Beneficios de nadar
1. Puedes hacer más con menos
La natación nos ofrece la posibilidad de ejercitar nuestro cuerpo sin dañar nuestro sistema óseo.
Cuando nuestro cuerpo está sumergido, se vuelve automáticamente más ligero. Esto quiere decir que una piscina supone un entorno ideal para ejercitar los músculos rígidos y articulaciones doloridas, especialmente si se sufre de sobrepeso o artritis.
Si la piscina es climatizada, será mucho más beneficioso para las personas que sufren de artritis ya que el agua tibia puede ayudar a aflojar la rigidez en las articulaciones.
2. Aumenta el tono muscular y la fuerza
La natación es ideal para aumentar nuestra fuerza y musculación (especialmente en comparación con la mayoría de ejercicios aeróbicos que existen).
Por ejemplo, cuando un corredor da varias vueltas alrededor de la pista, sólo mueve su cuerpo a través del aire. Un nadador, en cambio, se impulsa a través del agua (una sustancia doce veces más densa que el aire). Esto quiere decir que cada pateada y cada brazada se convierte en un ejercicio de resistencia (que es el mejor tipo de ejercicio para aumentar el tono muscular y la fuerza).
También se ha demostrado que la natación mejora la resistencia de los huesos – en especial en las mujeres post-menopáusicas.
3. Ayuda a mejorar la flexibilidad
Al contrario que las máquinas de gimnasio que tienden a aislar el músculo, la natación pone al cuerpo entero en movimiento ayudando a que las articulaciones y ligamentos se suelten y por tanto, se vuelvan más flexibles.
4. Mejora la salud del corazón
Como la natación es un ejercicio aeróbico, es ideal para fortalecer el corazón (no sólo haciéndolo más grande sino también mejorando la eficiencia del bombeo de la sangre).
La Asociación Americana del Corazón (American Heart Association) estipula que hacer 30 minutos de ejercicio aeróbico al día (por ejemplo natación) puede reducir las enfermedades coronarias en las mujeres en un 30-40 por ciento.
5. Ayuda a controlar el peso
La natación está ahora reconocida como uno de los mayores quemadores de calorías que hay, haciendola ideal para mantener el peso bajo control. Para quemar aún más la quema de calorías podemos hacer lo siguiente:
Empezaremos nadando 50 metros con un descanso de 10 segundos al finalizar, después iremos aumentando la distancia de 50 m en 50 m hasta llegar a 300 sin aumentar el tiempo de descanso (el tiempo de descanso ha ser siempre de 10 segundos).
Cuando lleguemos a 300 metros repetiremos el ejercicio pero en fase descendente (250 m, 200 m, 150 m, 100 m y 50 m)
6. Mejora los síntomas del asma
La natación reduce los síntomas del asma inducido por el ejercicio debido a la humedad que hay en un ambiente de piscina (al contrario que el ejercicio en ambientes secos como el de los gimnasios o en espacios abiertos con temperaturas frías o alergias estacionales…).
De acuerdo con un estudio publicado en la revista académica “Respirology” un grupo de niños completó un programa de natación de 6 semanas. Al terminar el programa, experimentaron mejoras en síntomas comunes del asma como son los ronquidos y la respiración, además de reducir el número hospitalizaciones y visitas a urgencias considerablemente.
7. Reduce el riesgo de padecer diabetes
Hay pocas recetas médicas tan poderosas como el ejercicio aeróbico cuando se trata de reducir el riesgo de padecer diabetes.
En un estudio, se observó que los hombres reducíann el riesgo de padecer diabetes en un 6%, quemando 500 calorías por semana, haciendo ejercicios aeróbicos.
Nadando 30 minutos a braza 3 veces a la semana, quemaríamos una cantidad de 900 calorías, reduciendo así el riesgo de contraer diabetes de tipo 2 en un 10%.
Para los que ya tengan diabetes de tipo 1, los beneficios de la natación pueden ser igualmente de gran ayuda, ya que este tipo de ejercicio aeróbico aumenta la sensibilidad a la insulina.
8. Reduce el estrés, y mejora el cerebro así como el estado de ánimo
William Wilson decía en su libro “The Swimming Instructor” (1883) que los nadadores eran de las personas más felices y con mejor estado de ánimo que existían.
Quizás no se sabía en el siglo 19, pero toda esa felicidad de la que hablaba William Wilson es muy probable que fuera debida a la liberación por parte de nuestro cuerpo de unas sustancias químicas llamadas endorfinas que nos hacen sentir bien (uno de los mejores efectos secundarios de la natación y del deporte en general).
Además, la natación puede evocar una respuesta relajante parecida a la que hace el yoga debido, en gran parte, al constante estiramiento y relajación de los músculos, combinado con una respiración rítmica y profunda.
