¡No te rasques!
Seguro que en más de una ocasión hemos dicho u oído esta expresión. Ahora una investigación demuestra que esto tiene una base científica.
Al rascarnos, nuestro cerebro libera serotonina, que parece ser la responsable de que aumente la sensación de picor al rascarnos.
Rascarse alivia el picor generando una pequeña cantidad de dolor.
Las señales del picor y del dolor se transmiten a través de vías nerviosas diferentes, pero relacionadas. Rascarse puede aliviar el picor mediante la creación de un dolor leve.
Por lo que cuando nos rascamos, y durante un corto tiempo, las células nerviosas de la médula espinal llevan las señales de dolor al cerebro, en lugar de las señales del picor.
El cerebro responde mediante la liberación de serotonina para ayudar a controlar el dolor. Pero a medida que la serotonina se extiende desde el cerebro a la médula espinal, estimula más el picor, haciendo que se comience un círculo vicioso de picor-rascado-dolor-picor que cada vez es más y más difícil de romper.
Por esto, cuando el cuerpo responde a las señales de dolor, la respuesta en realidad empeora el picor.
Experimentos de laboratorio.
Se inyectó a los ratones una sustancia que les causó picor.
Las pruebas revelaron que se producía la activación de un receptor de serotonina (5HT1A) que se encuentra en neuronas del picor de la médula espinal (GRPR).
Con el bloqueo de los receptores de serotonina de la columna vertebral podría reducir el picor crónico. Si se reduce la serotonina se reduce la intensidad del picor.
Sin embargo, a pesar de los resultados, el bloqueo de la liberación de serotonina no es una solución para el picor porque este neurotransmisor tiene muchas otras funciones esenciales. Está implicado en el crecimiento, el envejecimiento, el metabolismo óseo y la regulación del humor. Algunos fármacos como el Prozac controlar la depresión al aumentar los niveles de serotonina en el cerebro.
Zhao Z-Q, Liu X-Y, Jeffry J, Karunarathne WKA, Li J-L, Neuron (2014). Más información.
