Dilnot, una vez más

Ayer, el sonriente -‘Atrápame si
puedes’- Jeremy Hunt (Ministro de Salud) presentó, en la Cámara de
los Comunes, las propuestas del gobierno tras el informe Dilnot. Lo
vi en la tele, junto con algunos de los debates posteriores. Tras
grandes intenciones de principios que no llegaban a transformarse en
políticas, el cuidado de las personas mayores ha alcanzado, por fin,
un nivel elevado en las prioridades políticas. Efectivamente, Hunt
ofreció un mensaje positivo a los que ya son mayores, y
asesoramiento para aquellos de mediana edad.

Por lo que yo
entendí, a partir de 2017 habrá un nuevo sistema para los que viven
en su propia casa pero necesitan cuidados. Tendrán que hacer frente
al coste, pero hasta una cantidad tope de 75.000 libras (no de 35.000
libras como sugirió Dilnot), a partir de la cual la autoridad local
pagará los costes. La atención en residencias dependerá de los
medios financieros de cada persona, con el mismo tope, pero no
incluirá los gastos de alojamiento y manutención, que yo habría
pensado que era el gasto principal. Las personas con activos por
valor de más de 123.000 libras (incluyendo el valor de su casa)
tendrán que pagar el coste total.

A los de mediana edad se
les anima a pensar en cómo se las arreglarán cuando ya no sean
capaces de cuidar de sí mismos mediante la contratación de un
seguro; el único problema aquí es que, al parecer, la única
compañía que ofrece seguros de capitalización dejó de hacerlo
hace tres años.

El Ministro de Salud afirmó que sus reformas
acabarán con un escándalo social, anuncian un cambio histórico y
marcan un hito en nuestro país, pero el grupo de expertos Demos ha
analizado las propuestas y afirma que unos 120.000 ancianos
adicionales al año no recibirán ninguna ayuda para su atención
social y que el tope de 75.000 libras sólo ayudará a un 16% de la
población mayor de 65 años, lo que supone una diferencia de 117.096
pensionistas cada año, basándose en las cifras del censo de 2011.
Claudia Wood, la directora adjunta de Demos ha descrito la
legislación propuesta como poco ambiciosa y mezquina, añadiendo que
«hará poco para resolver uno de los problemas sociales más
importantes a los que se enfrenta nuestra generación». Andy
Burnham, secretario de Salud de la oposición, señaló en la Cámara
de los Comunes que el plan es, en el mejor de los casos, sólo una
solución parcial. La formidable Polly Toynbee, columnista de The
Guardian, también critica el plan en el periódico de hoy.
«Cuidado», concluye, podría convertirse en una palabra
mencionada sólo con ironía. Sin una solución útil, el gobierno
debería haber dejado solo este nido de serpientes.

Como
siempre tiene razón, pero en mi opinión, sólo en parte. Tal vez me
influye el número de personas que conozco que, al final de sus
vidas, se preocupan extremadamente por lo que va a ser de ellos; el
coste es importante y su verdadero miedo es el de perder la casa que
han amado y no el de convertirse una persona anónima sin compasión
y atención personal. Y quizás sea también, en cierto modo, mi
propio miedo lo que hace que este tema sea tan importante para mí.
Así que voy a tratar de hacer un seguimiento del mismo.

Bryan

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