Vitoria-Gasteiz. Un paseo agradable

Casi desde la plaza de la Virgen Blanca arranca un paseo peatonal, Paseo de la Florida, que atraviesa los jardines del mismo nombre y desemboca en La Senda, una vereda peatonal que discurre por zonas ajardinadas y que pasando por un pequeño túnel por debajo de la vía del tren viene a parar al Paseo Fray Francisco de Vitoria. Casi todas las noches recorría yo parte de este camino, pero en sentido opuesto, al salir del polideportivo de Mendizorrotza que es el lugar donde se celebran los conciertos más multitudinarios de Jazz, y dirigirme al hotel Canciller Ayala, sede principal de las jam sessions que ofrecen muchos locales de la ciudad por la noche. Una mañana hice el recorrido despacio, sin prisas, buscando los jardines del museo de Bellas Artes donde a mediodía estaba anunciada la actuación de una cantante y un pianista catalanes en recuerdo de Billie Holiday, famosa cantante de jazz fallecida en 1959. Aproveché el paseo y el buen tiempo que hacía esa mañana para hacer fotografías de algunos edificios singulares del Paseo Francisco de Vitoria, tales como el propio museo de Bellas Artes, situado en la casa-hotel del Conde de Dávila, construida en 1912, o el bonito palacio de Ajuria Enea, construido en 1920, y residencia de la familia Enea durante años y que actualmente es la residencia del Lendakari desde 1980. Un caballero se me acercó y me preguntó muy amablemente: “¿Es usted de por aquí?”. “No”, le contesté. “Ya me imaginaba”, continuó, “Le veo hacer fotos de los edificios más emblemáticos de esta zona de la ciudad pero seguro que no ha fotografiado la casa de las jaquecas. Está allí, en la esquina y cuando la vea entenderá porque los vitorianos la llamamos así”. Me acompañó hasta el lugar indicado, no dejando pasar por el camino la oportunidad de señalarme un magnifico arco románico situado en los jardines de la casa del Conde de Dávila y que a mí me había pasado desapercibido. Enseguida entendí lo de las jaquecas. Unas bellas figuras, esculpidas algunas con forma de mujer, aguantaban sobre sus cabezas los balcones de una casa blanca, hermosa, situada justo en la esquina donde la Senda se convierte en Paseo Francisco de Vitoria.

Esta parte de la ciudad es la que a mí me parece más bonita, más tranquila y más amable, pero Vitoria-Gasteiz tiene muchos edificios que ver y muchos jardines que disfrutar como el conjunto que forman el museo arqueológico y el museo de naipes Heraclio Fournier, que está situado en la calle de Cuchilleros o los jardines del Prado con el bello y modernista templete en su centro. Ahora bien, durante la semana en la que se celebra el festival de Jazz, la ciudad queda tomada por la música desde por la mañana hasta bien entrada la madrugada en las calles, en los jardines, en el teatro, en el polideportivo y en los bares y pubs. De tal manera que ese valor añadido la hace todavía más bella y más acogedora.
Por eso volveré otra vez para disfrutar con placer del festival de jazz de Vitoria-Gasteiz.

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  1. BLACK POWER 13 años ago

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