Soy celosa: ¿Qué hacer al respecto?

Si estás acostumbrada a dar amor sólo cuando te lo dan a ti probablemente acabarás sufriendo celos. Si dependemos del amor del otro para estar bien cuando lo perdamos nos hundiremos.

Incluso imaginarnos esa pérdida puede conducirnos a los celos, inyectándonos esa desconfianza crónica que va destruyendo poco a poco la relación. 

soy celosa que hago

Se necesita mucho coraje para no cerrar nuestro corazón cuando nos rechazan o nos reemplazan. Pero tenemos que superar el miedo y dejarlo atrás. Cuando somos esclavas de los celos es crucial que no nos rechacemos a nosotras mismas, como suele pasar cuando nos culpamos de que el otro se aleje.

No tenemos que amar nuestros celos, pero tarde o temprano necesitamos amar esa parte de nosotras vulnerable y dependiente que está encadenada gritando en el pozo negro de los celos. 

Tú eres la que decide cómo responder ante los celos que te provoca tu pareja. Podemos caer en el juego o bien podemos pasar de largo y no dejar que nos afecte.

¿Y si ha habido una traición mayor? 
soy celosa

La rabia es una respuesta totalmente natural y puede que tengamos que tengamos que aprender a controlarla antes de que sea destructiva para nosotras y la relación.

No sé si podremos controlarla por completo, pero podemos llegar a ella si dejamos que fluya de una manera no perjudicial para nosotras ni para otros. Debemos dejar que salga de nuestro cuerpo antes de que nos haga daño. 

Cuando estamos sintiendo celos es importante que admitamos abiertamente que nos estamos sintiendo rechazados. Igual de importante es no dejar que ese sentimiento tome dimensiones desproporcionadas.

Hay mucho dolor en el rechazo, pero cuando nos centramos en que estamos siendo rechazados perdemos el contacto con nuestro dolor subyacente y hasta podríamos decir que rechazamos eso también. Acabamos haciendo con nosotras mismas lo que aparentemente creemos que está haciendo la otra persona con nosotros. 

Cuando realmente queremos a esa persona no la rechazamos, pero sí podemos rechazar -y de hecho debemos hacerlo si no nos hace sentir bien- algo que el otro está haciendo. No le rechazamos a él, rechazamos su actitud.

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