Carmona tiene un patrimonio histórico excepcional con gran cantidad de edificios de arquitectura civil y religiosa de estilos diferentes, mudéjar, renacentista o barroco. Apenas pudimos estar en la ciudad tres horas, justo el tiempo de dar un paseo por el casco histórico y almorzar. Lo hicimos en el restaurante El Tabanco a espaldas del Hotel Alcázar de la Reina, donde nos ofrecieron una paletilla de cordero, deshuesada, que no estaba nada mal. El sitio tiene su encanto ya que nos pusieron en un rincón del restaurante que se llama “el rincón de la cacharrería”, decorado con fotografías de cantaores y motivos artesanales que te hacían más agradable la estancia.
Después de almorzar aproveché para hacer algunas fotos antes de partir hacia Écija. A la salida de la ciudad nos cruzamos con un entierro. Un lento desfile de automóviles seguía a un coche fúnebre. Qué cosas, un alegre recibimiento y una triste despedida. Esto nos hizo prometernos que volveríamos a la ciudad para disfrutarla con más sosiego, y si es posible alojarnos en el Parador de Carmona, que según dicen es el más bello de Andalucía.