Palabras sin examinar

Una palabra que realmente me preocupa y que sale a relucir continuamente, sobre todo en boca del actual Gobierno de coalición del Reino Unido, es: «competencia«. El presidente del Gobierno la utiliza como si fuera un talismán y el medio de resolver todos los problemas, pero sobre todo, los problemas económicos nacionales.
El presidente, con un séquito de hombres de negocios, ha visitado recientemente China, firmando, al parecer, millones de contratos en beneficio de ambos países; y, presumiblemente, de China. Cameron vio la visita como un impulso para las conexiones de negocios entre Europa y China, y a sí mismo como un embajador de la U.E., lo cual es extraño teniendo en cuenta su conocido disgusto por la U.E. En cualquier caso, se hizo todo como un ejercicio de exitosa competencia.La principal controversia política en el Reino Unido en este momento es el aumento en los precios de la energía. Una vez más parece que la solución a esto es más competencia. Las seis principales empresas de energía deben estar más abiertas a esta forma de negocio mencionada y el cabeza de familia tiene que averiguar cuál de ellas ofrece la mejor oferta «contrastando precios».

Esta teoría no tiene en cuenta el hecho de que las empresas pueden cambiar sus ofertas para maximizar sus beneficios, de manera que lo que disponen para sí mismas esta semana, puede ser un mal negocio para sus clientes la próxima semana. También da por hecho que los cabezas de familia comparten el espíritu competitivo y no tienen nada mejor que hacer que buscar en Internet un nuevo acuerdo que sea mejor que el anterior. El sistema también ignora a las personas que no saben utilizar un ordenador, entre las que probablemente se incluyen aquellas que más necesitan la energía a un precio razonable, como los pobres y los ancianos.

La celebración del funeral de Nelson Mandela en presencia de cerca de un centenar de los llamados hombres de estado de todo el mundo, a pesar de las espantosas condiciones climatológicas, nos recuerda el extraordinario calibre de este hombre. Mandela salió, tras todos esos años de encierro, creyendo en las posibilidades de las personas que trabajan juntas, ya sean amigos o enemigos. La competitividad o enfrentamiento de unos contra otros, no para el bien común, sino para convertir a las personas en adversarios y dividirlas en ganadores y perdedores, no estaba en su naturaleza. Él vio el futuro de Sudáfrica en términos de una mancomunidad.

«Consenso» y «cooperación» son mejores palabras que competencia y buenas intenciones. Su significado asume que las personas pueden trabajar juntas por el bien común. Son palabras liberadoras y creativas y pueden constituir el medio y el foco de un propósito común. Deberíamos intentarlo.

Bryan

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