La arquitectura del futuro

La ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo, intervino ayer en el panel ministerial dentro del XXII Congreso de la Unión Internacional de Arquitectos (UIA), que se celebra en Estambul, y señaló que esta reunión de varios miles de arquitectos de todo el mundo era una buena oportunidad para “revisar la agenda global de la arquitectura” porque las “ciudades son hoy en día lugares decisivos para la calidad de vida de las personas, para la salud medioambiental del planeta y para la eficiencia integral de la economía”.

La arquitectura del futuro

Revisando los temas de este Congreso y las intervenciones públicas llama poderosamente la atención las escasas referencias a la necesidad de una nueva arquitectura y un nuevo urbanismo. Muchos están dispuestos a admitir que nuestras ciudades son menos amigables que nunca y nuestros espacios ambientales cada vez más precarios y vulnerables. Pero no hay una preocupación por cambiar los parámetros actuales de cara un futuro próximo.

Nuestro país, sin ir más lejos vive estos días una abierta guerra del agua entre Castilla – La Mancha y Murcia. Persiste en la construcción de miles de edificaciones en el litoral español sin modelo urbano, que ahogan las voces de cientos de propietarios que denuncian abusos urbanísticos, y en general, una fuerte especulación en muchos territorios, al margen de la limitada capacidad de acogida de los mismos y la existencia de suficientes recursos básicos, como la citada agua.

La tecnología, la nanotecnología y la arquitectura

Quizás la tecnología, y más concretamente la nanotecnología, puedan suponer una revolución sin precedentes para nuestras viviendas, ciudades y las futuras edificaciones en general. La nanotecnología trata de la manipulación y aplicación de materiales, aparatos y sistemas funcionales a través del control de la materia a nano escala, y la explotación de fenómenos y propiedades de la materia a nano escala.

Hoy los avances de la nanotecnología en la construcción son muy modestos. Están ligados a muy prometedores progresos en capas de pintura que repelen manchas, arañazos, algunos materiales con atractivas propiedades a base de nanotubos, etc. Pero no pasan de ser unos limitados pasos en la revolución que puede llegar a constituir.

Algunos expertos apuntan que dentro de algunos años será menos costoso volver a hacer un edificio entero nuevamente que mantener uno viejo, aunque no tenga más de diez años de vida. Nuevos materiales con prestaciones asombrosas de resistencia (sísmica, incendios…), respuesta al medio (calor, frío…), ahorro energético, seguridad, higiene y salud podrán producirse a bajo coste.

Cuando el Presidente Clinton inauguró la National Nanotechnology Initiative se refirió a la capacidad de la nanotecnología para crear nuevos materiales que fueran más ligeros que el acero y que fueran diez veces más resistentes. Los avances en nanotecnología van lentos pero en una línea ascendente que redundará en resultados realmente impactantes.

Si la nanotecnología lo permite, quizás las ciudades, los edificios, las calles, los modelos urbanos tengan una nueva oportunidad. Quizás sea el momento de recrearnos en la defensa del patrimonio arquitectónico que merezca tal rango y fomentar una nueva arquitectura de cara al futuro, donde la sociedad, el hombre, la sostenibilidad real, sean los protagonistas.

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