El Empresario ya tiene el control total de la empresa. Acude a bancos, suscribre préstamos y pólizas de crédito, desviando automáticamente los fondos a sus cuentas personales.
El final de esta historia es que un joven emprendedor, trabajador y buena persona, ha sido arrollado por un huracán y perdido todos sus ahorros (y tal vez los de algún familiar o amigo).
Pero lo más indignante es que el estafador no trabaja solo. Tiene un equipo formado por un asesor, un abogado e incluso un notario. Repiten estas operaciones con frecuencia y acumulan demandas en los Juzgados. Pero son muy profesionales y todo lo hacen de forma «legal» y, además, conocen las deficiencias de la Justicia y cómo «escaparse» de la misma.
Desgraciadamente, esto no es el guión de El Golpe, sino una realidad que sucede más a menudo de lo que imaginamos.