discutir el trabajo de uno de nosotros. La reunión se convirtió en
un momento confesión cuando un miembro del grupo confesó que, ante
la llegada de su sexagésimo cumpleaños, se había sentido muy
perturbado. Al verse inusualmente deprimido rastreó la causa hasta
darse cuenta de que ahora tenía que pensar en sí mismo como
«viejo». Una vez reconocido esto, se sintió
mejor.
También era un tipo de problema para Ian Martin, un
activista de los derechos humanos que ha realizado trabajos de gran
responsabilidad para las Naciones Unidas, Amnistía Internacional, la
Sociedad Fabiana y muchas otras organizaciones progresistas.
Recientemente, fue el Representante Especial del Secretario General y
Jefe de la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia. Hace
poco fue su sexagésimo cumpleaños y lo celebró escribiendo un
artículo en The Guardian que tituló «60 cosas que he
aprendido a los 60». Éstas son algunas de ellas.
«Ser
abuelo es una revelación hermosa. Tienes hijos, sabes que nunca vas
a experimentar ese sentimiento de amor incondicional por nadie,
nunca, y entonces vuelve a pasar. Un hermoso milagro que te paraliza
el corazón. …Una de las mejores cosas de ser viejo es que ya no
tienes que fingir que te gusta la música odiosa… Por mi
experiencia, la burocracia del NHS conspirará para matarte… Por mi
experiencia, el personal del NHS trabajará para salvar tu vida…
Quiero que el NHS sea reformado y continúe siendo una propiedad
pública. Dejen de fingir que no podemos tener las dos
cosas».
Martin no aprueba el actual gobierno del Reino
Unido. «No recuerdo haber sentido antes el desprecio visceral
que tengo por esta pandilla de pijos sociópatas. Como regla general,
yo diría que cualquier gobierno que antepone el bienestar de la
gente acomodada al bienestar de los ancianos, los jóvenes, los
enfermos, los pobres, los oprimidos y los discapacitados, bueno,
llámenme anticuado, pero cualquier gobierno así quiere mandar todo
al traste». Sin embargo, luego dice, «Aborrezco la
violencia. No resuelve nada… Pedir perdón y dar las gracias. Eso
es lo que sucede en la iglesia. La gente hace un recuento de sus
bendiciones y admite haber hecho mal. Me cuesta entender por qué
algunas personas quieren que esto desaparezca».
Y
concluye: «las personas que ‘odian hacerse viejas’ son idiotas.
Cada año es un privilegio; llegar a los 60 es un triunfo. No tengo
ni idea de cómo he llegado tan lejos. Pero estoy muy
agradecido…».
Yo también.
Bryan