Visitas después del parto: cómo mantener a raya a las visitas después de dar a luz

Acabas de dar a luz y ya tienes un montón de bienintencionados amigos y familiares que quieren ir a conocer a tu bebé. No es lo más aconsejable, ya que tanto el recién nacido como la madre necesitan tranquilidad, por su bienestar.

Después de dar a luz, la mamá necesita recuperarse del parto.

Durante las primeras 24 horas se favorece el vínculo con el bebé y se facilita la lactancia, por esto es necesario que la madre esté lo más tranquila posible. También se evita la transmisión de gérmenes de las personas que tocan al bebé.

Porqué no deberías recibir visitas después del parto

¿Qué hacer con las visitas después del parto?

El mejor consejo sería evitar las visitas durante las primeras 24 horas, y si no es posible al menos limitarlas.

Te dejamos algunos consejos que pueden serte útiles para intentar no agobiarte con el tema de las visitas postparto:

Poner un horario de visita

Evitar las visitas puede ser complicado, por lo que ésta sería una solución intermedia. Intenta que llamen por teléfono antes de llegar.

Conseguir que las visitas no se alarguen en exceso puede resultar un poco complicado. Pero hay maneras discretas para hacerlo. Un truco puede consistir en decir simplemente que es la hora de dar de comer al bebé, tomar al bebé y salir de la habitación. 

Tómatelo con calma

Has pasado por una experiencia maravillosa pero agotadora. El parto, satisfacer las necesidades del bebé, la falta sueño, … Es completamente normal que te sientas exhausta, y es importante que te cuides.

Intenta dormir cuando el bebé duerma, echar (lo más educadamente posible) a las visitas cuando estés cansada, y tampoco tengas ningún problema en pedir ayuda cuando la necesites.

¡He tenido un bebé, no estoy organizando una fiesta!

No te preocupes en exceso por tu aspecto

En realidad la visita no viene a verte a ti, si no a conocer al bebé. Y aunque es normal que quieras recibir a tu visita con el mejor aspecto posible debes intentar no agobiarte mucho por tu aspecto.

Busca ropa cómoda y bonita con la que te sientas bien. Puede ser buena idea tener a mano una chaqueta de punto para ponerte encima del pijama cuando vengan las visitas.

Pon en algún sitio en el que vas a recibir a las visitas, una zona donde poder retocarte rápidamente. Toallitas faciales, brillo de labios, un pequeño espejo, un cepillo o peine, algo para poder recogerte el pelo, algún caramelo para el aliento. 

No te preocupes porque la casa esté reluciente

Reserva un lugar de la casa (como la sala de estar) para recibir a las visitas, y olvídate un poco de que el resto de la casa esté perfecta. 

Un consejo. Aprende a no pedir disculpas por el estado de tu casa. Al disculparte llamas la atención sobre la casa e invitas a que la juzguen.

Reparte los «deberes» con tu pareja

Es útil tener un plan con tu pareja para el tema de las visitas.

Cuando lleguen los invitados, tu pareja puede encargarse de hacer que haya algo de orden en la casa, de abrir la puerta, de sacar algo para picar,…

 

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