ZP y los asesores de imagen
Pese al esfuerzo que hice en mi blog sobre Campos – Quintana, reconozco que no entendía muy bien a los asesores de imagen. Es que los hay que cambian y encorsetan tanto al personaje que lo hacen perfectamente irreconocible. Y el caso es que a mi me gustaban los seres humanamente imperfectos. Los que se equivocaban, hablaban, gesticulaban, se movían e incluso tropezaban y se caían torpemente en un escenario. Por lo menos pensaba que me ayudaban a saber a qué atenerme.
Creía que había fuerza en la persona que actuaba tal como era, defectos incluidos. O simplemente, en la lógica de la coherencia del que sencillamente aplicaba su sentido común espontáneamente y sin corsés.
Me imaginaba que para los asesores debía ser un enigma la razón por la que Jordi Pujol ganó repetidas veces las elecciones en una plaza tan dura como Cataluña. O las razones del éxito de personajes y líderes como Santiago Carrillo, Alfonso Guerra, Manuel Fraga…
Hoy El Mundo trae un reportaje sobre la imagen de marca «ZP» y su creador Jaime Campmany.
Me he enterado que la razón por la que Zapatero ganó las elecciones generales el pasado año obedeció a la «capacidad creativa» de los publicistas, asesores de imagen, expertos en comunicación, especialistas en marketing y publicidad… que consiguieron un producto impactante entre las masas de españoles: «ZP». La verdad es que he mirado la foto y no me queda ninguna duda.
Nos cuentan que la filosofía para crear «ZP» era calcada a la de JFK , aunque de eso se dieron cuenta después.
Esto también me ha servido para explicarme de paso lo del peluquero de Aznar. La verdad es que estaba un poco despistado.
Así que, pensándolo bien, pues les diré que la vida de un Presidente del Gobierno deber ser muy dura. Me lo estoy imaginando en un viaje oficial en la «salsa» de los asesores de imagen, con tantos medios de comunicación pendientes, con tantos detalles de «imagen» que cuidar; ruedas de prensa, fotos, declaraciones impactantes que sean primer titular…
Solo a aquellos exagerados se les ocurre pensar que el peso de la propia imagen puede que ahogue a más de un político y se olvide de la principal razón por la que viajó o debió viajar a un país en particular o acudió al Parlamento.
En el fondo, ¡que más da!!! Lo importante es que los ciudadanos perciban una imagen de serenidad, optimismo, fuerza, solidez, capacidad de respuesta…
Yo de mayor quiero ser asesor de imagen o, como mínimo, peluquero.