No son de mi especialidad los temas lingüísticos, pero la Secretaría General Iberoamericana (SEGIB) me invitó a participar en una mesa en torno al «El español y el portugués en el sistema educativo, la comunicación científica y la agenda digital» (*). Estamos en un momento en el que es muy interesante plantearse el potencial (y las amenazas) del español y el portugués en un escenario digital de grandes avances tecnológicos. A continuación recojo las reflexiones que trasladé a la audiencia.
1. Español y portugués: vitalidad demográfica vs dependencia científica creciente
Centraré mi intervención en la educación universitaria y la “agenda digital” entendida esta última en el marco tanto de la necesaria transformación digital de nuestra sociedad como de las implicaciones derivadas del desarrollo de la tecnología actual y sus previsiones para los próximos años.
El desarrollo tecnológico y sus innovaciones disruptivas en la industria editorial, prensa, traducción, en el propio concepto de transmisión de información, etc. llevan consigo oportunidades y sobre todo dejan sentir en nuestros respectivos países la existencia de amenazas y riesgos relevantes.
En los últimos años la vitalidad del español y el portugués ha estado ligada a factores demográficos, lo que la ha situado en la segunda lengua más hablada del mundo tras el mandarín. Pero en terrenos fundamentales como el científico-académico, el mundo de los negocios o en Internet, el idioma inglés manifiesta un claro dominio propiciando una situación de creciente dependencia.
Adelanto que a lo largo de mi intervención voy a tratar de defender la necesidad de impulsar estrategias y políticas digitales más activas que propicien una mayor aprovechamiento del potencial de nuestras lenguas y minimicen los impactos menos favorables.
2. Perspectivas del predominio del inglés en la enseñanza universitaria
No voy a desvelar ningún secreto si afirmo, por más que nos pese, que en la comunicación científica el inglés es el idioma con un predominio absoluto (**).
El problema es que esa preeminencia se extienda a corto plazo a la propia enseñanza universitaria. Fomentando un entorno donde el inglés marque pautas tanto en la docencia como en la investigación.
En muchas de nuestras universidades se imparten clases presenciales en inglés alegando como ventajas la mejor preparación de nuestro alumnos para un mercado global. La preocupación por este auge de la docencia presencial en inglés ciertamente no es excesiva, pues no pasa de iniciativas puntuales en algunas de nuestras universidades.
Sin embargo el panorama digital ha cambiado la situación radicalmente. En muy pocos años y a través de la educación en línea y los recursos abiertos, la formación superior puede ir encaminada a un predominio acelerado del inglés, muy similar al que existe en el ámbito de las publicaciones científicas.
El problema para nuestras lenguas viene dado por una fuerte innovación digital en la educación universitaria que representa en la práctica la globalización de la educación e introduce cambios muy relevantes.
La revolución de los MOOCs (cuyas siglas obedecen a Massive, Online, Open Courses) con una rápida irrupción que apenas llega al quinquenio está detrás de muchos de estos cambios. Sin intentar introducir el complejo y extenso debate sobre los mismos, voy a destacar a continuación algunos aspectos.
Por qué los MOOCs propician una oferta global y con ventaja para el inglés
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Todo esto no es futuro, es ya presente. Y los sistemas educativos no siempre son receptivos al cambio (Ver una reflexión sobre zona de confort de las universidades).
En esta educación universitaria global, el inglés tiene un dominio absoluto derivado del liderazgo de sus centros de formación internacionales con unos recursos muy superiores a los de nuestras universidades.
Aunque éstas también están familiarizadas con la tecnología de los MOOCs y hacen imaginativos cursos, plataformas y esfuerzos para ser competitivas internacionalmente hay un problema de escala financiera considerable. Harvard, por ejemplo, dispone de unos endowments superiores a los 30.000 millones de $ con esta cifra podría adquirir suficiente capital para dominar los Consejos de las tres empresas españolas más importantes. ¿Qué Universidad nuestra podría competir en las enseñanzas universitarias más convencionales?
La conclusión que se deriva de una educación más global y de fácil acceso para nuestros estudiantes es que la educación universitaria puede verse muy afectada por el dominio del idioma inglés, en los mismos términos que hoy admitimos resignadamente el liderazgo de esta lengua en la comunicación científica.
