El expreso de La Robla II. Vado Cervera-León

A las 7,15h el tren se puso en marcha. Yo estaba ya despierto. No sé si por la sopa castellana de la noche anterior o por la estrechez de la litera, pero no pude pegar ojo en toda la noche, así es que cuando pasó el camarero a las 8,30h tocando la campanilla para despertar a los viajeros, me pilló en el pasillo del vagón contemplando el paisaje. No fui el único. Durante el desayuno, el comentario generalizado entre los viajeros era sobre quien había podido dormir y quién no. Ganaron estos últimos, pero el caso es que los comentarios sirvieron para entablar relaciones de amistad entre personas que nos acabábamos de conocer.
Cerca de las 10h llegamos a Matallana y enseguida el autobús nos trasladó a la cueva de Valporquero. La cueva se encuentra en la provincia de León, a 1300m de altitud, situada debajo del pueblo que lleva su mismo nombre. Hicimos por su interior un recorrido de más de 2,4Km subiendo y bajando escalones por una vereda bien marcada y bien iluminada. La temperatura era de 7ºC y la humedad relativa del 99%. Tiene varias salas o espacios amplios a los que les han puesto nombres muy sugerentes como sala de las Maravillas, situada al fondo de un largo y alto pasadizo al que denominan Gran Vía. Durante todo el recorrido se pueden apreciar las enormes estalactitas y estalagmitas, que a veces toman formas muy curiosas y que realmente son el reclamo turístico de la cueva.
Después de la visita y de descansar un rato, pues alguno de los viajeros terminamos algo extenuados (subimos y bajamos 486 escalones), nos llevaron a comer al Restaurante El Molino de la Ropería, situado en Vegacervera a orillas de un rio. El menú estaba compuesto por platos típicos de la zona. Primero ensalada de cecina de chivo, después patatas con ciervo y de postre dulce de leche. No estuvo nada mal, sobre todo las patatas guisadas con carne de ciervo.
Al terminar de comer volvimos a coger el tren en Matallana y viaje a León a donde llegamos a las 5,30h de la tarde. La visita a León fue muy breve. Vimos por fuera la basílica de San Isidoro, sin poder bajar a ver el Panteón Real y sus famosas pinturas románicas, y después la catedral de Santa María con sus luminosas vidrieras, ya restauradas y limpias en su mayor parte. Nos dieron un poco de tiempo libre que aprovechamos para dar un paseo por el centro comercial de la ciudad y acercarnos a la Casa Botines, en cuyo entorno se había formado un campamento de indignados del movimiento 15M. Había mucha gente y muy buen ambiente.
Para cenar nos llevaron a Valdemimbre, un pueblo situado a 25Km de León, cuna del vino Prieto Picudo, denominación de origen Tierra de León. Hay un montón de cuevas en el pueblo que estuvieron en tiempos dedicadas a la elaboración y conservación del vino y que hoy se han reconvertido en restaurantes típicos. Fuimos a la Cueva del Túnel donde nos dieron, además del vino que estaba exquisito, unos platos típicos, también de la zona, a base de morcilla negra, chorizos y tortilla guisada. Para mí lo mejor fue el postre, unos hojaldres con crema muy buenos a los que el vino acompañaba de maravilla. Después, a dormir al tren, en León. Durante el trayecto de vuelta en el autobús, hubo apuestas entre los viajeros a ver quien dormía mejor esa noche. Muchos pensamos que el Prieto Picudo iba a ayudar lo suyo.

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