Brian Kronstedt, Director de Desarrollo de productos de hardward de Preventice Solutions, una compañía especializada en la fabricación de dispositivos vestibles (wearables) para la monitorización cardíaca, reflexiona en MDDI sobre el futuro de estos dispositivos vestibles y de la monitorización remota en la asistencia sanitaria.
La continua aparición de nuevas tecnologías digitales y dispositivos vestibles aplicados a la atención sanitaria, cada vez más sofisticados, está impulsando el uso de la monitorización remota, un sistema de seguimiento que, según Kronstedt, podría acabar transformando por completo la atención sanitaria tal como la conocemos.
Esta monitorización remota o a distancia tiene diversas ventajas:
- Por una parte, permite a los médicos realizar un seguimiento continuado de los pacientes crónicos sin necesidad de que éstos deban desplazarse con frecuencia a los hospitales o centros de salud, facilitando enormemente la atención al paciente.
- Por otra, permite reducir costes, al evitar, en muchas ocasiones, la hospitalización del paciente.
La situación actual: proliferación de wearables para monitorizar la actividad cardíaca
En la actualidad, ya existen diversos dispositivos vestibles para monitorizar la actividad cardíaca, tanto aparatos Holter como de ECG. Un ejemplo es el BodyGuardian Heart, desarrollado por Preventice Solutions, un pequeño y discreto aparato de seguimiento portátil que cabe en un bolsillo, mejorando la movilidad de los pacientes y optimizando la recogida de datos.
Este dispositivo de seguimiento de ultima generación ofrece una plena convertibilidad entre la telemetría cardíaca móvil (MCT, por sus siglas en inglés) y el seguimiento de eventos cardíacos (CEM).
Sus funciones son:
- Monitorizar el ritmo cardíaco de forma continua para detectar posibles arritmias, incluyendo fibrilación auricular, taquicardia, bradicardia, etc.
- Registrar y enviar de forma periódica, por vía inalámbrica, al Centro de Seguimiento de Preventice, los ECG en los intervalos especificados por el médico.
De ese modo, los médicos pueden acceder a los datos de sus pacientes en cualquier momento a través de Internet y fijar nuevos umbrales para cada paciente en función de la información recibida, lo que les permite ofrecer una atención más personalizada y continua.
El futuro: wearables de monitorización para otras métricas
Según Kronstedt, al igual que se han creado dispositivos vestibles para monitorizar la actividad cardíaca, pronto empezarán a aparecer dispositivos capaces de monitorizar otras métricas, como los niveles de glucosa, la tensión arterial o la acumulación de fluidos.
En la actualidad, ya existen dispositivos vestibles que pueden “hablar” a través de una conexión Bluetooth con dispositivos de terceros, pero según Kronstedt, lo ideal sería lograr incorporar nuevas capacidades a los dispositivos vestibles que ya existen, de forma que además de monitorizar la actividad cardíaca puedan hacer también un seguimiento de la glucosa y demás métricas.
En su opinión, existe una posibilidad real de lograrlo a medio plazo. No obstante, admite que el desarrollo de un dispositivo de este tipo supone un importante desafío desde el punto de vista técnico.
Principales retos actuales
Según Kronstedt, a diferencia de lo que cabría pensar en un principio, el principal desafío por resolver en este sector, hoy en día, no es el desarrollo de nuevos dispositivos, sino la gestión de los datos.
A lo largo de los últimos años se han realizado importantes avances de hardware, que han permitido el desarrollo de dispositivos cada vez más sofisticados. Sin embargo, la gestión de los datos recogidos por todos esos dispositivos continúa siendo un quebradero de cabeza para los desarrolladores.
Sólo en el campo de la monitorización cardíaca portátil, hay diversos dispositivos vestibles. Además del BodyGuardian Heart, están el Zio XT Patch de iRhythm Technologies y el Seeq de Medtronic. También, el Kardia de AliveCor, un dispositivo que se puede sujetar a la parte posterior de un iPhone o llevarlo puesto como una pulsera.
Todos estos dispositivos recogen información de forma continua mientras se utilizan y algunos, como el BodyGuardian Heart de Preventice o el Seeq de Medtronic, se pueden llevar puestos hasta 30 días seguidos para tratar de detectar posibles arritmias. Eso, sumado al hecho de que cada vez hay más aparatos en uso, supone una gran cantidad de información recogida que es necesario gestionar.
«Si tenemos decenas de miles de estos dispositivos en uso, tendremos cientos de miles de eventos sintomáticos o asintomáticos llegando a diario al centro de monitoreo», señala Kronstedt. «El simple hecho de gestionar esos grandes volúmenes de datos es un gran desafío».
En este sentido, el problema no es específico del campo de los dispositivos vestibles, sino que se puede encontrar en gran parte de los sectores emergentes, como los relacionados con las ciudades inteligentes y el internet de las cosas (IoT).
En general, se están desarrollando en diversos campos numerosos sensores y dispositivos capaces de recoger información del entorno, las personas, etc.; pero la gestión de esa gran cantidad de información recogida, también denominada grandes volúmenes de datos o big data, está planteando nuevos retos, como dónde y cómo almacenar esa información y cómo analizarla para sacarle el mayor partido posible.
Según Kronstedt, la enorme valía de estas nuevas tecnologías no está sólo en la posibilidad de realizar un seguimiento continuo, sino en la visión que se puede extraer a partir de esos grandes volúmenes de datos generados. Eso es lo más importante, ser capaces de filtrar toda esa maraña de información para quedarnos con lo importante y sacarle el mayor partido posible, pero eso todavía está por lograr.
Fuente: MDDI
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