Según un estudio, una discusión diaria puede favorece la relación entre padres e hijos adolescentes
El estudio, realizado por Tabitha Holmes, profesora de la State University de Nueva York y especialista en el desarrollo de los adolescentes, afirma que lejos de ser perjudicial, un conflicto al día fortalece la relación entre padres y adolescentes y además permite que los padres sigan de cerca el desarrollo de sus hijos.
Además, según Holmes, los propios adolescentes afirman que estas discusiones les acercan más a sus padres. En declaraciones a The Guardian, Holmes dijo que en las entrevistas que hacía para realizar el estudio, mientras que los padres consideraban las discusiones destructivas y agotadoras, los adolescentes consideraban que una buena bronca les obligaba a formar y articular sus opiniones y puntas de vista además de defenderlos.
Según Holmes, las peleas diarias – las que tanto agotan a los padres – son las más constructivas: las típicas discusiones sobre deberes, tareas, horarios y amigos. «Los adolescentes decían que solo explicaban a su madres lo que realmente sentían y pensaban cuando estaban arrinconados y tenían que defender su postura».
La investigadora afirma que si un hijo adolescente discute con sus padres, es una muestra de respeto. Demuestra que valoran a sus padres lo suficiente como para contarle sus sentimientos y pensamientos.
Discusiones positivas
En este sentido, para que las discusiones sean positivas, es importante que los padres escuchen con atención al punto de vista de sus hijos, que demuestren que valoran sus opiniones sin estar de acuerdo, y que estén dispuestos a modificar su propia postura si el argumento de sus hijos resulta convincente.
Según otro experto consultado por The Guardian, no solamente son los niños adolescentes los que aprenden gracias a las discusiones familiares, sino también los padres que a través de estas peleas verbales aprenden a conocer a sus hijos como individuos con pensamientos propios, y a partir de este conocimiento, hacen posible poner la base desde que crecerá una nueva relación entre adultos.
De hecho, según la opinión de Holmes, lejos de lamentar las broncas con sus hijos, los padres deberían empezar a preocuparse por hijos que resultan excesivamente complacientes. Si tenemos un hijo que acepta todo las reglas que le imponemos sin protestar debemos de preguntarnos si es que nos tiene miedo o si le da igual todo y prefiere no compartir sus opiniones con nosotros. «¿Cuánta sinceridad hay en su relación? ¿Cuánto se conocen realmente?»
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