Una excursión por el Románico de Cantabria

Habíamos estado en Santillana del Mar para ver la colegiata de Santa Juliana, pero la gran cantidad de visitantes que allí hay a todas horas nos impidió contemplar con sosiego las columnas de su claustro y sus maravillosas esculturas, así es que el día siguiente decidimos alejarnos un poco del bullicio turístico y realizar una excursión para visitar algunas iglesias románicas del entorno de Reinosa.
Salimos de Santander por la A-67 y al llegar a Torrelavega nos desviamos unos pocos kilómetros hacia Castañeda para hacer una breve parada en la colegiata de Santa María, situada muy cerca de la carretera y en la que vale la pena detenerse un rato para ver el ábside, la sobria portada con arquivoltas y su esbelta torre cuadrada. Desandando el camino y cogiendo otra vez la A-67, nos dirigimos hacia Reinosa. Nada más pasar la ciudad y por la salida Reinosa Sur llegamos a Cervatos, un pueblecito con muy pocos habitantes en el que se encuentra otra de las cuatro colegiatas románicas que posee Cantabria, la colegiata de San Pedro. La iglesia está en la parte alta del pueblo y enseguida se ve su gran torre destacando sobre las pocas casas del pueblo. Fue construida en el siglo XII en este lugar que era sitio de paso obligado entre Castilla y Cantabria. Lo más interesante de esta iglesia es que sus canecillos exteriores están adornados con bastantes escenas eróticas y de marcado carácter sexual, quizás con la sana intención de fomentar la natalidad entre los campesinos de estas tierras que en aquellos tiempos debían estar muy poco pobladas.
Antes de comer, todavía nos dio tiempo para ver la portada de la iglesia de san Cipriano de Bolmir, muy cerquita de Reinosa, si bien no pudimos ver su interior al no localizar a la persona que tenia la llave. Este es uno de los pocos inconvenientes que tiene el visitar pequeñas iglesias alejadas del circuito turístico y en días laborables, pero de todas formas solo con la vista del exterior ya merece la pena realizar la visita.
Estando en Reinosa no podíamos dejar de ver el nacimiento del rio Ebro, así es que cogimos la carretera C628 que además de conducir a la estación de esquí del Alto Campoo , te lleva al cabo de 5Km a Fontibre. Allí mismo a borde de carretera está indicado el lugar. Un bello paraje en el que se aprecia una fuente que da origen a una pequeño lago que se convierte al cabo de un corto trecho en lo que es el caudaloso rio Ebro. Un sendero por el borde de la laguna te permite recorrer la zona disfrutando del paisaje. En la parte alta del lugar, casi como un mirador privilegiado, está el restaurante Fuentebro en el que comimos espléndidamente en su amplio comedor con ventanales al nacimiento del rio antes de efectuar un agradable paseo por el sendero.
Para terminar la jornada nos dirigimos a Villacantid, un pueblecito muy cercano en cuyas afueras está la iglesia de Santa María La Mayor, del siglo XII, en la que han habilitado un Centro de Interpretación del Románico. Después una breve visita a la exposición en el interior de la iglesia y de admirar un rato su exterior iniciamos el regreso a Santander, dejando para otra ocasión la visita a la cuarta colegiata románica que existe en Cantabria, la colegiata de San Martín de Elines, algo alejada de donde estábamos y a la que se accede mejor desde la carretera N623 que une Burgos con Santander.