Los economistas y la previsión de la crisis económica

Carta a la Reina de Inglaterra de un grupo de economistas británicos

Escribimos en respuesta a la pregunta que usted formuló en la LSE en Noviembre – sobre porqué tan pocos economistas habian podido prever la crisis económica – así como a la respuesta que le dieron los profesores Tim Besley y Peter Hennessy con fecha 22 de julio.

Previsión de la crisis financiera

Estamos de acuerdo con muchos de los puntos citados por Besley y Hennessy, sobre todo aquellos resumidos en el siguiente párrafo, pero consideramos que su análisis global queda corto, porque no reconoce deficiencias en la propia formación o cultura de los economistas.

En su carta afirman con razón que «algunas de las mentes mas privilegiadas trabajaban en la gestión de riesgo pero muchas veces perdieron la noción desde un punto de vista más amplio«. Muchos creyeron que los riesgos habían sido suficientemente dispersados y eliminados gracias a «un amplio surtido de herramientas financieras innovadoras…. Resulta difícil recordar un precedente de mezcla de «pensamiento ilusorio» y de cierta prepotencia….» Y «políticos de todos los colores se dejaron encantar por el mercado». En resumen concluyen que «aunque tuvieron la incapacidad de prever el momento, la extensión y la seriedad de la crisis y la forma de afrontarla, principalmente fue la incapacidad por parte de mucha gente inteligente, tanto en este país como en otros, para comprender los riesgos del sistema en su conjunto«.

Además de los factores mencionados en su carta, nos permitimos sugerir que parte de esta responsabilidad la tienen los economistas líderes e influyentes del Reino Unido y otros países. Algunos economistas líderes – como Ronald Coase, Milton Friedman y Wassily Leontief – se han quejado que en años recientes la economía se ha convertido en una rama de las matemáticas aplicadas y se ha descolgado de las instituciones y de los acontecimientos mundiales y reales (podríamos facilitar documentación sobre estas y otras quejas si nos las solicitan)

En el año 1988 la American Economic Association creó una Comisión sobre el estado de estudios de las licentiaturas de economía en los Estados Unidos. En una conclusión demoladora publicada en el Journal of Economic Literature en 1991 la comisión expresó su temor que «los programas de licenciatura podría generar una generación con demasiados «tontos sabios», hábiles en técnicas pero inocentes cuando se traten de asuntos económicos reales.

Se ha hecho muy poco para rectificar este problema. Por lo tanto, en este momento existe una preocupación sobre el predominio una estrecha gama de técnicas formales en la mayoría de departamentos de económicas de universidades en todo el mundo y notablemente en el Reino Unido.

La carta firmada por los profesores Besley y Hennessy no plantea cómo la preferencia por la técnica matemática por encima de experiencias reales ha podido desviar la atención de los economistas que debían haber estudiado el conjunto económico en su globalidad. Tampoco contempla el afán de formarse en campos especializados en detrimento de una visión amplia y sintética. Por ejemplo, no contempla la típica omisión de materias como la psicología, filosofía o historia económica en la formación actual de economistas en instituciones de gran prestigio. Tampoco hace mención de la escuela altamente cuestionable sobre «racionalidad universal» o la «hipotesis de mercados eficientes», ambas teorías promocionadas por economistas. Además la carta deja de considerar hasta que punto los economistas hayan sido «encantados por el mercado» y como algunas soluciones de mercado simplistas y hasta peligrosas han sido ampliamente defendidas y difundidas por muchos economistas.

Lo que ha brillado por su ausencia ha sido una sabiduría profesional sustentada por un gran conocimiento de psicología, estructuras institucionales y precedentes históricos. Esta ausencia ha sido patente entre aquellos economistas que han aconsejado a gobiernos, bancos, negocios y instituciones políticas. Se debería haber prestado mucha mas atención a advertencias no cuantificadas sobre la potencial inestabilidad del sistema financiero global.

Pensamos que esta formación estrecha (limitada) de los economistas que se centra en técnicas matemáticas y en la construcción de modelos formales empíricamente no controlados es uno de los motivos más importantes que explica el fracaso de nuestra profesión. Se agudiza todavía mas este defecto a causa del predominio por si mismo de los estudios sobre las técnicas matemáticas en muchas revistas especializadas y departamentos de económicas universitarios.

Existe un tipo de conocimiento, accesible por una inmersión en literatura o historia, que no se puede expresar mediante un modelo matemático formal. Forma una parte esencial de una formación seria en economía, pero ha sido eliminado de muchos programas de licenciatura en económicas en el mundo, incluyendo muchos de los departamentos universitarios líderes del Reino Unido.

Los modelos y las técnicas son importantes. Pero la complejidad de la economía global, exige una gama más amplia de modelos y técnicas regidas por un respeto mucho mayor desde el punto de vista de lo sustancial, y prestando mas atención a factores históricos, institucionales, psicológicos y otros factores relevantes.

En resumen, la carta de los profesores Tim Besley y Peter Hennessy deja de tener en cuenta el papel que muchos economistas han jugado en convertir económicas en una disciplina académica desconectada del mundo real, y en promocionar hipotesis poco realistas que han contribuido a sostener una opinión nada crítica sobre el funcionamiento de los mercados.

Con respeto nos atrevemos a afirmar que parte del problema radica en los factores que hemos esbozado arriba. En nuestra calidad de economistas formados y ciudadanos británicos hemos advertido sobre estos problemas que están afectando a nuestra profesión. Desafortunadamente nos encontramos actualmente en una minoría. Con mucho gusto recibiríamos más observaciones que su majestad pudiera plantear sobre estos problemas y sus causas.

Firmantes:

Sheila C. Dow. Professor of Economics, University of Stirling and author of Money and the Economic Process and Economic Methodology

Peter E. Earl. Associate Professor of Economics, University of Queensland, Australia, and author of Business Economics: A Contemporary Approach

John Foster. Professor of Economics, University of Queensland, Fellow of the Academy of the Social Sciences in Australia and President Elect of the International J. A. Schumpeter Society

Geoffrey C. Harcourt. Emeritus Reader, University of Cambridge, Emeritus Professor, University of Adelaide, Academician of the Academy of Social Sciences, Fellow of the Academy of the Social Sciences in Australia

Geoffrey M. Hodgson. Research Professor of Business Studies, University of Hertfordshire, Academician of the Academy of Social Sciences and Editor-in-Chief of the Journal of Institutional Economics

J. Stanley Metcalfe. Emeritus Professor of Economics, University of Manchester and former member of the Monopolies and Mergers Commission

Paul Ormerod. Academician of the Academy of Social Sciences and author of the Death of Economics, Butterfly Economics, and Why Most Things Fail

Bridget Rosewell. Chairman of Volterra Consulting and Chief Economic Adviser to the Greater London Authority

Malcolm C. Sawyer. Professor of Economics, University of Leeds and Managing Editor of the International Review of Applied Economics.

Andrew Tylecote. Professor of the Economics and Management of Technological Change, University of Sheffield

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One Response

  1. Anónimo 15 años ago

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