¿Por qué tendemos a aumentar de peso cuando hacemos ejercicio y perdemos más peso cuando apenas nos movemos?
Ganar peso al comienzo de un nuevo programa de ejercicios es bastante común. Es una parte natural del proceso de adaptación del cuerpo.
Pasar de un estilo de vida sedentario a uno mucho más activo causa muchos cambios en nuestro cuerpo.
¿Sabías que si hace meses que no has hecho nada de ejercicio, podrías incluso llegar a ganar casi 1 kilo al principio?
¿Por qué el aumento de peso inicial?
Pasar de un estilo de vida sedentario a uno activo puede provocar un aumento inicial de peso. Al iniciar un programa de ejercicios, nuestro cuerpo va a pasar de forma natural por varios cambios.
1. Respuesta inflamatoria.
Cuando comenzamos a hacer ejercicio nuestras fibras musculares sufren pequeños microtraumas y cierto grado de inflamación.
Esta es una de las razones por la que muchas veces nos sentimos doloridos después de un entrenamiento. Las famosas agujetas.
La respuesta inflamatoria asociada al estrés y al daño por microrotura de las fibras musculares produce retención de agua en el cuerpo, y esta retención de agua tiene parte de culpa en el aumento de peso.
2. Aumento de la reserva de glucógeno.
Pasar de apenas hacer ejercicio a trabajar varias veces por semana aumenta las necesidades de energía. Nuestro cuerpo necesita más combustible, por lo que lo tiene que almacenar más cantidad de energía.
Nuestro cuerpo almacena energía en forma de glucógeno en el músculo, para asegurar que nuestras células musculares tienen suficiente energía. El glucógeno necesita al agua como parte del proceso para alimentar al músculo, y este agua también puede contribuir al aumento del peso.
El glucógeno es el azúcar que las células musculares convierten en glucosa como fuente de energía para sus músculos.
Así que aunque hayamos conseguido perder grasa, el peso del agua que hemos retenido para almacenar glucógeno en nuestros músculos hace que al principio, no veamos ningún cambio en la báscula. Pero ésto es algo transitorio.
A medida que nuestros músculos se acostumbran al ejercicio, y son más eficientes, comienzan a necesitar menos glucógeno para mantener el mismo nivel de energía. La retención de agua es menor, y el peso comenzará a bajar.
Mucha gente piensa, erróneamente, que la ganancia de peso que muchas personas experimentan cuando comienzan a hacer ejercicio se debe a que se está construyendo nuevo músculo. El aumento de peso secundario a la formación de la nueva masa muscular no es inmediato, puede tardar entre uno y dos meses en aparecer.
3. El ejercicio nos hace querer comer más.
El ejercicio activa la liberación de grelina, una hormona que aumentan el apetito, y al parecer ésto es aún mayor cuando alguien comienza con una nueva rutina de ejercicio aeróbico moderado.
Ejercicios como nadar, caminar o montar en bicicleta, hace que aumente nuestro apetito, y a menudo acabamos comiendo las mismas, o incluso más, calorías de las que acabamos de gastar con el ejercicio.
Además, también se ha observado que el día que hacemos el ejercicio nos movemos menos. Es lo que se conoce como «inactividad compensatoria.
Es decir, aunque no lo hayamos planificado, de forma inconsciente, pasamos más horas sentados durante aquellos días en que hemos hecho ejercicio que cuando no lo hemos hecho, y por lo tanto las calorías totales que acabamos quemando son menores.
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