Cómo subsistir en el ámbito rural

Habilidades perdidas: autoconsumo y autosuficiencia en el ámbito rural

Cómo subsistir en el campo

De pequeña, mi madre hoy ya con casi 80 años de edad, formaba parte de una familia de once hermanos que vivía en el campo de Cartagena en un ámbito rural, apartado de los pequeños pueblos de aquella zona. Su infancia, adolescencia y juventud transcurrió durante la Guerra Civil y la dura postguerra española. Continuamente le suelo preguntar cómo se podía subsistir en aquellos años y es realmente asombroso escucharla y atender a las explicaciones de las tareas diarias que debían realizar para luchar por vivir cada vez que amanecía. Una escuela de aprendizaje única.

¿Podrían hacerlo los educados en ámbitos urbanos en la actualidad? Bueno, por si alguien quiere intentarlo. Estamos hablando de un ámbito rural mediterráneo de clima cálido ¿Por qué no intentarlo?

Aceite, cereales y forrajes para pan y para alimentar animales

Cebada, Avena y alfalfa se cultivaban para alimentar a los animales de la casa. El trigo para hacer pan. La cosecha de trigo se llevaba al molino, allí una vez molido te daban la harina, el precio del servicio se pagaba en especie (con parte del trigo). La alfalfa se secaba como forraje para el invierno. De la cebada y la avena no solo se aprovechaba el grano sino la paja, empleada en los establos para diversos menesteres.

Las olivas también se cosechaban para su conservación y consumo y en su mayoría se llevaba a la almazara para obtener aceite. Este servicio también se pagaba en especie.

Frutos secos

Eran muy socorridos para el invierno. Había nueces y almendras de cosecha propia. Las almendras, siguiendo la tradición árabe, se utilizaban en postres muy diversos que proporcionaban calorías en los días frías de la Navidad y el invierno en general.

Frutas frescas durante todo el año

Había fruta fresca durante todo el año. Los árboles frutales rodeaban la casa y eran una extensión más de despensa doméstica. Higueras que daban brevas, higos, higos verdales; de los cactus, los higos de pala o higos chumbos. A lo largo del año se sucedían las manzanas, granadas, naranjas, limones, melocotones, melones, sandías, uvas, moras, jínjoles…

Verduras y legumbres

Se cultivaban y se cogían directamente de las plantas: patatas, tomates, cebollas, ajos, boniatos, calabazas, coles, lechugas, pimientos, berenjenas, pepinos, cardos, Incluso plantas asilvestradas como las acelgas y los espárragos trigueros. También formaban parte de la dieta: las habas, guisantes, guijas y garbanzos, cultivados en la tierra de la familia.

Plantas aromáticas y especies

Azafrán, laurel, hierbabuena y perejil. Del monte cercano se recogía el tomillo y el romero. Estas plantas aromáticas se utilizaban ampliamente en los platos.

Productos lácteos y huevos

La cabaña de animales, aparte de carne, lana y otros productos imprescindibles proporcionaba leche y huevos.

Con la leche de cabra y oveja se hacían quesos de cabra y de oveja. No había costumbre de hacer mantequilla. Se utilizaba para las calorías una rica «manteca de cerdo» con pan caliente al que se le añadía pringue.

La leche se utilizaba, aparte de para el consumo de los pequeños para numerosos postres caseros: natillas, arroz con leche, etc. junto con los huevos de corral que se recogían a diario.

Caza y cabaña animal

La caza menor de la zona era una buena fuente de proteínas: liebres, conejos, perdices, codornices, palomas silvestres, etc.

La cabaña animal de la casa estaba formada por el gallinero: con gallinas, pollos y pavos. También había pequeñas gallinas llamadas «americanas», de menor tamaño, y que empollaban huevos cada mes favoreciendo la cría de nuevos polluelos durante todo el año. La cría y consumo de aves era una buena fuente de alimentación.

Cerca de las gallinas estaban los conejos, cuya frecuentes y numerosas crías eran un garantía para el sustento de la familia.

El resto de la cabaña estaba formada por cabras, ovejas y cerdos. Con el cerdo se hacía la matanza anual, una buena fuente de alimentos para llenar la despensa.

Compras, trueques…

Se compraban muy pocas cosas en algún pueblo cercano: arroz, alubias, lentejas, latas de atún y sardinas… y poco más muy excepcionalmente. El recovero traía esto alimentos, y solía comprar excedentes de producción de la casa: huevos, gallinas, pollos, conejos u otros animales.

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