A Europa le cuesta trabajo asimilar el éxito de las grandes empresas tecnológicas estadounidenses
Según señala Michael Moritz, presidente de Sequoia Capital, en un artículo publicado en The Financial Times, en general, a los políticos les cuesta asimilar el éxito de los demás. Basta con ver el enorme esfuerzo de Bruselas por vigilar las políticas de privacidad y almacenamiento de Amazon, Apple, Facebook y Microsoft; o la decisión del gobierno francés, hace unos años, de no permitir que Yahoo comprase la compañía de intercambio de vídeos Daily Motion. Pero el último acuerdo firmado el mes pasado por el gobierno británico que afecta a Google e implica un pago de impuestos por valor de 130 millones de libras, ya es el colmo de los colmos.
Otra vez Google gravada en función de sus ingresos
En realidad, según el autor del artículo, Google no hizo nada malo. Cumplió con todas las leyes y regulaciones fiscales británicas y su equipo financiero no hizo nada que no hagan todas las demás empresas continuamente, es decir, tratar de minimizar el pago de impuestos. Por otra parte, el pago refleja cambios en las regulaciones en vigor desde 2005 y todos los países, incluyendo el Reino Unido, gravan a las sociedades domiciliadas en su territorio en función de sus beneficios y no de sus ingresos. Sin embargo, atendiendo a las declaraciones de los políticos podríamos pensar que los directivos de Google se han declarado culpables de algo.
Europa no sabe crear condiciones para el desarrollo de grandes empresas tecnológicas
Quizá, en lugar de seguir poniendo trabas a Google y otros casos de éxito estadounidenses, los políticos europeos deberían plantearse por qué en Europa prácticamente no han surgido empresas tecnológicas de renombre en los últimos 30 años. Aunque el entorno en algunas ciudades europeas, como Londres, Estocolmo, Helsinki, Barcelona o Berlín, es mucho mejor ahora que hace 20 años para las empresas jóvenes, los resultados todavía son desoladores. Los responsables de las políticas tecnológicas de la Unión Europea deberían idear nuevas formas de ayuda a los emprendedores que les permitan estar preparados para hacer frente a la competencia que surgirá de los garajes y apartamentos de los EE.UU. y China en los próximos 50 años; por no mencionar a otras tecnologías emergentes en el campo de la tecnología, como Taiwán, India o Corea del Sur.
También deberían preguntarse por qué algunos de los científicos e ingenieros jóvenes más prometedores de Europa se dirigen al oeste, a Silicon Valley, en lugar de quedarse aquí, en Europa. O por qué, a excepción de la genial Arm Holdings, no hay ninguna otra empresa creada entre el océano Atlántico y la frontera con Turquía en los último 25 años que se encuentre en el listado de las 40 empresas tecnológicas más valoradas de Europa.
Europa y la vieja escuela: tecnología dominada por las operadoras y empresas de telecomunicaciones
El listado está lleno de empresas de la vieja escuela, como operadoras de telefonía y empresas de telecomunicaciones protegidas por los estados, agencias de publicidad o consultoras. En los últimos cincuenta años, solo una empresa tecnológica europea fundada por emprendedores, la alemana SAP, ha logrado un valor de mercado por encima de los 100.000 millones de dólares, mientras que en los EE.UU. y China, cinco empresas creadas en los últimos 20 años han superado esa formidable cifra.
La guerra europea contra las tecnológicas que dan servicios que los usuarios demandan
Muy pocos (por no decir ninguno) de los políticos europeos que injurian a las empresas estadounidenses parecen darse cuenta de que esas compañías son las que proporcionan a los ciudadanos europeos decenas de productos a precios atractivos: unos teléfonos más potentes que los ordenadores de hace 40 años; formas increíblemente baratas de manipular y almacenar la enorme cantidad de datos necesarios para los experimentos científicos y las simulaciones de ingeniería; sencillos métodos de transferencia de dinero; y agradables modos de diversión y entretenimiento. Las empresas tecnológicas estadounidenses, como Amazon, Apple, Facebook, Google, Netflix, etc. triunfan en Europa porque han inventado cosas que los europeos anhelan.
¿Una nueva guerra proteccionista entre USA y Europa?
Imaginemos por un momento que los congresistas estadounidenses, imitando a los miembros del Parlamento británico, acordaran crear un impuesto especial que gravara los ingresos obtenidos por la compañías europeas a partir de sus ventas en los EE.UU. Algo así, podría, al menos, llevar a los CEO de compañías europeas como BP, GlaxoSmithKline, Dassault, Ericsson, Schlumberger o Rolls-Royce, a preguntar a los funcionarios de la UE por qué atacan a las compañías estadounidenses que triunfan, cuando han ignorado durante décadas las sombras que acechaban sobre la integridad en la organización y gestión en su propia casa: la FIFA.
Fuente: The Financial Times
Seguir leyendo: