«No estoy en este mundo para cumplir tus expectativas y tu no estás en este mundo para estar a la altura de las mías». Fritz Perls
Las mayores decepciones de nuestra vida suelen ser el resultado de expectativas demasiado altas. Esto se vuelve especialmente cierto cuando se trata de las relaciones con otras personas.
Moderar tus expectativas de otras personas reducirá la frustración y el sufrimiento innecesario, tanto a ti como a ellos, y te ayudará a centrarte en los detalles que realmente importan. Lo que significa que es hora de…
1. Dejar de esperar que estén de acuerdo contigo
Mereces ser feliz. Mereces vivir una vida que te emocione. No permitas que las opiniones de los demás te hagan olvidar eso. No estás en este mundo para vivir a la altura de las expectativas de los demás, ni debes sentir que los demás están a la altura de las tuyas.
Cuanto más apruebes tus propias decisiones en la vida, menos necesitarás la aprobación de los demás. Atrévete a ser tú mism@ y seguir tu propia intuición. No te compares con nadie por nadie es igual a ti. Ni igual a tus objetivos, ni a tus propósitos, ni a tu vida. Si hay algo a lo que podemos llamar éxito es vivir tu vida feliz A TU MANERA.
2. Dejar de esperar (y necesitar) gustar a los demás
Para una persona puedes ser insignificante, y para otra todo lo contrario. ¿Entonces no vales nada o vales mucho? Ninguna realmente, porque la opinión de los demás a ti no debería importante.
Tu valor te lo pones tú. Y además sólo tú puedes hacerlo.
El mundo intentará que seas como todos los demás, por eso la batalla más dura con la que debes luchar es la de conseguir ser tu mism@. Esto implicará que no gustes a todo el mundo. Pero eso es muy bueno. Las cosas que te hacen diferente son las cosas que te hacen ser tú, y las personas adecuadas te lo agradecerán.
3. Dejar de esperar que te respeten más de lo que te respetas a ti mismo
La verdadera fuerza no entiende de músculos, entiende de alma y moral. Se trata de confiar y creer en quién eres, y actuar conforme a ello. Prométete en este mismo instante que nunca rogarás a nadie por el amor, respeto y atención que deberías estar dándote a ti mism@.
4. Dejar de esperar que los demás deben adaptarse a la imagen que tienes de ellos
Amar y respetar a los demás significa permitirles ser ellos mismos. Cuando dejas de esperar que sean de cierta manera, es cuando empiezas a apreciarlos.
Respeta a las personas por lo que son y no por lo que esperas o quieres que sean. Cada ser humano es único y especial, sólo es necesario un par de ojos pacientes para verlo.
5. Dejar de esperar que los demás sepan qué estás pensando
La gente no puede leer la mente. Nunca sabrán cómo te sientes a menos que se lo digas. ¿Tu jefe? Ni siquiera sabe que estás esperando un aumento porque no se lo has dicho. ¿Ese chico tan mono con el que no hablas porque eres demasiado tímida? No te ha dicho que sí porque ni siquiera sabe que quieres quedar con él.
En la vida la comunicación es la clave de todo. Tienes que aprender a comunicarte con los demás. Aunque suponga ser el primero -o primera- en hablar. Tienes que decirle a la gente lo que piensas. Es tan simple como eso.
6. Deja de esperar que cambien repentinamente
O aceptas quiénes son o elige vivir sin ellos. Puede sonar duro, pero no lo es. No deberías intentar cambiar a las personas. Si intentas hacerlo seguramente sigan siendo los mismos, pero cuando no intentas cambiarles -cuando los apoyas y le das la libertad de poder ser quienes son- cambiarán por sí solos, gradualmente, a una forma más bella y mejorada.
Y es que lo que realmente cambia no son ellos, es tu forma de verlos.
Rara vez la gente se comportará como esperas. Espera lo mejor, pero espera menos. Recuerda que al fin y al cabo siempre eres tú el que decide cómo tomarse las cosas. Incluso si una situación o relación no funciona en absoluto sigue valiendo la pena porque te ha hecho sentir algo nuevo. Os ha enseñado algo nuevo a ambos.
Yo, como siempre, te espero en la próxima. Un gran saludo y un abrazo, Andrea.
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Muy intezante yo siempre sufri por eso pero gracias por tan hermoso articulo
Interesante articulo. Lo unico es que la frase inicial es de Fritz Perls no de Bruce Lee.
saludos
Anda! Totalmente cierto Alberto. La oí en un vídeo y pensé que era de él. Corregida. ¡¡Muchísimas gracias!! 🙂