¿Por qué Stanford University es tan especial para los emprendedores? ¿Por qué han surgido tantas startups de esta universidad?
¿Por qué Stanford ha sido la cuna de empresas técnicas y científicas tan importantes como Hewlett-Packard, Cisco Systems, VMware, Yahoo!, Google y Sun Microsystems?
Leyendo este artículo, no es difícil de entender… El truco está en su «Garaje de startups».
Introducción de Andrés Pedreño:
«Algunos pensarán que sus veintisiete galardonados con el Premio Nobel o sus más 18.000 millones de dólares de endowments son fundamentales. Nada alcanzable por el resto de los académicos mortales del planeta tierra. No hay que perder toda la esperanza. En mi artículo «El Silicon Valley 26 años después» recordaba el fondo de capital venture de los profesores de Stanford para respaldar proyectos de alumnos. Toda una mentalidad, toda una cultura asumida en favor de la capacidad de emprender y de crear de los universitarios.
Una persona de Google (Gracias Cova) me envió este interesantísimo artículo de la revista FastCompany WHAT STANFORD’S STARTUP GARAGE TEACHES US ABOUT INVENTION AND INNOVATION.
Cuenta como Stanford aborda (desde hace 10 años) y con un planteamiento que debe ser low cost, la hibridación multidisciplinar y la capacidad de hacer trabajar a los estudiantes universitarios en la senda de la invención y la innovación. Muy interesante… ¿Y si algunas de nuestras universidades empezaran a hacer estas cosas? «
El «Garaje de startups» de Stanford
Hace diez años, el profesor de la Universidad de Stanford Stefanos Zenios se interesó por el aprendizaje experimental en equipos multidisciplinarios. El resultado fue un curso (abajo reseñado) en el que a grupos de estudiantes de la Facultad de Medicina se les encargaba inventar algo -por lo general, algún tipo de dispositivo- para cubrir una necesidad médica. Además, los equipos debían pensar cómo llevar sus ideas a un mercado comercial. Clave importante que señala Zenios;
«Me di cuenta de que existía una diferencia entre la parte inventiva del proceso de diseñar algo nuevo y la parte en la que nos preguntamos: ‘¿Cómo pongo esta invención a disposición de un público amplio‘»
Su momento «eureka» ayudó a darle forma a esa clase y abrió el camino a un nuevo enfoque para la enseñanza de la iniciativa empresarial.
El «Garaje de startups» de Stanford (llamado así porque el espacio parece un garaje, según Zenios) ofrece a los estudiantes:
- la oportunidad de identificar una carencia del cliente,
- diseñar una solución
- desarrollar y poner en marcha una empresa que respalde su idea.
«Todos los años surgen del aula ideas reales», afirma; y animamos a los estudiantes a buscar financiación para sus nuevas empresas, tanto de inversores ángel como de capital de riesgo.
A continuación, se muestra parte del saber que Zenios ha impartido y experimentado durante su trabajo con los equipos de estudiantes:
1. Encontrar una necesidad insatisfecha y resolverla. Eliminar la palabra «disruptivo»
A los emprendedores les gusta utilizar la palabra «disruptivo» para vender su «plan de negocios», pero hay que tener cuidado. No es necesario poner patas arriba un sector para crear un producto o servicio que cautive al mercado. Y podría acelerar la captación de clientes.
«Odio la palabra ‘disruptivo‘», dice Zenios.
Basándose en la hipótesis de que el 95% de las innovaciones no son disruptivas, Zenios postula que la mayoría de las que tienen éxito son meramente incrementales.
«Mi ejemplo favorito procede del campo de la medicina», explica. Cuando se inventó la angioplastia para evitar la cirugía de bypass, mucho más invasiva, dos empresas competían por el mercado. Una de ellas se hizo con el 90% de la cuota de mercado, no por haber inventado la angioplastia en sí, sino porque diseñaron una interfaz para ese ámbito que era más fácil de usar.
«Lo fundamental es encontrar una necesidad insatisfecha y resolverla. Si podemos resolverla mejorando algo que ya está hecho o con algo que nuestros clientes ya están utilizando o a lo que ya están acostumbrados, no encontraremos resistencia«, dice Zenios.
2. La base es la colaboración: reunir a gente con ideas y habilidades diferentes es fundamental (hibridar)
«Algunos de los grandes inventos no son ideas nuevas, sino dos viejas ideas que se combinan por primera vez«, dice Zenios. «El 95% de la investigación no es útil», sostiene. «Son la disciplina subyacente y las herramientas las que pueden ser útiles de formas inimaginables».
Reunir a gente con ideas y habilidades diferentes es fundamental, añade, pero el reto está en la dinámica del equipo, especialmente cuando provienen de diferentes perspectivas y tienen diferentes valores.
«La tecnología por sí sola no genera la solución», subraya.
Las innovaciones de éxito surgen al combinar las habilidades de los ingenieros con las de otros que están más en sintonía con las necesidades del cliente. Las empresas de éxito se encuentran en la intersección en donde el pensamiento del diseño se reúne con el pensamiento empresarial.
3. No hay que tener miedo: lo importante es aprender de los experimentos
Al igual que en la vida y los negocios, no hay un sobresaliente en un curso como éste. No importa si el estudiante crea o no una empresa viable, dice Zenios, lo que importa es que aprenda de los experimentos.
«Les pedimos que definan qué pruebas van a llevar a cabo y qué tipo de resultados esperan obtener», explica. Luego, pueden determinar si están investigando con la suficiente profundidad como para encontrar soluciones.
Tienen que salir a la calle y preguntar a los clientes qué piensan del producto. Recabar opiniones es un modo de descubrir si el cliente considera nuestra idea lo suficientemente valiosa como para comprarla, dice Zenios.
Algunos estudiantes creen de antemano que van a fracasar; otros aprenden durante el proceso que la vida de emprendedor no es para ellos.
«Tuvimos un gran equipo, dos cofundadores que reunieron financiación y lograron que los clientes utilizasen el producto», recuerda Zenios. «Uno decidió que era demasiado para él y buscó un trabajo «seguro». No se pueden enseñar la fuerza y el empuje».
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