miércoles, junio 28, 2006

Desalinación con nanotecnología

Un método barato para beber el agua del océano

Según un artículo publicado el 12 de junio de 2006 en Technology Review, un sistema de desalinización del agua que utiliza membranas de nanotubos de carbono podría reducir de forma significativa el coste de purificación del agua del océano. Esta tecnología podría ser una posible solución a la falta de agua, tanto en áreas con pocas fuentes de agua dulce en los EEUU, como en el resto del planeta, donde la falta de agua potable es una de las principales causas de enfermedad.

Las nuevas membranas, desarrolladas por investigadores del Lawrence Livermore National Laboratory (LLNL), podrían reducir el coste de desalinización en un 75%, en comparación con los métodos de osmosis inversa utilizados hoy en día. Estas membranas, que clasifican las moléculas por tamaño con fuerzas electrostáticas, podrían servir también para separar varios gases, pudiendo dar lugar a formas económicas de capturar el dióxido de carbono emitido por las centrales eléctricas y evitar, así, su entrada en la atmósfera.

Los nanotubos de carbono utilizados por los investigadores son láminas de átomos de carbono enrolladas de forma tan ceñida que sólo caben siete moléculas de agua a través de su diámetro. Su pequeño tamaño hace que sean buenos para separar moléculas y, a pesar de sus diminutas dimensiones, estos nanoporos permiten que el agua fluya a la misma velocidad que por poros mucho más grandes, reduciendo la cantidad de presión necesaria para que el agua pase a través de ellos y ahorrando, posiblemente, energía y costes en comparación con la osmosis inversa con membranas convencionales.

Según las ecuaciones clásicas, las tasas de flujo a través de un poro se reducirían a medida que disminuye el diámetro, sin embargo, el equipo del LLNL ha medido velocidades del flujo del agua hasta 10.000 veces superiores a las pronosticadas por dichas ecuaciones. “Contradice totalmente a la intuición”, afirma el ingeniero químico del LLNL Jason Holt, cuyos descubrimientos se publicaron en el ejemplar del 19 de mayo de Science. “A medida que se disminuye el tamaño del poro se produce un enorme incremento en la tasa de flujo”.

Los sorprendentes resultados se podrían deber al suave interior de los nanotubos o a la física a esta diminuta escala. En cualquier caso, son necesarias más investigaciones para entender los mecanismos implicados.

Para hacer las membranas, los investigadores partieron de láminas de silicio recubiertas con un catalizador de nanopartículas metálicas que hace que los nanotubos crezcan verticalmente muy juntos y en línea. Una vez que han crecido, los espacios que quedan entre los nanotubos se rellenan con nitruro de silicio, un material cerámico que proporciona estabilidad y ayuda a que la membrana se adhiera a la lámina de silicio subyacente. El conjunto de nanotubos actúa como una red de poros, permitiendo que pasen el agua y ciertos gases, mientras retiene las moléculas de mayor tamaño y los conjuntos de moléculas.

Holt calcula que estas membranas podrían llegar al mercado en los próximos cinco o diez años. Y añade que el reto está en producir cantidades de estos materiales de membrana que se puedan utilizar para la desalinización, la separación de gases, etc.
Finalmente, estas membranas se podrían adaptar a una gran variedad de aplicaciones, desde farmacéuticas a alimentarias, donde se podrían utilizar, por ejemplo, para separar los azúcares, afirma Olgica Bakajin, coautora y física del LLNL.

Fuente: Technology Review

lunes, junio 26, 2006

Nanotecnología y cremas solares

Reacción muy variada ante una petición que solicita a la FDA la retirada del mercado los protectores solares basados en nanotecnología

Según un artículo publicado en Small Times el 30 de mayo de 2006, grupos ecologistas, sanitarios y de consumidores han solicitado a la Food and Drug Administration (FDA) la retirada del mercado de los bronceadores y protectores solares que contienen nanopartículas, mientras no se demuestre que son seguros. La petición, formulada el 16 de mayo, solicitaba también la realización de pruebas de seguridad de estos nanoproductos antes de su salida al mercado, así como de pruebas de toxicidad específicas de la nanotecnología y el etiquetado obligatorio donde se especifique que se trata de nanoproductos. La reacción ante esta petición ha sido muy variada.

Un representante del sector defiende que los bronceadores son seguros, y los expertos académicos afirman que no hay suficientes pruebas de que puedan producir efectos negativos como para retirarlos del mercado. La FDA, por su parte, ha dicho que responderá a la petición, pero ha rehusado hacer ningún comentario.

Los ingredientes de los bronceadores sobre los que alertan estas organizaciones son las nanopartículas de dióxido de titanio y de óxido de zinc, de tamaño inferior a 100 nanómetros. Según Friends of the Earth (uno de los grupos que ha realizado la solicitud), no está claro si unas partículas de este tamaño podrían atravesar la piel intacta, pero hay estudios que sugieren que partículas de hasta 7.000 nanómetros pueden atravesar la piel si hay alguna brecha, como por ejemplo, un corte al afeitarse o acné.

Según Kristen Kulinowski, directora del consejo internacional en nanotecnología de la Universidad de Rice, retirar del mercado los productos sería prematuro, pero afirma que querría ver más datos de la inocuidad que defienden las empresas.
Vicki Colvin, que estudia la toxicidad de las nanopartículas en la Universidad de Rice, destaca la importancia de que se incluya en el etiquetado todo lo que contiene un nanoproducto, de lo contrario “no podemos hablar sobre ellos, ni siquiera diseñar nuestros propios test para evaluar lo que está disponible en el mercado, pues desconocemos lo que llevan”.

El informe de Friends of the Earth advierte también de que algunas cremas faciales y suavizantes contienen fullerenos y afirma que está demostrado que éstos últimos pueden causar “lesiones cerebrales” en peces y dañar las células hepáticas humanas. Sin embargo, Colvin, que realizó el estudio de las células hepáticas, señala que se trataba de un cultivo de células y que hay un abismo entre un estudio de este tipo y uno realizado con un animal de verdad. Además, según ella el estudio de los peces no demostró un daño cerebral propiamente dicho, sino un incremento de las llamadas especies de oxígeno reactivo (ROS) en el cerebro, como reacción a las partículas.
Los consumidores, por su parte, están intranquilos. Según Lisa Archer, de Friends of the Earth, ya han recibido numerosas llamadas pidiendo un listado de marcas que desarrollen sus productos sin nanomateriales.

George Kimbrell, abogado de International Center for Technology Assessment (otro de los grupos que presentó la solicitud ante la FDA), espera que esto sirva al menos para que la FDA adopte una postura en el tema de la nanotecnología.

Fuente: Smalltimes

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