Lo que se está dilucidando no es sólo una cuestión económica, sino también política. Del mismo modo, no se trata de una situación coyuntural, sino que puede ocasionar importantes efectos geopolíticos de larga duración.
Objetivos de Arabia Saudí y Estados Unidos
Con el petróleo en torno a 60 dólares el barril ya se ha alcanzado un precio francamente disuasorio para la producción en base a fracking, objetivo aparentemente pretendido por Arabia Saudí, que actualmente es el productor que por reservas y explotación tiene unos menores costes de explotación, así como una situación suficientemente adversa para Rusia, Irán y Venezuela, que era el objetivo perseguido por Estados Unidos.
De esta forma, ambos países han cubierto ya sus objetivos: de una parte, Arabia Saudí consigue detener las inversiones en extracción por fracking para que ese petróleo no compita con el suyo, mientras que Estados Unidos ha colocado en una situación financieramente comprometida a los países anteriormente mencionados y con los que continuamente mantiene tensiones geopolíticas (Siria, Ucrania).
La mitad de los ingresos fiscales rusos provienen de la energía, mientras que en Venezuela las exportaciones de petróleo son su única fuente de divisas.
Perspectivas a corto plazo
Por tanto, una vez cumplidos sus objetivos, es probable que el petróleo se estabilice en torno a 60 dólares y, a continuación, rebote modestamente e intente recuperarse de forma progresiva siempre que la situación de oferta/demanda no cambie estructuralmente.
El principal motivo es que los niveles actuales empiezan a perjudicar también a Estados Unidos como consecuencia del deterioro en las principales Bolsas de valores.
Estados Unidos no puede permitir esta situación de incertidumbre durante mucho tiempo y, si es necesario, forzaría una rectificación en la política de Arabia Saudí.
El coste de los credit default (similar a la prima de riesgo) de Rusia y de Venezuela se han disparado en diciembre e incluso se baraja la posibilidad de impagos selectivos. Esta situación sería nefasta no solo para Rusia sino también para Europa y Estados Unidos.
También es importante tener en cuenta que la Bolsa de Chicago es la más importante del mundo en negociación de derivados sobre materias primas y que más del 20% de los bonos que utilizan el petróleo como subyacente o colateral son emitidos por entidades estadounidenses.
En los últimos días incluso se especula con el anuncio de un retraso en la retirada de estímulos monetarios en la próxima reunión de la Reserva Federal que se celebra el 18 de diciembre como consecuencia de la actual situación del precio del petróleo.
En resumen, una cosa es tensar la cuerda y otra muy distinta romperla.
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