Según un nuevo estudio publicado en septiembre la revista especializada Applied Materials Today con el título “High absorbency cellulose acetate electrospun nanofibers for feminine hygiene application”, la nanotecnología podría revolucionar muy pronto el sector de las compresas menstruales, gracias a un nuevo nanomaterial que promete abaratar su precio al tiempo que mantiene a las mujeres a salvo del denominado síndrome del shock tóxico.
La mayor parte de las mujeres en todo el mundo tienen una cita ineludible cada mes: la menstruación. La solución más habitual, al menos en los países desarrollados, es recurrir durante esos días al consumo de compresas y tampones.
Sin embargo, estos productos tienen, en general, un coste muy elevado para ser un producto necesario cada mes, por lo que gran parte de las mujeres en muchos países no tan ricos no tienen acceso a ellos.
Por otra parte, hay estudios que relacionan el síndrome del shock tóxico (TSS, por sus siglas en inglés) con los SAP (polímeros superabsorbentes) y otras sustancias químicas incorporadas en muchos de estos productos para potenciar su capacidad de absorbencia.
En muchos países, el uso de estas sustancias en los productos de higiene femenina carece de regulación y, lamentablemente, en los que sí la hay siguen produciéndose casos de este síndrome, con sus graves consecuencias para las mujeres afectadas.
Uno de los casos más famosos y recientes es el de la modelo estadounidense Lauren Wasser, que contrajo la enfermedad hace cuatro años y perdió una pierna como consecuencia.
Para resolver estos problemas, una investigadora de la India, Chandra Shekhar Sharma, en colaboración con otros colegas del Instituto Tecnológico de la India, en Hyderabad, ha desarrollado un nuevo material que afirma es:
- Mucho más absorbente y barato que los materiales utilizados hasta ahora.
- Y, lo más importante: completamente libre de tóxicos.
El nuevo material consta de una nanofibras mucho más finas que las de los materiales convencionales, desarrolladas a través de un proceso llamado electrospinning.
La extremada finura de estas fibras confiere al material unos niveles mucho más elevados de absorbencia, suficientes para su uso comercial, por lo que no es necesario añadirle ningún otro químico que la incremente.
El abaratamiento del material podría permitir el acceso a las compresas de las mujeres de zonas rurales en países en vías de desarrollo, como la India, que por lo general, todavía utilizan paños de tela o lana.
Otras opciones hoy en día: la copa menstrual
Mientras no llegan al mercado unas compresas fabricadas con el nuevo material, siempre nos queda la copa menstrual, un producto que a pesar de tener una larga trayectoria todavía es desconocido por gran parte de la población femenina, a pesar de sus enormes ventajas.
Consiste en un recipiente en forma de copa que se introduce en el interior de la vagina (como los tampones) durante el período de menstruación. La copa recoge el flujo menstrual y simplemente hay que vaciarla cada cierto tiempo, lavarla con agua y se puede volver a colocar.
Su uso supone un ahorro importante en la economía familiar, dado que su precio oscila entre 18-30 euros dependiendo del modelo, pero tiene una vida de entre 5 y 15 años.
Además, están hechas de silicona médica o de TPE (elastómero termoplástico), dependiendo del modelo, por lo que no contienen sustancias tóxicas y son 100% hipoalergénicas.
Una vez finalizada la menstruación, basta con esterilizarla en agua hirviendo (como los biberones y chupetes) y guardarla hasta la próxima vez.
Su único inconveniente es, quizá, la dificultad que plantea su uso hoy en día en los baños públicos, aunque en realidad no es un problema de la copa en sí, sino del diseño de los baños que, en la mayoría de los casos, no está pensado para este tipo de productos.
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