar mi cordialidad a todos los que construyen este blog. Noto espontaneidad y honestidad interior.
Si uds. me permiten, quisiera compartir un proyecto que tenemos con algunos compañeros: se trata de hacer un grupo de ayuda mutua: APREN (aprender a “no” envejecer) Es gratuito, confidencial y libre. A propósito, recuerdo el diálogo que mantuve con un compañero cuando expuse la idea de lo que sería APREN. Desde mi punto de vista, sería un grupo para “aprender a envejecer”. –No!… me dijo un compañero: ¿cómo aprender a envejecer?. Yo creo que sería aprender a “no” envejecer. A partir de su respuesta tuvimos una discusión, que mas o menos fue así:
yo le dije, -¿porqué ese “no”?. Además de ser un disparate, ¿qué tenés contra la vejez?; ¿porqué negás un hecho vital, tan importante e irreversible? etc., etc. Y él me contestó : -no, para mí envejecer y vivir van por caminos separados. Yo mientras envejezco, vivo, me ENTRETENGO (así, con mayúsculas)….Pensé en lo que había dicho, y a la semana siguiente, le dije que estaba de acuerdo con él. Contento, me respondió que a él le gustaba estar entre los jóvenes, escuchar música, caminar, leer, estudiar, hacer cosas…..Escribo esta conversación tiempo pasado porque este compañero ahora vive en mi corazón. Me enteré que ya antes del diálogo, le habían diagnosticado una enfermedad maligna en el intestino) …
A cada uno de Uds. les deseo ¡salud! (en el sentido amplio que le dan a la palabra y ¡paz interior!
Marcos
Tengo 62 años; soy argentino. Coincido con Bryan cuando dice: … “envejecer es mas que sentir”… Creo que a veces tenemos el sentimiento de estar envejeciendo, pero después, con el tiempo, entrena en escena lo físico, y –a veces- hasta la psiquis. Sólo el espíritu –o “X” ( cada uno, lo llama a su manera) no tiene edad….
Creo, que la condición humana – cada hombre/mujer- tienen la posibilidad de decidir, a cada momento, mirar el lado “oscuro” o el “luminoso” que tenemos.
Quiero manifestar mi cordialidad a todos los que construyen este blog. Noto espontaneidad y honestidad interior.
Si uds. me permiten, quisiera compartir un proyecto que tenemos con algunos compañeros: se trata de hacer un grupo de ayuda mutua: APREN (aprender a “no” envejecer) Es gratuito, confidencial y libre. A propósito, recuerdo el diálogo que mantuve con un compañero cuando expuse la idea de lo que sería APREN. Desde mi punto de vista, sería un grupo para “aprender a envejecer”. –No!… me dijo un compañero: ¿cómo aprender a envejecer?. Yo creo que sería aprender a “no” envejecer. A partir de su respuesta tuvimos una discusión, que mas o menos fue así:
yo le dije, -¿porqué ese “no”?. Además de ser un disparate, ¿qué tenés contra la vejez?; ¿porqué negás un hecho vital, tan importante e irreversible? etc., etc. Y él me contestó : -no, para mí envejecer y vivir van por caminos separados. Yo mientras envejezco, vivo, me ENTRETENGO (así, con mayúsculas)….Pensé en lo que había dicho, y a la semana siguiente, le dije que estaba de acuerdo con él. Contento, me respondió que a él le gustaba estar entre los jóvenes, escuchar música, caminar, leer, estudiar, hacer cosas…..Escribo esta conversación tiempo pasado porque este compañero ahora vive en mi corazón. Me enteré que ya antes del diálogo, le habían diagnosticado una enfermedad maligna en el intestino) …
A cada uno de Uds. les deseo ¡salud! (en el sentido amplio que le dan a la palabra y ¡paz interior!
Marcos
Muchas gracias por su interesante reflexión Marcos. Escribiré un artículo a modo de respuesta y le dejo el enlace cuando lo haya publicado. De momento le digo que gracias por compartir su idea de APREN con nosotros, sus reflexiones y las palabras de su amigo.