Faltan muy pocos días para el 11-M, una muy triste fecha para España que sufrió la atrocidad terrorista más grave de nuestro tiempo, hasta dejar helados los corazones y las mentes de los españoles.
Este primer aniversario deja detrás algunos temas pendientes:
- Una deuda pendiente de los Estados Unidos con el pueblo español. Estados Unidos y su Presidente George Bush han sido incapaces de comprender la magnitud de la tragedia española, directamente vinculada a nuestra participación en la fase final de la guerra contra Irak. La actitud de los Estados Unidos es más incomprensible para un pueblo que como el americano experimentó su propia tragedia del 11-S y contó con la colaboración activa y máxima solidaridad de España en Afganistán e Irak (aun con la retirada).
- Un actitud incomprensible del principal partido de la oposición. Anclado en la derrota electoral y contra toda evidencia policial o judicial, el PP intenta hoy justificar su actitud durante aquellos días, sembrando mediáticamente confusión y falta de consenso en un tema en el que los ciudadanos claman por la unidad de las fuerzas políticas.
- Un descrédito de la clase política por su falta de diligencia y la carencia de altura de miras en el tratamiento de la cuestión. Pilar Manjón lo dejó claramente en evidencia durante su comparecencia en la Comisión. Las limitaciones de las propias conclusiones de la Comisión de Investigación constituyen un claro ejemplo.
- Un deterioro de la situación internacional, especialmente en el mundo árabe. Pese al intento de progreso en algunos frentes (relaciones Israel – Palestina, Siria – Líbano), la guerra contra Irak ha abierto una profunda brecha entre dos mundos que será difícil cerrar y que probablemente conlleve imprevisibles consecuencias para el futuro.
- Una carencia más de la política exterior europea, incapaz de afrontar un liderazgo internacional y una estrategia a largo plazo, limitándose a un seguimiento de los hechos consumados que emanan de la política norteamericana.
Ojalá la memoria de tantas víctimas y el dolor de todos pueda llevarnos a actitudes políticas que nos permitan ver la esperanza y la luz.