Octogenario

Mucha gente que conozco tiene ochenta años o mas que ya no me parece tan raro tener una edad tan avanzada y aunque muchos conocen ambos las ventajas y desventajas de la longevidad parece que están disfrutando de sus vidas sin demasiados problemas. Creo que ahora que he cumplido 80 años debo hacer lo mismo.
Mi familia decidió que 80 años era lo suficiente importante para organizar una celebración especial. Así que invitaron un gran número de nuestros amigos a una fiesta en Alicante donde vive una de mis hijas. Casi todas las personas que recibieron las invitaciones contestaron que si podían asistir. Estaba sorprendió en navidades cuando mi familia me contó lo que hasta entonces había sido un secreto para mi – que iba tener una fiesta para mi 80 cumpleaños y no solo eso…¡que iba a tener lugar en España! Al final fue un fin de semana memorable con casi 50 de nuestros amigos más queridos – todo para mi.

Tenia que haberme sentido humilde porque la gente había hecho el esfuerzo de venir a la fiesta y porque dijeron cosas muy complementarias sobre mi. Y lo sentía. Quizás podría haberme sentido avergonzado de recibir tanta atención pero no lo sentía. Me dio enorme placer estar en la compañía de gente que son amigos queridos desde hace muchos años. Estoy en contacto con todos – llamamos por teléfono y mandamos e-mails y ocasionalmente nos vemos en persona. Fue extraordinario ver tanta gente importante para mí durante mucho tiempo de mi vida juntos en un solo lugar y me quedare con la memoria de esta ocasión para siempre.

La importancia social de cumplir 80 años conlleva un mensaje. Soy la misma persona de antes de cumplirlo pero después de los 80 cumpleaños tal vez tengo que aceptar que soy un anciano y aceptar los inconvenientes y mantener un equilibrio con la realidad de los años que he vivido que para la gente que conozco parece que tiene significado a veces mas para ellos que para mi.

He estado mirando otra vez los regalos y tarjetas de felicitación que me dieron. El más original era una cabra a través de la organización Oxfam para un sitio llamado Dailekh en Nepal, para proporcionar leche para beber, fertilizante y cabritos para vender en el mercado. Una idea maravillosa y quizás un recordatorio de las cosas importantes en la vida.
Bryan

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