Tuve la suerte de conocer a Verónica Forqué en la Sala Matadero, en un estreno. Y aquella mujer me dejo marcado, porqué es tal como te la imaginas. Habla tan despacio, saboreando cada palabra, y con esa mirada tan enigmática.
Hoy, acompañado de mi amiga Inma, he podido asistir a ver Shirley Valentine. Un texto al que llevaría a ver la próxima vez a mi madre, a cualquier madre, porqué es un texto escrito para ellas. Esto no quiere decir que el resto no lo disfrutemos, todo lo contrario…
Lo primero que me gustaría es señalar el gran texto escrito por Willy Russel y adaptada por Nacho Artime. Impresionante! Un personaje tan actual, tan bien definido, que no para de evolucionar desde que se presenta, y que se abre de par en par para que la conozcamos a través de un recurso muy sorprendente, ya que Shirley no deja de hablarle a la pared. Hay que recordar que se trata de un monólogo de casi dos horas…
Un texto que habla del matrimonio y de los hijos. Pero un montaje hecho en familia ya que Manuel Iborra es el propio marido de Verónica Forqué. La verdad es que la formula les ha funcionado.
También quería señalar el magnifico decorado realizado por Andrea D’Odorico, sobre todo en la primera parte… Me ha encantado como ha sabido trasladarnos a la casa de Shirley…
Una obra divertida, bien escrita e interpretada, yo sin lugar a dudas repetiré con mi madre si vuelve a venir por la provincia. Y por cierto, a la salida del teatro podréis observar como en persona es tan grande como en el escenario.
¡Bravo Verónica!