Además nuestros alumnos pueden empezar a primar la empleabilidad de sus estudios frente a la oficialidad de unos títulos que cada vez tienen menos salidas al mercado real. Esto potenciará aun más la docencia universitaria en inglés.
La única respuesta posible en el ámbito iberoamericano quizás sea colectiva, una respuesta iberoamericana y deba partir además del aprovechamiento de los plataformas y recursos ya existentes tanto en el mundo anglosajón como en nuestras propias capacidades de crear y adaptar nuevos conocimientos. Volveré posteriormente a retomar posteriormente el tema.
3. La traducción automática y la supresión de las barreras lingüísticas
Todavía hay un tema tecnológico importante en litigio con nuestras lenguas: la traducción automática. Hemos pasado de burlarnos hace pocos años de sus chocantes errores a contemplar unos resultados cada vez más precisos y que. apoyados por tecnologías ligadas a la Inteligencia Artificial, muchos especialistas auguran en pocos años la supresión de hecho de las barreras lingüísticas.
Es cuestión de tiempo que las tecnologías Machine Learning de Google, Apple o Microsoft, no sólo traduzcan a la perfección, sino que incluso nos aperciban de errores e inconsistencias en los textos originales y nos faciliten recursos adicionales para no solo entender el lenguaje sino comprender el conocimiento en tiempo real.
Así las cosas, la traducción automática ¿restaría dramatismo al predominio del inglés tanto en la comunicación científica como en la educación universitaria? Cada individuo al fin y al cabo podría elegir su lengua preferida con independencia del idioma en el que va expresado el conocimiento original, tanto en texto como en voz…
Pero también cabe plantearse si la eliminación de las mencionadas barreras lingüísticas propiciará un mayor predominio de la oferta educativa de las mejores universidades del mundo (anglosajonas) con cursos “traducibles” automáticamente a cualquier idioma.
Llegados aquí cabría preguntarse si cabe alguna estrategia en torno a este nuevo ecosistema digital que no solo pone en crisis las barreras lingüísticas, sino incluso los propios métodos docentes o la propia la competitividad o viabilidad de nuestros sistemas universitarios tradicionales. Ver al respecto: Innovación educativa, MOOCs y el futuro de la educación superior.
Quizás las respuestas tengamos que obtenerlas de la propia sociedad digital y también de un retorno a los conceptos más básicos. Hay un claro aliado: la cultura. Y la educación.
Estamos poniendo excesivo foco en cuestiones del idioma, reduciéndolo a meras estructuras lingüísticas… demos un paso importante.
4. Partamos del concepto de cultura
La aproximación al problema cambia sustancialmente si partimos del concepto de una lengua como parte de la cultura. El conjunto de conocimientos, ideas, tradiciones y costumbres que caracterizan a un pueblo, a una clase social, a un sistema económico, a una época y que son comunicadas en parte a través de una lengua.
Bajo este prisma la diversidad (incluso y muy especialmente la lingüística), lejos de ser una desventaja se convierte en un activo de primer orden y gana fuerza a través de connotaciones muy interesantes en este mundo digital al que nos referirnos.
Quizás no tenga sentido en el futuro la mera enseñanza de un idioma si este no está inmerso en el concepto de cultura. Esto es, se enseña fundamentalmente cultura.
Ni que decir tiene que esto propiciaría una comunicación más rica y profunda. Y lejos de algunos estereotipos de comunicación actualmente muy comunes y caracterizados por lo tópico y la superficialidad (la amarga queja del tipo de interacción en la redes sociales). Solo la comprensión de la cultura, los sentimientos y las emociones propician la empatía y una comunicación creativa y profunda.
Los cambios relevantes en la tecnología que hemos comentado afectan no ya al idioma sino a la revalorización de la diversidad cultural y las identidades de los pueblos. Hay pues una oportunidad de enfocar el valor del español y el portugués como la base de unión e interacción geográfica, histórica, económica de un enorme y rico crisol de culturas y pueblos.
Los cientos de lenguas de Iberoamérica (y sus culturas) pueden convertirse en un activo digital interesante. Ya que la única estrategia posible, por sentido común, parece que debe emerger de la capacidad de entender el lenguaje en toda sus profundidad y diversidad. Esto es, como vehículo de la cultura y de nuestras emociones.
