Los Gobiernos generan una gran cantidad de datos en bruto (raw data) cuya liberación en formatos reutilizables pueden ser de gran utilidad económica y social, una vez tratados y combinados adecuadamente.
(imagen obtenida de http://www.businesscloudnews.com/2013/10/29/open-data-institute-launches-global-network-of-big-data-innovation-nodes/) |
En mi opinión, el secreto del éxito futuro que se espera del paradigma de los datos abiertos (Open Data), todavía en una fase muy incipiente, estriba en que es difícil encontrar una actividad impulsada por las Administraciones Públicas que, requiriendo menores recursos, pueda generar tantos beneficios potenciales.
Abundando en esta idea, suelo decir, en tono coloquial, que el gran atractivo de las políticas del Open Data es que prometen ser buenas para todos:
·Para los Gobiernos, por una cuádruple razón:
o Porque deben ser los primeros reutilizadores del caudal de datos que generan a diario y que se desaprovecha lastimosamente sin extraerle una información muy valiosa que generaría mejoras significativas en su propia gestión interna.
o Por las interesantes posibilidades de colaboración entre las distintas Administraciones y con el sector privado que se facilitan.
o Por la vocación de transparencia, de fortalecimiento de la democracia y de lucha contra la corrupción que supone.
o Por las oportunidades de crecimiento económico que propicia.
· Para las empresas (infomediarias) porque pueden aprovechar los datos abiertos para generar servicios de valor añadido para sus clientes y para las propias Administraciones Públicas o para enriquecer productos o servicios existentes con las facilidades de los datos abiertos.
· Para los ciudadanos, que pueden beneficiarse de mejores servicios públicos y del acceso a servicios privados de calidad, sin olvidar las posibilidades que se le abren de empoderamiento y de participación en los asuntos públicos al tener acceso a la vasta y compleja información generada por las instituciones en una forma asequible, visual e intuitiva, como tendremos oportunidad de ver en algunos ejemplos.
El punto de partida, la condición sine qua non, para poner en marcha el modelo de Open Data es crear Servicios Públicos de Datos Abiertos que se incardinen en los vetustos organigramas de las Administraciones central, autonómica y local, y que se responsabilicen de garantizar la veracidad, la precisión, y la actualización de los datos que liberan, así como la promoción de los mismos y su accesibilidad por parte de las empresas, de los ciudadanos y de otras Administraciones Públicas.
Estos argumentos tuve ocasión de exponerlos personalmente en el Encuentro Aporta 2015 que se celebró en febrero en Madrid, organizado por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo.
En el portal de datos abiertos del sector público español, la plataforma datos.gob.es se pueden consultar, además, el mapa de iniciativas open data de las distintas Administraciones Públicas y un catálogo de aplicaciones que utilizan datos públicos, como Aquadaia, una app gratuita para ayudar a los agricultores a estimar el riego preciso de sus tierras en función del tipo de cultivo, del suelo, de la ubicación geográfica y de la fecha de siembra.
A nivel internacional, a efectos de apreciar aplicaciones prácticas de reutilización de datos abiertos, son de consulta obligada portales como Open Data 500, que referencia multitud de aplicaciones existentes en varios países del mundo, especialmente de Estados Unidos.
Es difícil seleccionar casos de éxito en una lista tan amplia, en la que aparecen empresas como:
· foursquare, que detecta tu ubicación y te recomienda lugares de ocio en tu localidad, avalados por opiniones de usuarios
· YELP, que se creó en 2004 con objeto de facilitar a los usuarios la búsqueda de pequeños negocios. Incluye los datos de las inspecciones sanitarias que reciben los establecimientos: ¡la higiene como valor comercial¡.
· Waze, que se basa en datos públicos sobre el tráfico, complementados por la información instantánea que proveen los propios usuarios acerca de posibles incidencias.
Mención aparte merece ILLUSTREETS, una aplicación geoespacial cuyo objetivo es ayudar a elegir el mejor lugar para vivir conjugando la potencialidad de los datos públicos liberados por distintos departamentos del Gobierno del Reino Unido con la oferta de viviendas de un portal inmobiliario privado, todo ello unido a un sistema open source, español, de visualización interactiva de datos sencillamente espectacular.
La ex Comisaria Europea, Neelie Kros, bautizó a los datos como el nuevo petróleo (new oil) de la economía, pero hay quien prefiere tildarlos de nuevo suelo (new soil), a modo de nueva tierra prometida, por las posibilidades que ofrecen los datos de explotar todo su potencial de fertilidad con creatividad e imaginación y hasta de presentar sus frutos con belleza, como diría David McCandless.