Drones: primera valoración sobre la nueva normativa española

El pasado 15 de diciembre fue aprobada por el consejo de Ministros la nueva regulación sobre el uso de drones en España (Real Decreto 1036/2017 disponible en BOE desde 29 de Diciembre de 2018).

 

La clave del nuevo texto es que se abre el abanico de posibilidades para su desarrollo. Ahora sí, bajo la nueva regulación, los drones podrán realizar vuelos especiales en zonas urbanas y en lugares con ciertas aglomeraciones de personas, algo prohibido hasta el momento.

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La nueva normativa permite, asimismo, operaciones en espacio aéreo controlado, aunque en este caso, se precisarán requisitos de formación del personal y de los equipos, así como un estudio aeronáutico de seguridad coordinado con el proveedor de servicios de tránsito aéreo y la previa autorización de AESA (Agencia Estatal de Seguridad Aérea). Sin embargo, el uso de un drone como hobby, o su uso como vuelo recreativo, no necesita la habilitación de AESA, aunque deberá cumplir determinadas normas de seguridad.

 

Por otro lado, los operadores deberán disponer de un registro, bajo un formato de libro de vuelo, de los datos de los vuelos realizados, así como de la duración de los mismos. También deberán llevar fijada a su estructura la correspondiente placa de identificación ignífuga, en la que deberá constar la identificación de la aeronave incluyendo el nombre del fabricante, el tipo, modelo y número de serie, y los correspondientes datos del operador. Como hasta ahora, las aeronaves con un peso inferior a 25 kg quedan exentas del registro de matriculación.

 

Normativa como modelo de industrialización

En principio, cabe saludar con afecto a la nueva norma. Al menos ya no se nota ese temor a lo desconocido. Es evidente que sin una normativa que permita el desarrollo de la industria, no podemos beneficiarnos de la comercialización y empleo de este tipo de tecnología. Recordemos que los drones también son empleados para optimizar labores de extinción de incendios, así como operaciones de rescate. En empresas como Gas Natural, por ejemplo, los drones tienen un papel muy activo tanto en la realización de inspecciones de seguridad de infraestructuras e instalaciones, como en la prevención de riesgos del personal que realiza estas labores.

 

Hablamos de un sector emergente, que cuenta ya con casi 3.000 operadores, 3.693 pilotos y 4.283 drones. Estas cifras ponen de manifiesto la creciente relevancia de esta nueva actividad, a la que, además, en España se dedican setenta y cuatro escuelas de formación y una veintena de fabricantes.  

Quizá con la nueva regulación se permita potenciar el desarrollo de este sector, dentro de la legalidad y con márgenes de seguridad.

Una vez más, la industria de la tecnología va muy por delante de la normativa.

 


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