Visita a Tudela

A principios del mes de mayo escuche por Radio Clásica de RNE, en su programa dedicado a la zarzuela, una entrevista a Cristóbal Soler, director musical del teatro de la Zarzuela de Madrid. Entre otros músicos mencionó al compositor Joaquín Gaztambide, autor de numerosas zarzuelas en el siglo XIX, pero injustamente olvidado en las reposiciones del género que se realizaron a partir de la segunda mitad del siglo XX. Comentó que en Tudela, la ciudad natal del maestro Gaztambide, se había reinaugurado recientemente el teatro que lleva su nombre después de bastantes años de restauración. Yo tenía que hacer a mediados de mes un viaje desde Alicante hasta Bilbao y decidí hacer un alto en Tudela para conocer la ciudad del maestro Gaztambide, al que recordaba con agrado porque le había dado el nombre a una de las calles del barrio en el que pasé mis años de infancia.
Valió la pena la visita a Tudela. La esplendida plaza de los Fueros con su kiosco o templete de música en el centro, en cuyas verjas se pueden leer algunos nombres de ilustres de la música, te indica que ya ha pasado la época de su utilización como plaza de toros, finalidad para la que fue diseñada y construida en el año 1638. Por lo visto hasta entonces las corridas de toros se celebraban en la plaza vieja o plaza de la catedral.
La plaza de los Fueros, antes llamada plaza Nueva, es el centro neurálgico de la ciudad. La Casa del Reloj la preside y sus fachadas están decoradas con escenas taurinas y con escudos heráldicos de los pueblos de la Ribera de Navarra. En los bajos de los edificios hay varias cafeterías y bares cuyas terrazas ocupan gran parte de su pavimento. En sus mesas se dan cita los tudelanos y también los turistas ocasionales, por lo que su ambiente resulta a todas horas alegre y bullicioso. Detrás de la casa del Reloj han conformado un amplio espacio peatonal, el Paseo del Queiles, diseñado por el arquitecto tudelano Rafael Moneo, y concebido como zona de esparcimiento y recreo. Enfrente del reloj, a la izquierda, por la calle Concarera, se accede al casco antiguo de la ciudad. Por allí iniciamos un paseo atraídos por el sonido de una música no muy lejana. Llegamos enseguida a la plaza de San Jaime y allí nos encontramos con un grupo de niños que dirigidos por su profesor estaban ensayando al aire libre unas piezas musicales. A pocos metros de allí se encuentra la Plaza Vieja, con el Ayuntamiento y la Catedral.
La catedral de Santa María fue construida en el siglo XII sobre una antigua mezquita. Posee tres portadas románicas, la de Santa María, la de la Virgen y la más espectacular que es la llamada portada del Juicio Final, más tardía y con toques góticos, pero de una belleza extraordinaria. Como era tarde no pudimos visitar el interior de la catedral y contemplar el claustro románico, el crucero gótico y el retablo mayor, pero sí que pasamos un buen rato admirando la fachada del Juicio Final. A la izquierda está representado el paraíso con los justos y a la derecha el infierno y los pecados. Lástima que la estrechez de la calle enmascare un poco la belleza de la portada al no poder contemplarla con toda su grandeza.
Terminamos la visita a Tudela con una esplendida cena a base de verduras en el restaurante Trinquete situado en la calle del mismo nombre. Unas alcachofas con foie, seguidas de unos espárragos a las cuatro texturas, regado todo con un vino García Burgos Syrah con denominación de origen Navarra, fueron una digna muestra gastronómica de la capital de la Ribera de Navarra.

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