Mucho deberá cambiar la política y el «talante» de Bush para que España y los Estados Unidos puedan reconstruir una alianza como la que existía en la era Aznar. Estados Unidos ha votado seguridad, ha votado política interior. No se pueden pedir milagros. La administración Bush ha demostrado su inequívoco estilo y la forma de concebir la forma de hacer política. Y los norteamericanos la apoyan, pese al asombro que produce, al menos en Europa. Quizás haya marcado una estrategia principal para Zapatero: política interior…
El brillo y solidez de la gestión de Zapatero dependerá de la atención que preste a temas internos, de su carisma y liderazgo para resolver los problemas a los que se enfrenta el país; de su capacidad para ilusionar a España en su futuro. Poco cabe esperar de una política internacional condicionada por la critica situación con el mundo árabe, el encarecimiento del petróleo, la presumible consolidación del eje USA – Reino Unido, los problemas de Alemania, Francia o Japón. Ojalá se abrá alguna luz en la oscuridad. Bush apoyado por el electorado americano, Europa con divisiones y problemas para aprobar su Constitución.
La receta: menos fotos, más resultados e inciativas que afronten la realidad. El perfil de Zapatero se ha decantado en estos meses hacia iniciativas institucionales y una política que llegue a los problemas de los ciudadanos.
Algunas medidas históricas esperadas (violencia de género, carnét por puntos, no la discriminación de la homosexualidad, los éxitos contra ETA, la regularización de los inmigrantes) van en la dirección correcta. Pero esperan muchas otras: la vivienda, la sociedad de la información, la inversión en educación e investigación, la transparencia y profesionalidad de los medios informativos…
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