Tener horarios regulares para dormir y hacerlo suficientemente por la noche son beneficiosos para la salud.
Un estudio, publicado en la revista Science Translational Medicine, relaciona la corta duración del sueño y los trastornos circadianos, con un mayor riesgo de síndrome metabólico y de diabetes. La restricción prolongada del sueño con la interrupción circadiana concurrente, como puede ocurrir en personas que realizan trabajo por turnos, perjudica la regulación de la glucosa y el metabolismo.
La investigación se realizó en 21 trabajadores sanos del turno de noche. Los participantes, durante los 21 días previos al experimento, tuvieron un sueño normal, es decir con un horario coherente, 10 horas en la cama cada noche, así como con una exposición normal a la luz del día.
Posteriormente, en el laboratorio, cada participante permaneció en una habitación individual durante 39 días con poca luz y sin pistas sobre tiempo. Durante los primeros 5 días, pasaron 16 horas al día en la cama, durmiendo todo el tiempo que quisieron.
A continuación, estuvieron 3 semanas con sueño restringido, no más de 5,6 horas de sueño al día. Con periodos sueño/vigilia y con períodos de alimentación/ayuno que variaban, sobre la base de un máximo de 28 horas.
Por último, tuvieron 9 días en que nuevamente tuvieron 10 horas en la cama cada 24 horas.
Al final de cada período, los investigadores midieron el peso corporal, la tasa metabólica en reposo, y la respuesta metabólica a una comida normalizada.
Se produjo una reducción del 8% en la tasa metabólica en reposo, lo que se tradujo, si no existieron modificaciones en la dieta ni en el nivel de actividad, en un aumento anual del peso de alrededor de 4,5 kg al año.
Además también se observó un aumento de las concentraciones de glucosa en plasma después de una comida, un efecto que resulta de una inadecuada secreción de insulina por parte del páncreas.
Buxton OM, Cain SW, O´Connor SP, Porter JH, Duffy JF, Wang W, y col. Science Translational Medicine (2012). Online.
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