1. Establece auto-incentivos
Cada vez que consigas una tarea concédete un premio. Por ejemplo: si tienes 10 temas para estudiar cada vez que estudies 2 te permites 15 minutos para hacer algo que te guste, o te comes algo que te apetezca…lo que sea con tal de que te sirva como una recompensa por haber estudiado esos 2 temas. Tú sabes mejor qué nadie que te gusta y qué te apetece en cada momento. Emplea esos placeres para convertirlos en recompensas y verás cómo no se hace tan pesado eso del estudiar.
2. Escribe tus metas
No te limites a pensar en ellas o a decirlas. ¡Anótalas! Si tienes que estudiar 4 materias esta semana hazte un horario del tiempo que tienes disponible y el que tienes pensado estudiar. Cuando sepas qué horas vas a poder dedicar al estudio repártelas entre esas 4 materias y escribe el objetivo que piensas conseguir. Ah! y no olvides reforzarte cada vez que consigues uno. Te pongo un ejemplo:
3. Mira a tus metas
No te limites a escribirlas y dejarlas ahí. Coge ese horario con objetivos que te has elaborado, imprímelo y fotocópialo para tenerlo en cada pared de tu habitación. No te permitas olvidar nunca el propósito que hay detrás de tus estudios y qué tipo de resultados esperas alcanzar. Yo, como siempre, te espero en la próxima. Un gran saludo y un abrazo, Andrea.
Seguir leyendo:
- 7 Razones por las que no empezarás a estudiar hasta que sea demasiado tarde (y qué hacer al respecto)
- No fue una pérdida de tiempo si aprendiste algo
- Test: ¿Eres buen estudiante?