El 65% de los niños que han empezado sus estudios primarios este curso trabajarán en ocupaciones que todavía no existen actualmente, como nostalgista, experto en simplificación, silvestrador o consejero de robots, como se describe en el artículo: “Los 10 locos trabajos que se necesitarán en el futuro”.
En 2020, casi la mitad de los profesionales serán knowmads, “nómadas del conocimiento”, personas creativas, que con independencia de su formación de base, estarán siempre con las antenas desplegadas en busca de ideas innovadoras, abiertas a explorar nuevos conocimientos, amantes del trabajo colaborativo, promotores de estructuras informales y con capacidad de establecer sinergias, dentro y fuera de sus empresas.
Regularmente han desaparecido o decaído algunas profesiones y han emergido otras como consecuencia de los avances tecnológicos, más o menos disruptivos, y de las evoluciones socioeconómicas que han experimentado las sociedades a lo largo de la historia más reciente, sobre todo a raíz de la primera revolución industrial.
Es el fenómeno que Schumpeter, el padre de la innovación, popularizó con el nombre de destrucción creativa, y que ha sido un factor común de las tres revoluciones industriales reconocidas como tales, singularizadas, sucesivamente, por i) la irrupción de la máquina de vapor que facilitó la mecanización del trabajo, ii) la generalización del uso de la electricidad que propició la producción en serie de las fábricas y iii) la electrónica y las tecnologías de la información que permitieron la automatización de los procesos industriales.
http://www.profesorfrancisco.es/2009/11/revolucion-industrial.html |
Ahora estamos entrando en otro cambio de ciclo histórico, propiciado por la acelerada convergencia de los avances en campos hasta ahora disjuntos o escasamente relacionados, como la inteligencia artificial (Marvin Minsky, uno de sus creadores, ha fallecido esta semana), el Internet de las cosas, la robótica, la bio y nanotecnología, la genómica, la impresión 3D/4D, los nuevos materiales, como el grafeno o la realidad aumentada.
El término Internet de las Cosas (IoT) fue acuñado, en 2009, por Kevin Ashton, profesor del MIT, quien le auguró un potencial transformador aún de mayor calado que el que está teniendo la red de redes.
El Internet de las cosas (IoT) consiste, básicamente, en la sensorización de todos los dispositivos físicos presentes en los hogares, las ciudades y las fábricas, en su interconexión automática y en las técnicas y algoritmos de tratamiento masivo de los datos que se generan (Big Data) que posibilitarán la toma de decisiones inteligentes, en tiempo real, con mínima intervención humana.
Basándose en el IoT, el sector industrial alemán definió, en 2013, el concepto de Industria conectada 4.0, que ha sido el leitmotiv de la reunión del Foro Económico Mundial celebrado en Davos hace unos días, bajo la consideración de que estamos en los albores de la Cuarta Revolución Industrial.
Gobiernos, agentes sociales, universidades y la sociedad en general, todos debemos mentalizarnos de que nunca antes como hasta ahora se han dado las condiciones para que se produzca la “tormenta perfecta” que hará que se pierdan 5 millones netos de empleos en los próximos años, según un informe del Foro Económico Mundial de Davos. Hay que reaccionar con rapidez. El mundo educativo y formativo está llamado a desempeñar un papel clave en el desarrollo del ecosistema del Internet de las cosas.
Este informe del WEF, “El futuro de los trabajos”, en los comienzos de la Cuarta Revolución Industrial, anticipa la pérdida más de 7 millones de empleos, de los cuales 4´7 millones corresponden a puestos administrativos, como consecuencia de la automatización de sus tareas. Asimismo, 1´6 millones de operarios pueden perder su trabajo si no se recualifican , debido a la robotización de los procesos industriales que se producirá masivamente.
http://www.semana.com/economia/articulo/robotizacion-una-amenaza/382678-3 |
Por otra parte, como compensación de estas cifras negativas, se prevé la creación de unos 2 millones de trabajos relacionados con las finanzas, con perfiles directivos más centrados en la exploración de nuevas estrategias que en la explotación del día a día, con gestores comerciales que sepan explicar a los clientes los servicios innovadores que ofrecerán las empresas del sector, y por supuesto, con los puestos de más perfil técnico, salidos fundamentalmente de las Facultades de Ciencias, de las Escuelas de Ingeniería y de los Institutos de Formación Profesional.
El mercado de la Industria 4.0 requiere, en definitiva, perfiles multidisciplinares, competentes en tecnología, ingeniería, informática, telecomunicaciones, matemáticas, diseño o marketing, con capacidad de aprendizaje continuo y de evolución hacia otras áreas de conocimiento, dentro del esquema que define a los knowmads.