Excursión a Estella-Lizarra

Estella o Lizarra, pues los dos nombres son oficiales e indican la misma ciudad, se encuentra en la zona media occidental de Navarra a 44Km. de Pamplona y es una ciudad situada en el llamado camino francés de Santiago y que tiene un marcado carácter histórico en la Comunidad Foral de Navarra. El rio Ega, haciendo un amplio meandro, la envuelve completamente dejando en uno de sus márgenes la parte más antigua de la ciudad.
Entramos a Estella por la parte antigua cruzando el rio por un puente peatonal. Después de atravesar un bonito prado de césped situado frente a la iglesia del Santo Sepulcro, fuimos caminando por la calle de Curtidores, que pronto cambia su nombre por Rúa de los Peregrinos. En esta calle está el Albergue de Peregrinos y también el Palacio de Fray Diego, lugar en el que se firmó en el año 1998, por todos los partidos políticos, sindicatos y asociaciones nacionalistas vasco-navarras, el pacto de Lizarra que entre otras cosas buscaba el fin del terrorismo de ETA. La calle de la Rúa es el centro histórico de la ciudad y desemboca en la plaza de San Martín, donde están el palacio de los Reyes de Navarra y el antiguo Ayuntamiento, convertido hoy en juzgado. Nos encontramos con bastantes peregrinos haciendo el camino de Santiago. Algunos llegaban en bicicleta, pero sorprendentemente vimos llegar a dos chicas jóvenes montadas a caballo, bien pertrechadas y con aspecto de haber hecho un largo recorrido.
Cruzamos otra vez el rio buscando la calle Mayor en la parte nueva de la ciudad y un lugar donde comer. Siguiendo unas acertadas indicaciones encontramos enseguida el Restaurante Navarra, que dispone de una terraza enorme y está situado en un entorno ajardinado muy agradable aunque como hacía mucho calor tuvimos que comer dentro, a cubierto del bochorno. Pedimos una ensalada de verduras y espárragos y después nos deleitamos con unas raciones de «gorrín», un plato típico del lugar a base de cochinillo asado y que parece que su tradición viene de que los jueves, día de mercado, los jóvenes solían regalar a las mozas algún cochinillo que otro. Ese día era jueves y había mercado, pero no vimos ningún trasiego de cochinillos entre los mozos del lugar.
Después de descansar un rato bajo las sombras de los álamos en el parque público Los Llanos situado en la ribera del rio muy cerca del restaurante y antes de emprender el regreso, pasamos por la Plaza de La Constitución para comprar algún recuerdo. Nos dirigimos a «Bombones Torres», afamada bombonería con sucursales en Pamplona y San Sebastián y pronto en Vitoria, según dijo su dependienta, donde compramos varias cajas de Rocas del Puy, chocolate de distinta textura (blanco, negro, con leche…) pero siempre con avellanas y con forma de escamas de cierto grosor. El nombre se lo pusieron en honor de la virgen del Puy cuyo santuario, desde una colina, domina toda la ciudad. Desafortunadamente las rocas llegaron algo «blandas» al concluir el viaje. Debían ser rocas para comprar y comer inmediatamente.
Para terminar la excursión y ya de regreso hacia Pamplona, nos desviamos un poco buscando una población también muy significada en el camino de Santiago y en la historia de Navarra, Puente la Reina. La contemplación del magnífico puente románico sobre el rio Arga, que además tuvo un especial protagonismo durante las guerras carlistas, es motivo suficiente para visitar Puente la Reina.

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