Información sobre ebooks y sobre como cambiarán nuestra forma de leer y escribir
El ebook Kindle de Amazon ha tenido un éxito enorme en los Estados Unidos y el Wall Street Journal publica esta semana un interestante artículo sobre las funciones de Kindle y como este tipo de producto podrá transformar nuestros hábitos de lectura. A continuación les ofrecemos un resumen del artículo en español. El artículo original se puede leer aquí.
Todos recordamos algún momento en los que la implantación de una tecnología supuso una verdadera revolución en nuestras vidas; momentos en los al pulsar un botón algo mágico sucede y nos damos cuenta, en ese mismo instante, de que las reglas han cambiado para siempre.
Algo así sucede con el lector de libros electrónicos Kindle, de Amazon, con el que puedes estar leyendo en cualquier sitio y, de repente, acordarte de una obra y disponer de ella en un par de minutos con unos cuantos clics, descargándola (previo pago) de la tienda en línea de Amazon.
Después de esto es evidente que la migración del libro en papel a su versión digital no va a ser un simple cambio de tinta por píxeles, sino que es probable que cambie considerablemente nuestra forma de leer, escribir y vender libros. Nos facilitará el comprarlos, pero al mismo tiempo, también hará que sea más fácil dejar de leerlos; ampliará el universo de libros a nuestro alcance y transformará el solitario acto de leer en algo mucho más social; permitirá a escritores y editores vender libros menos conocidos, pero también podría acabar minando algunos de los principales atributos que se han asociado con la lectura de libros durante más de 500 años.
Es evidente que la revolución de los libros digitales tiene un gran potencial y ofrece enormes posibilidades; la cuestión es si seguiremos reconociendo el concepto libro una vez completada.
En el mundo actual en el que todo está conectado e interrelacionado permanentemente, a veces nos olvidamos de que los libros constituyen la materia negra del universo de la información. Poseemos terabytes de información a nuestro alcance, en forma de páginas de texto digital por las que navegamos a través de hiperenlaces, pero nos alejamos cada vez más del archivo de conocimiento más valioso de la humanidad: las decenas de millones de libros publicados desde la época de Gutenberg; en parte debido a que estos libros han estado, durante mucho tiempo, excluidos del índice de Google.
Sin embargo, hay dos buenos motivos para pensar que este desequilibrio será momentáneo y que está a punto de terminar. por una parte, el éxito de Kindle, el lector de libros electrónicos de Amazon; y, por otra, la maduración del servicio de búsqueda de libros, Google Book Search, de Google, que actualmente ofrece cerca de 10 millones de títulos, entre los que se incluyen muchos libros poco conocidos y obras agotadas que Google ha escaneado.
Pero si estamos a punto de reescribir el futuro, la gran pregunta es: ¿Cómo?
La capacidad de buscar algo al instante en las versiones digitales de millones de libros hará que sea mucho más fácil encontrar cualquier información, por lo que es probable que proliferen las ideas y florezca la innovación, igual que sucedió en los años posteriores al invento de Gutenberg.
Podremos tener una biblioteca digital de todo lo que hemos leído a lo largo de nuestra vida: de niños, en la adolescencia, como estudiantes universitarios y en la vida adulta; y podremos realizar búsquedas sobre cada palabra de dicha biblioteca. Resulta difícil calcular el impacto que puede tener esto en la investigación.
Los distribuidores venderán muchos más libros gracias a los lectores de libros electrónicos, debido a la disponibilidad que ofrecen. Los datos de Amazon indican que los usuarios compran muchos más libros tras haber adquirido el Kindle y no es difícil entender por qué: con el Kindle la librería va con nosotros allá donde vayamos. Si un amigo nos habla de un libro o leemos en un libro una cita o referencia de otro que nos parece interesante, en lugar de anotarla o intentar recordarla podemos comprarla directamente y disponer de ella en minutos.
Sin embargo, esto que favorecerá la venta de libros, perjudicará la atención. Cuando leemos un libro de papel la atención es máxima ya que solemos enfrascarnos en la lectura, aislados de toda interferencia. En un documento electrónico, en cambio, puede haber enlaces que nos llevan a otros documentos, hilos de comentarios, etc.; y distraigan nuestra atención, perdiéndose una de las principales diversiones de la lectura: la inmersión total en un mundo diferente, en el mundo de las ideas del autor.
El que los libros estén en línea cambiará también el modo de encontrarlos y de hablar sobre ellos. Podría prosperar una especie de «booklogs» (libroblogs), en los que los lectores publicasen pasajes de libros y realizasen comentarios sobre ellos públicamente. Google empezaría a indexar y ordenar según su ranking páginas individuales y párrafos de libros en función de lo que se comenta en línea sobre ellos. Podríamos leer un pasaje extraño de una novela y al instante navegar por docenas de comentarios de lectores de todo el mundo en los que se explica o debate el verdadero significado de dicho pasaje.
Sería una especie de club internacional y permanente de lectura. Leer libros pasaría de ser una actividad fundamentalmente privada a ser un evento social. Y nadie leería solo nunca más.
Las portadas de los libros y reseñas en periódicos perderían su importancia. Cada página de cada libro competiría con cada página de los demás libros que se hayan escrito, todas ellas comentadas, indexadas y clasificadas. La unidad del libro se dispersaría en multitud de páginas y párrafos intentando llamar la atención de Google.
En este nuevo mundo, las citas serán un motor de ventas tan poderoso como lo es la publicidad hoy en día. Un autor escribirá algo y, gracias a los cientos de enlaces de diversos bookloggers haciendo referencia al pasaje, su página ascenderá a las primeras posiciones de los resultados de Google. Cada día, Google llevará a cientos de compradores potenciales del libro a dicha página, un número muy inferior del que se puede lograr con otros medios, pero mientras que una presentación en la radio o televisión es algo efímero, el ranking de Google no desaparece de un día para otro.
Esto podría cambiar incluso la forma de escribir libros, ya que los escritores y las editoriales podrían empezar a pensar en cómo hacer que páginas individuales o capítulos de un libro alcancen un buen ranking en Google, llegando a modificarlos o escribirlos con unas características concretas con tal fin. Cada párrafo irá acompañado de etiquetas descriptivas que sirvan de orientación a los posibles buscadores; y se probarán los títulos de los capítulos para ver qué cuáles puntúan mejor en el ranking.
¿Qué podría significar esto para los libros? Habrá que verlo. Quizá apenas unas cuantas palabras o párrafos colocados estratégicamente; o quizá libros enteros que se escribirán teniendo en mente a los motores de búsqueda.
La distribución digital también permite ofrecer a los posibles compradores una «muestra gratuita» (por ejemplo, el primer capítulo) para animarlos a comprar el libro completo. Las introducciones de los libros cambiarían y pasarían a tener una mayor función publicitaria. Y es muy probable que vuelva a resurgir el suspense al final de cada capítulo, con el fin de animar al usuario a comprar el siguiente.
En el caso de colecciones de relatos cortos u obras que no sean de ficción, se podrá comprar a la carta, como sucede ya en el mercado de la música digital. Por ejemplo, se podría comprar un capítulo por 99 céntimos. Y el mercado empezará recompensar a los libros modulares, es decir, que se puedan dividir en capítulos independientes perfectamente legibles por separado.