Navarra: De Iraizotz a Urdax

Iraizotz es un bonito pueblo en el valle de Ultzama, en Navarra, que se encuentra a poco más de 20 Km. al norte de Pamplona. Está próximo al pre pirineo navarro y aunque no está a demasiada altitud se nota ya un clima mucho más fresco que en la comarca de Pamplona. En el viaje que hicimos a Navarra durante un mes de agosto pasamos allí unos días alojados en un caserón cuyos bajos estaban ocupados por una vaquería.

Como era verano, las vacas se pasaban el día en un prado cercano y tan sólo acudían a la casa para ser ordeñadas, por lo que su presencia y el olor consiguiente no molestaba en absoluto. El pueblo es pequeño pero dispone de varios alojamientos rurales con lo que los visitantes ocasionales y los veraneantes habituales le dan cierta vida en verano.

A la entrada del mismo, en lo que podría denominarse la plaza, está la posada o bar donde al caer la tarde se reúnen las gentes del lugar para comentar las anécdotas del día o simplemente para tomarse una cerveza al fresco. Su entorno es muy agradable, colinas suaves y verdes, ricas en pastos y a lo lejos las montañas que anuncian el pirineo navarro.

Muy cerca, en Lizaso, se encuentra un formidable robledal, el Robledal de Orgi, vestigio de las zonas arboladas húmedas que abundaban en Navarra. Dispone de un centro de Interpretación, un área de recreo y tiene debidamente señalizados unos recorridos por senderos que se adentran en su interior y desde los que puedes admirar los helechos del soto bosque y los magníficos robles que conforman el bosque.

Desde Iraizotz hicimos una excursión hacia el norte, hasta un pueblito que se llama Urdax, situado a unos 50Km y que está a un paso de la frontera francesa y cerca del mar Cantábrico. Fuimos por la carretera 121a, la carretera de Irún, hasta llegar a un cruce hacia el valle del Baztan. Pasado el valle y a la bajada del puerto de Otsondo llegamos a Urdax en cuyo término municipal hay bastantes cuevas paleolíticas aunque tan sólo se puede visitar una de ellas, la cueva de Ikaburu. Tiene una gran cantidad de estalactitas y estalagmitas, y parece ser que estuvo habitada por hombres prehistóricos y más recientemente por contrabandistas que introducían mercancías de Francia a España. Pero el mayor aliciente que tiene la zona es que se puede ir por un sendero de unos cuatro o cinco kilómetros hasta una cueva situada en el vecino pueblo de Zugarramurdi, donde según la tradición se celebraban hasta hace poco aquelarres y ritos de brujería. Ahora creo que hacen algún espectáculo en ese sentido destinado fundamentalmente a los turistas.

Un sitio bueno para comer es el restaurante La Koska, que está situado en el mismo caserío de Urdax. Ofrece una cocina vasco navarra bastante buena y en su ambiente se aprecia mucho la influencia francesa del país vecino.

Para llegar a Urdax hay que pasar por Elizondo, la capital administrativa del valle del Baztan. Al regreso de la excursión hicimos una parada con el fin de admirar sus bonitos edificios y visitar su museo etnográfico. Después, no nos olvidamos de comprar, en una de las dos heladerías-pastelerías que se encuentran en la misma carretera, unas tabletas de chocolate puro con avellanas enteras, que es la especialidad golosa de Elizondo. Estaban deliciosas.

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