Una entrada más actualizada está en: Revitalizar las empresas de base tecnológicas (ETBs)
La idea de esta entrada me la ha proporcionado el magnífico discurso del profesor Senén Barro, ex-Rector de la Universidad de Santiago de Compostela, con motivo de su ingreso en la Academia de Doctors. Su experiencia al frente la Red Emprendia convierte su criterio en punto de inicio de cualquier reflexión sobre estos temas. Antes de llegar al epígrafe «Emprender desde la Universidad» (pag.71) le anteceden no pocas reflexiones de interés. Comparto algunas:
Emprender, en cualquier faceta de la vida, supone besar muchos sapos antes de que aparezca el príncipe o la princesa.
En España parece que el éxito no tenga que dar explicaciones pero que el fracaso no tenga disculpa.
Muchos rectores han afrontado el reto de crear una cultura emprendedora en la universidades. Senén cita Uniemprende (USC), Innova (UPC) Instituto Ideas (UPV) como ejemplos de intentos de eliminar tabúes, fomentar cambios de actitudes en la academia y generar potenciales iniciativas emprendedoras entre profesores y alumnos. Son iniciativas muy interesantes que debemos emular y proyectar.
En todo caso, la única reflexión que me gustaría traer aquí es muy sencilla: LAS UNIVERSIDADES DEBERÍAN OBSESIONARSE CON LA CREACIÓN DE EMPRESAS Y EL EMPRENDIMIENTO. Con seis millones de parados en ciernes y la incapacidad de recuperar ventajas comparativas en sectores tradicionales, nuestro país debería redefinir su base económica impulsando nuevas empresas de conocimiento de profesores y alumnos. Es necesario un mayor compromiso social en el reto de regenerar nuestro tejido económico. Sin perspectivas para un nuevo esplendor del ladrillo, bien vale explorar el potencial del conocimiento.
Una cultura de empresas de base tecnológica
Si pregunto en una de mis clases ¿cuántos de vosotros podríais ser emprendedores? (incluso añadiendo «si os obligaran») apenas obtengo un 3% de respuestas afirmativas. Y estamos hablando de alumnos universitarios especializados en economía y empresa. Y, además, en un entorno donde la tasa de paro de los jóvenes es actualmente superior al 50% y las expectativas de encontrar un trabajo interesante en los próximos años en España son bastante reducidas.
A las pocas semanas de conocer mejor a mis estudiantes percibo en una gran mayoría de ellos buenas ideas, capacidad de iniciativa, interés en todo lo relacionado con el emprendimiento, actitudes y aptitudes para impulsar interesantes proyectos empresariales… Intuyo que castramos su vocación emprendedora tras un sistema poco proclive a ponderar la creación de empresas. Y esto es lo que debemos cambiar urgentemente.
¿Predicamos con ejemplo los profesores? ¿Cuántas empresas de base tecnológica de éxito hemos creado los profesores en los últimos años? Pocas, muy pocas. Muy insuficientes. Quizás nuestra mentalidad, nuestras actitudes (y aptitudes) son poco propicias y receptivas a este tipo de retos.
El panorama al que se enfrentan nuestros alumnos bien merece esforzarse en crear una cultura de empresa en la universidad. Hay una magnífica base de conocimiento, formación, proyectos, ideas, capacidad innovadora… PERO ESCASA CULTURA DE EMPRESA. Sentimos bastante inhibición emprendedora.
Quizás sobran las excusas: escasez de financiación, debilidad de nuestros ecosistemas, etc. Importantes, pero no imprescindibles para avanzar.
Hay que profundizar en todo aquello que contribuya a crear una cultura de empresa en las universidades. Observo con admiración y no poca envidia como algunos españoles que han tenido éxito en Silicon Valley obtuvieron sus primeras ayudas de un fondo de capital riesgo propiedad de los profesores de universidades del área. Estamos todavía a una enorme distancia de esto. Pero hay que empezar a caminar, a reducir distancias.
¿Cuál es nuestra actitud (y aptitud) cuando un estudiante de último año nos plantea que quiere montar una empresa? Probablemente le desalentamos. Así pues, tenemos muchos millones de personas buscando empleo y pocos, muy pocos, dispuestos a crearlos…