Para la salud infantil, lo mejor es la custodia compartida

Los niños cuyos padres se separan son más propensos a tener problemas emocionales y de conducta que los que niños que viven con dos padres que cohabitan. 

 
Y aunque las rupturas familiares son malas para la salud psicosomática de los niños, al parecer la custodia compartida parece que mejora el bienestar de los niños
 
 
 
 
Esta es la conclusión de un estudio en el que se utilizaron los datos de una encuesta nacional de casi 150.000 niños suecos de entre 12 y 15 años. 
 
Algunos de los problemas psicosomáticos asociados a las rupturas familiares que se midieron fueron:
 
  • dificultad para concentrarse.
  • dificultad para dormir.
  • dolores de cabeza.
  • dolor de estómago.
  • sentirse tenso o triste.
  • falta de apetito.
El estudio comparó a los niños en custodia compartida después de la separación de sus padres o los que vivían mayoritariamente con uno sólo de los padres. Los resultados se también se compararon con los de niños que permanecen en familias unidas.
 
Los resultados mostraron que, una ruptura, independientemente de la modalidad de convivencia, era peor para la salud de los niños. Pero que dentro de las familias cuyos padres estaban separados o divorciados, los niños que tenían menos problemas de salud eran los que estaban en régimen de custodia compartida. 
 
Los posibles factores de estrés que podrían estar afectando a la salud psicosomática de los niños de padres separados son:
 
  • Las largas distancias a la escuela, a los amigos y a las actividades de ocio.
  • La falta de estabilidad en la crianza y en el ambiente del hogar.
  • La necesidad de ajustarse a las exigencias de dos vidas familiares diferentes. 

 

Los síntomas psicosomáticos que producen las separaciones están relacionados con el estrés, ya que vivir en dos casas diferentes puede ser estresante para los niños. Pero los autores de este estudio sugieren que esto podría ser compensado por los efectos positivos de que los padres fuesen capaces de mantener un estrecho contacto.
 
 
Malin Bergström, y col. Journal of Epidemiology and Community Health (2015). Más información
 
 
 
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