
Durante el paseo que dimos antes de cenar vimos que varias de las torres de sus iglesias estaban en restauración. El plan E, decían los carteles situados a pie de obra. Daba la impresión de que el patrimonio de la ciudad que pudimos ver, las fachadas de los edificios, las calles, estaba algo descuidado. El interior de los edificios no lo pudimos ver al no estar en hora de visita. Aunque se anuncian distintos recorridos para admirar los monumentos, las calles no son peatonales y a pesar de no haber gente por ser sábado por la tarde, el paseo se hizo bastante incómodo debido al paso continuo de vehículos.
En Écija hay una gran cantidad de iglesias y conventos. Alguno tiene fama por los dulces que elaboran sus monjas de clausura. De hecho nos dijeron que desde uno de ellos suministran los dulces a la Casa Real, pero no supieron decirnos exactamente cuál de ello
Antes de regresar al hotel pasamos por la plaza del Ayuntamiento. Nos acercamos a la calle Platería, al bar restaurante del mismo nombre (recomendado también por mi amigo Antonio), con la int
La cena fue tranquilísima, casi privada. Estábamos solos en el Restaurante del hotel, atendidos por un maître y una camarera pendientes de todas nuestras indicaciones. Hasta tal punto que había un gran televisor que hicimos encender a petición de Rubén para ver la primera parte de un partido de futbol que disputaba el Barça y que al final ganó 0-2. Con el cero a uno subimos a la habitación, donde había dos televisores. Al final y después del 0-2 Rubén estaba contentísimo. Decía “he visto ganar al Barça en tres televisores a la vez…”
A la mañana siguiente emprendimos el viaje de regreso, parando, antes de salir de Andalucía, en Venta Quemada, entre Cullar y Vélez-Rubio, para degustar unas sabrosas chuletas de cordero y comprar jamón de Granada, que aunque no es el ibérico de Huelva, tampoco está nada mal.