Incluso si sólo atendiéramos al pragmatismo comercial, por lo que percibo en la propia economía creativa de nuestro tiempo, el concepto de cultura puede ser la base de la mejor creatividad y comunicación digital, hoy reducida a herramientas que parten de la disgregación y simplicidad de los mensajes. Y como contrarespuesta también a la reivindicación de nacionalismos exacerbados que propician aislamiento y empobrecimiento.
Es un tema para desarrollar más extensamente, especialmente por sus vinculaciones con la educación. Pero prefiero llamar brevemente la atención sobre algo más pragmático: las nuevas reglas de la expansión del comercio mundial, ligadas al comercio online y el marketing digital..
5. El comercio y el marketing digital en la redes sociales
El comercio del siglo XXI será crecientemente digital y global, pero también creativo, muy personalizado y lleno de interacciones sociales y culturales. La cultura es una buena baza para un proteccionismo comercial legítimo “sin barreras arancelarias” y reivindicativo de nuestra identidad.
Es curioso que muchos de nuestros jóvenes lo entienden así de forma natural y espontánea. Son emprendedores digitales que con pocos recursos logran casos de éxito muy notables–
El caso de éxito de Hawkers.. Hace escasos días tuve la oportunidad de conocer a un grupo de emprendedores que con una inversión inicial de 300 € facturan hoy, tres años y medio después, un acumulado de más de 100 millones de € a través del comercio electrónico y el marketing digital. El objetivo de este año de Hawkers es vender 5 millones de unidades sólo en 2017, lo que la convertiría en la tercera marca de gafas de sol más vendida del mundo. Su secreto: crear emociones a través de las redes sociales. Y lo hacen digitalmente ciudad a ciudad en cada país, segmentan edades, géneros, intereses, profesiones… Su aproximación no es lingüística trata de ser cultural. Preguntados, vienen a argumentar que sus limitaciones o incluso errores provienen de no conocer a fondo la diversidad cultural de los más de 500 millones de hispanohablantes, su mercado principal. |
La tecnología permite hoy dar un servicio u oferta diferenciada a bajo coste por país, ciudad, barrio, edad, género… Una oferta personalizada, al gusto de cada persona. Pero nos encontramos que en la aproximación al potencial de nuestra enorme diversidad carecemos de capacidad de asimilar de forma eficiente culturas y emociones propias.
No hay que insistir en que durante los próximos años una gran parte del comercio y los servicios en el mundo se desarrollarán digitalmente. Podemos hacerlo con eficiencia si pasamos de la comprensión lingüística a la comprensión cultural de nuestra diversidad. Otra vez la cultura y la educación.
5. Activos digitales iberoamericanos y el ecosistema digital cultural
Voy a referirme brevemente a dos activos que pueden ser buenos ejemplos de proyectos digitales que han tenido un impacto relevante en el ámbito iberoamericano y que forman partee del ecosistema digital cultural que tenemos que construir.
Me estoy refiriendo a la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes y Universia, la red que une a unas 1.400 universidades en el mundo iberoamericano. Ambos proyectos los conozco bien, uno por ser el fundador e impulsor en su nacimiento y primeros años y el segundo por haberlo gestionado también en sus primeros cuatro años, tras una primera puesta en marcha inicial.
5.1. La Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes
En sus orígenes hace unos 20 años, los objetivos de las bibliotecas digitales eran muy sencillos: poner en la red textos o imágenes digitales a los que podía accederse gratuitamente a través de Internet en cualquier momento y lugar.
Al margen de poner en la red a los clásicos (ya liberados de derechos de autor) de la literatura, la historia o del conocimiento en general, el proyecto de la Biblioteca, gracias al respaldo del Banco Santander y numerosas instituciones (por ejemplo una gran parte de las Bibliotecas Nacionales de los diferentes países) ha conseguido hitos importantes en materia de desarrollo tecnológico. Por citar algunos:
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5.2. Universia
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Hay otros muchos proyectos digitales de la mayor relevancia y que forman parte de una necesaria estratégica para desarrollar una “industria digital cultural” en nuestros países. Dentro de estas herramientas destacan desde un riguroso e imprescindible diccionario en línea como el de la RAE o las propias tecnologías para diplomar y enseñar en Internet el español en todo el mundo propiciadas por ejemplo por el Instituto Cervantes.
