Vacaciones en islas francesas

Viajar a Francia para pasar unas vacaciones siempre es una opción atractiva, sobre todo para aquellas personas a las que no les gusta viajar en avion. Entre los destinos turísticos menos conocidos de Francia se encuentran unas islas francesas, cada una con sus particulares características distintas. El diario británico The Times hace esta semana un repaso de las islas más atractivas para pasar unas vacaciones distintas en Francia.

Ile des Embiez: Frente a la costa de la Provenza, esta pequeña isla fue adquirida en 1958 por el magnate de las bebidas Paul Ricard; como buen ecologista controló cuidadosamente el desarrollo turístico, limitando la construcción del puerto, hoteles, apartamentos y tiendas a una sola zona concreta. De este modo, la mayor parte de la isla se conservó en estado salvaje con sus bosques de pinos, secretas calas de rena, preciosos arroyos, praderas de flores silvestres, saladares y viñedos rústicos que se pueden atravesar en bicicleta o rodear en el tren turístico. Alojamiento en la isla des Embiez: Hôtel Le Canoubie (lecanoubie.com; habitaciones dobles desde 115€, solo alojamiento).

Ile de Port-Cros: frente a la Côte d’Azur tiene el honor de ser el único parque marítimo de Europa, un inmaculado santuario con una amplia variedad de vida marina, desde morenas a barracudas. Disfrutar bajo el agua de su recorrido de snorkelling, siguiendo la señalización, y observar la flora y la fauna en unas aguas tan claras que se puede ver el lecho marino a unos 40m por debajo. Los coches e incluso las bicis están prohibidos en la isla (ni siquiera hay carreteras), a los isleños no les está permitido fumar y para garantizar que las playas permanecen vírgenes ni siquiera pueden remover la arena. Por todo esto, es más probable compartir la playa con unos flamencos que con otros turistas.
Alojamiento en la isla de Port Cros: Le Manoir, construido en el siglo XVIII, con habitaciones dobles desde unos 156€, media pensión.

Ile de Batz: en este islote la vida discurre con tanta lentitud que los granjeros utilizan caballos de tiro en lugar de tractores y los residentes prefieren las bicicletas a los coches. Aunque se encuentra a unas cuantas millas frente a la costa del puerto Bretón de Roscoff, se encuentra en la Corriente del Golfo, por lo que se parece más al Mediterráneo que al ventoso norte. Su atractivo microclima lo convierte en una perfecta elección para los aficionados a la jardinería; y es precisamente lo que convenció al excéntrico parisiense, Georges Delaselle, para crear en él unos maravillosos jardines botánicos en 1897. En cambio, no es un buen lugar para los adictos a las compras; solo hay una tienda de souvenirs en toda la isla. Pero hay muchos restaurantes y playas de arena blanca desiertas, rodeadas de rocas escarpadas, en las que pasear bajo sol. Alojamiento en la isla de Batz: Ti Ma Bro (www.ti-ma-bro.fr) dispone de estudios autoservicio con terrazas y vistas al jardín desde unos 63€ la noche.

Belle-Ile: es la mayor de las islas bretonas y, antiguamente, albergó un enclave de artistas establecido por la famosa actriz de La Belle Époque Sarah Bernhardt (hay un museo dedicado a ella en el norte), mientras que el puerto de Le Palais y las Aiguilles de Port Coton inspiraron los cuadros de Monet. Hoy en día, Belle-Ile es donde disfrutan de sus vacaciones las familias francesas más sofisticadas, que aprecian sus tiendas y restaurantes cosmopolitas, los 95km de litoral que muestran el azote del viento de Côte Sauvage y los fabulosos caminos cubiertos de musgo en los bosques del interior de la isla. En esencia, es una perfecta mini versión de Bretaña. Alojamiento en la Belle Ile: Le Clos Fleuri (hotel-leclosfleuri.com; habitaciones dobles desde unos 90€, solo alojamiento), cerca de Le Palais.

Ile d’Yeu: más alejada del continente que la mayoría de las islas francesas, se tarda una hora en ferry en llegar a este retiro escarpado y salvaje. Una vez allí, nos encontraremos una isla que transmite una atractiva sensación de juventud (un cuarto de sus 5.000 habitantes tienen menos de 25 años) y un despreocupado aire mediterráneo, con pueblos llenos de casitas de cal blanca y ventanas de colores. Un castillo del s.XIV, extensas playas y un marisco delicioso capturado por los pescadores de la isla.
Alojamiento en la isla d’Yeu: Atlantic Hotel (hotel-yeu.com; habitaciones dobles desde unos 46€, solo alojamiento).

Ile d’Oleron: es la isla más grande del país, excepto Córcega, y es famosa por sus marismas y criaderos de ostras. Cuenta con unas playas fabulosas de arena blanca, rodeadas de pinos y robles, y con un fuerte oleaje que hace las delicias de los surfistas. Otras atracciones son: Fort Boyard, la ciudadela del castillo de Oléron, en el Atlántico, que data del s.XVII; iglesias románicas; hermosos pueblos; y unos 80km de rutas en bicicleta.
Alojamiento en la isla d’Oleron: Les Jardins d’Alienor (lesjardinsdalienor.com; habitaciones dobles desde unos 90€, solo alojamiento).

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