Inmediatamente después de nacer los bebés reciben una inyección de vitamina K.
¿Para qué sirve la vitamina K?
La vitamina K es necesaria para la coagulación de la sangre, por tanto es un nutriente muy importante. Los bebés nacen con una cantidad muy pequeña de vitamina K en sus cuerpos, y no son capaces de producirla por ellos mismos, por tanto la inyección de vitamina K que se le pone a un bebé nada más nacer los protege de desarrollar una hemorragia grave.
La vitamina K se obtiene de los alimentos y también es producida por las bacterias intestinales. Cuando nace un bebé, su tracto intestinal no tiene suficientes bacterias para producir cantidades suficientes de vitamina K. Además, la vitamina K no se transmite fácilmente de la madre al bebé durante el embarazo, ni tampoco pasa en cantidades suficientes a través de la leche materna.
Los bebés necesitan un tiempo para ser capaces de producir su propia vitamina K en cantidades suficientes. La inyección de vitamina K que reciben inmediatamente después del parto permite que la sangre del bebé pueda coagular, y por tanto le protege frente a un posible sangrado anormal.
Si un bebé no recibe una inyección de vitamina K inmediatamente después del nacimiento tiene riesgo de sufrir una enfermedad llamada hemorragia por deficiencia en vitamina K. La falta de suficiente vitamina K aumenta el riesgo de sangrado en los intestinos o en el cerebro.
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