No quisiera dejar de subrayar e insistir cansinamente en el carácter estratégico de esta industria cultural digital. La única que podría dar respuestas con potencial endógeno propio a los grandes cambios disruptivos que afectan al corazón de la comunicación de cada país: prensa, industrias editoriales o culturales en general.
Potenciar al máximo este ecosistema digital cultural significa especialmente apoyar a emprendedores que impulsan con dificultades sus startups y que deberían encontrar en nuestros países los entornos idóneos para su desarrollo. Y no siempre esto está siendo así, más bien lo contrario.
Un ejemplo: Unimooc es un proyecto digital de MOOCs con 340.000 emprendedores de más de 100 países la mayor parte iberoamericanos. En el área de San Francisco se habría convertido en un proyecto de referencia mundial, en nuestro ámbito de bajo coste, sin financiación «sobrevive exitosamente»… |
Un ecosistema digital cultural sólido será la base para potenciar en el único proteccionismo que dará resultado ante las disrupciones digitales: el desarrollo de nuestra riqueza cultural, haciéndola progresar en nuestro tiempo con la creatividad y el uso eficiente de las nuevas herramientas digitales disponibles.
6. Para concluir: reivindicar una industria digital propia de la cultura y la educación
En el ámbito de la economía digital hay que destacar un escenario dominado por gigantes tecnológicos y por innovaciones y cambios disruptivos que alterarán una gran parte del statu quo actual (entre países, o brechas sociales, generacionales, empresariales…).
Ante la intensidad, celeridad y entidad de dichos cambios surgen posturas regulacionistas y proteccionistas tendentes a salvaguardar los intereses de los sectores tradicionales afectados. La regulación o protección no solo en muchos casos es ineficaz sino que viene a ralentizar en gran medida el progreso que otros países impulsan y con esto se posicionan de forma destacada en las tecnologías y los sectores de futuro.
La Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas o la computación cuántica son citados frecuentemente para resaltar que estamos en los inicios de unos cambios que superan entidad todo lo que conocemos y hemos asimilado en mayor o menor medida hasta la fecha.
El retraso relativo de Europa o de Iberoamérica a la hora de comprender la entidad y naturaleza de la innovación digital respecto a Asia o los Estados Unidos sólo nos lleva a una suerte de dependencia digital hoy ya patente: no hay grandes empresas digitales europeas o iberoamericanas entre las líderes mundiales.
Apple, Google, Amazon Samsung, Huawei, Alibaba, Microsoft, Facebook, IBM (entre otros) marcan claramente el liderazgo digital en el mundo. La mayor parte de este liderazgo nace, se desarrolla y se consolida en Estados Unidos y Asia. Mientras en Europa o América Latina, se reivindica un proteccionismo encubierto sin sentido. Nuestros viejos periódicos Le Monde, The Guardian, Financial Times, el País, el Mercurio, el Universal, La Nación… (entre otros) proclaman la intervención y el proteccionismo abatidos por los “tuits” de 140 caracteres y otros formatos digitales. Nuestros problemas para comprender la transformación y el progreso digital se convierten en nuestro principal enemigo.
Para concluir insisto una vez más: el desarrollo de una industria digital de la cultura en toda su diversidad, tomando como base nuestras lenguas es el mejor antídoto para sobrevivir a la disrupción y liderar cambio y progreso con una base sólida.
Pero también la educación. El desarrollo tecnológico crece exponencialmente y nuestra asimilación de muchos avances será muy limitada sin una gran apuesta por la educación. Empresas y gobiernos deben someterse a una profunda transformación digital. Necesitamos mucho talento digital y si nuestras escuelas no forman ya en pensamiento computacional quedaremos anclados en un atraso cada vez mayor.
(*) I Simposio de las lenguas española y portuguesa (SEGIB)
(**) Recomendable el libro Scientifc Babel (el pdf está en https://archive.org/details/Scientific.Babel-Michael.D.Gordin)