La Comisaria Europea ha anunciando que Europa necesita más ciudades inteligentes, no sólo por motivos energéticos o de preservación del medio ambiente, también por que pueden ser el motor del crecimiento económico en unos momentos cruciales para nuestras economías. La danesa Connie Hedegaard ha visto en la presidencia danesa del Consejo Europeo una oportunidad para relanzar este objetivo.
La necesidad de un concepto amplio y ambicioso de smart city
El término de «smart cities» se ha hecho muy popular, aunque su concepto quizás no quede siempre del todo claro o se plantee con la suficiente extensión y ambición. En mi opinión se le supedita correctamente a temas de ahorro energético y preservación medioambiental (desarrollo sostenible) pero insuficientemente a las TIC, donde el «Internet de las cosas» marcará unas perspectivas revolucionarias y disruptivas en nuestras ciudades. Pongo un ejemplo ¿cómo impactarán en el comercio de una ciudad factores como el m-commerce o los pagos móviles avanzados NFC y personalizados?
Las smart cities deberían aprender de lo ocurrido en Internet en los últimos 15 años y situar a los ciudadanos en el centro de todo. Este concepto nos llevará más allá de la gestión del ahorro energético, el tráfico, las disminuciones de CO2 o los edificios. Al respecto, la mejora en la calidad de vida y la redefinición de la ciudad digital eficiente son dos retos que pueden revolucionar nuestros entornos urbanos.
La competitividad de las ciudades en torno a la actividad económica en un marco global es fundamental. La atracción de inversiones y de negocios vendrá muy determinada en el futuro por la capacidad de innovar en los espacios urbanos. El transporte, el comercio, la eficiencia en la movilidad, la capacidad de interactuación, la inducción a la creatividad innovadora los espacios de ocio, la productividad del trabajo… son vertientes con capacidad de producir una brecha digital entre aquellas ciudades diligentes respecto a las menos proclives a estos cambios.
Un concepto de smart cities multidisciplinar
El concepto de ciudades inteligentes está llamando a gritos la interdisciplinaridad. Sin duda los ingenieros de telecomunicaciones, programadores, analistas de big data, open data, etc. tienen un protagonismo natural en todo esto. Pero también los urbanistas, especialistas en salud (ciudades saludables), economistas, sociólogos, psicólogos, abogados, periodistas, jardineros… La logística, el transporte, la salud, el ocio, el comercio, la actividad económica, la cultura…
Habría que concebir un ecosistema donde el ciudadano debería ser protagonista principal. En la era de los smartphones el usuario es un beneficiario neto y perceptor en primera instancia de las políticas a desarrollar. Incluso algunas más utópicas como e-democracia, la democracia 2.0…
La voluntad política y la iniciativa pública- privada
La voluntad política es otro de los pilares. Me llama la atención el llamado «Pacto de Alcaldes» europeos firmado por 2.411 municipios, que representan 125.597.050 habitantes. España, con 836 entidades que han firmado el acuerdo, es el segundo país por detrás de Italia. Es una buena noticia si se pasa a la acción y se le echa imaginación y ganas, en momentos en los que la falta de fondos es angustiosa.
La iniciativa pública – privada debe desempeñar un papel fundamental en estos momentos con el valor de una potencial generación de empleo y de incremento de la competitividad de nuestros entornos urbanos. Si no hay dinero público hay que movilizar las inversiones privadas. Me llamman la atención proyectos como este.
Al margen de esto están las barreras institucionales y regulatorias existentes en nuestro país y que estoy de acuerdo que requieren una acción urgente por parte de nuestros administradores en aras a facilitar proyectos e iniciativas vitales para las ciudades. Hay que avanzar por la senda que haga posible integrar «capacidades inteligentes» en las infraestructuras y en los servicios dentro de las ciudades.
En todo caso, la óptica de las apuestas de las empresas españolas no deberían limitarse al mercado nacional, sino buscar oportunidades a nivel global, sobre todo en países con un potencial grado desarrollo elevado (China, India, Iberoamérica..), donde aún queda un amplio camino por recorrer y pueden adquirir el «músculo» que las empresas españolas necesitan para ser competitivas. En suma, el concepto de ciudades inteligenets requiere de la internacionalización, del conocimiento interdisciplinar y de redes de innovación abierta.
Fondos europeos para smart cities
Otro ámbito interesante es el VII Programa Marco de la Unión Europea. Hay ciudades españolas que ya participan por ejemplo del programa Concerto (Cerdanyola del Vallés, Tudela, Zaragoza, Viladecans) con el objetivo de lograr su autosuficiencia energética. O la inicitiva Civitas (trasnsporte) con Barcelona, Vitoria y Burgos, entre otras iniciativas.
Un epígrafe de especial interés es el Plan Europeo de Recuperación Económica 2010-2013 que da entrada a las Asociaciones público privadas en actividades de investigación, con un total de 3.200 millones de euros a la investigación mediante tres asociaciones público-privadas; las líneas son Fábricas del futuro, Edificios energéticamente eficientes, Coches ecológicos, “Future Internet”…
Esta última, Future Internet, está orientada a proyectos encaminados a incrementar la inteligencia de los servicios públicos y los negocios mediante su integración con la red y el uso masivo de capacidades de computación. En este momento ya participan empresas españolas como Telefónica, ATOS, ISDEFE, ACCIONA, UPM, Iberdrola, DHL, EVERIS, Ferrovial, Banco de Santander, Universidad de Cantabria, TTI Norte, E.ON España, HI-Ibérica, TECNALIA, CONDIS y SGS. Llama la atención que sólo una universidad española (muy acertadamente por su parte) esté entre las instituciones participantes.
España debería diseñar una estrategia activa para obtener financiación eurropea más abundante y prioritara o para modelos de construcción sostenible. Incluso para la incorporación de valores añadidos de smart cities a los importantes stocks inmobiliarios existentes en nuestro país. Se manejan cifras muy relevantes, por ejemplo Edificios inteligentes: a nivel global, «la construcción de edificios inteligentes pueden permitir ahorrar 1,68 GtCO2e de emisiones, lo que equivale a 216.000 millones de euros».
Los gobiernos europeos se han comprometido a conseguir que los servicios de administración electrónica centrados en el usuario, personalizados y multiplataforma constituyan una realidad generalizada a más tardar en 2015. Objetivos que deben contagiar a los municipios españoles de forma entusiasta y a todo un tejido empresarial digital capaz de generar miles de empleos.
En resumen,
- concepto ambicioso,
- multi e interdisciplinariedad,
- internacionalización,
- redes de innovación abierta,
- acceso a la financiación pública europea,
- movilización de la inversión privada,
…serían los ingredientes básicos que más me llaman la atención para un cóctel de smart cities.
He tomado como base el borrador del informe: IDAE: Mapa Tecnológico Ciudades Inteligentes. Ministerio de Industria.
Muy inspirador… y preocupante al mismo tiempo.
Se reafirma nuestro alejamiento con el futuro tecnológico más inmediato.
Gracias Luis, me preocupa el concepto… creo que deberíamos ser ser flexibles… De todo lo que leí me gusta "ciudad inteligente es aquella que hace uso de los avances tecnológicos para mejorar la calidad de vida de sus habitantes", esto nos da un muy elevado potencial unido a las TIC, la nanotecnología, los biosensores, las energías alternativas, y también flexibilidad para imaginar e innovar. Pero también un elevado grado de incocrección que está siendo utilizado para calificar a una ciudad inteligente aquella que hace cualquier ocurrencia…